Hobby – Café de especialidad / taza de arquitectura – .

+ 19

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Hobby es un café ubicado en el barrio de Chacarita de la Ciudad de Buenos Aires. Su nombre surge del entusiasmo compartido de sus propietarios, quienes encuentran en el arte de hacer café una verdadera pasión. Descubren la alegría al explorar nuevos sabores, maridajes y platos.

De allí surge el concepto de Hobby como un espacio donde los amantes del café pueden experimentar, practicar y disfrutar plenamente de esta pasión compartida. Nace la idea del arte como artesanía; una actividad que se aprende a través de la experiencia. La identidad del proyecto está definida por su enfoque artesanal, abrazando la autenticidad y singularidad del trabajo manual. Inspirado en el concepto japonés de wabi-sabi, el café promueve la belleza en la imperfección y lo efímero. Desde la arquitectura hasta la cerámica y los accesorios de iluminación, el objetivo es capturar la frescura y la elegancia de la sencillez y la rusticidad. Sugiere además un proceso natural y único en cada etapa, con todas las piezas diseñadas exclusivamente para este espacio, realizadas de forma artesanal, a mano y a medida.

La distribución de la cafetería se ha concebido estratégicamente, situando el mostrador lo más cerca posible de la acera. Esta decisión no sólo busca la integración con el entorno, sino que también fomenta la interacción social y la vida urbana en el entorno. El mostrador, construido en hormigón in situ y tallado a mano, se complementa con asientos cerca de la entrada, aprovechando la diferencia de altura entre el interior y el exterior de la cafetería, creando un espacio dinámicamente transicional en términos de uso y escala. El sistema de cerramiento diseñado para Hobby se compone de una puerta levadiza automática, que confiere a la cafetería un carácter distintivo que recuerda a un taller. Esta característica ofrece la versatilidad de conectarse directamente a la acera y adaptarse a diferentes condiciones climáticas durante todo el año. La puerta puede permanecer cerrada, permitiendo sólo la apertura de una puerta de entrada y una ventana lateral para pedidos y entregas, o puede abrirse por completo, difuminando los límites entre el interior y el exterior de la cafetería.

La paleta de color propuesta se basa en tonos grises y neutros, extraídos de materias primas y naturales, junto con texturas rústicas sin pintar. Estos tonos se complementan con elementos metálicos, madera y tapizados de cuero, creando un ambiente cálido y acogedor que refleja una fuerte identidad de barrio. Todo el equipamiento, desde mesas y sillas hasta muebles fijos y móviles, así como luminarias, vajillas y decoraciones, fue diseñado exclusivamente para Hobby. Se han utilizado materiales naturales y texturas rústicas para potenciar la identidad estética del espacio, contrastando lo rústico con acabados refinados, y reforzando la identidad del taller artesanal. La propuesta gastronómica del café se desarrolló en conjunto con asesores gastronómicos de manera simultánea a la propuesta de identidad arquitectónica, logrando que el resultado final sea una experiencia sensorial integrada. Las mesas fueron diseñadas con tableros de chapa horneada y bases de concreto irregulares, complementando el concreto martillado del mostrador, creando contrastes que mezclan materiales con acabados rústicos, artesanales e imperfectos con acabados suaves, prolijos y delicados. Estas mesas van acompañadas de una variedad de sillas y bancos en diferentes formatos.

La mesa comunitaria principal fue elaborada a partir de una sola pieza de cedro azul, acabada con un brillo natural, mostrando su silueta original. Su base fue concebida como una lámina de zinc doblada en ángulo recto para asegurar su rigidez, contrastando con la forma orgánica de la madera. Para acompañar la mesa principal se diseñaron bancos macizos en forma de tótem de formas geométricas simples, fabricados en madera de pino y nogal. Las sillas interiores de la cafetería estaban hechas de incienso rústico y tablones de madera de pino, abrazando la estética imperfecta del proyecto. También se complementaron con sillas de diseño, realzando la idea de heterogeneidad del mobiliario.

La librería que acompaña a la mesa común se integra perfectamente con el mostrador, proporcionando espacio para guardar el equipamiento de la cafetería. Se diseñó con laterales de chapa galvanizada tensada al forjado, perforada y plegada a rosca entre estantes de madera maciza de incienso con acabados rústicos. Asimismo, se diseñaron módulos de madera debajo del mostrador, alineándose con la inclinación de la base de la mesa comunitaria y brindando un toque distintivo al área.

La propuesta se extiende a los servicios de cocina y baño, donde se diseñó un límite traslúcido y permeable a través de una cortina metálica, reconstruyendo e integrando todo el espacio, creando contrastes entre texturas frías y cálidas.

En cuanto al equipamiento exterior, se realizó con traviesas de quebracho natural, apiladas y ajustadas para ofrecer flexibilidad y dinamismo en su uso, sirviendo como asientos o superficies de apoyo. Esta zona se complementa con mesas adicionales de las mismas características que las del interior del local y sillas móviles, añadiendo un mix de estilos y opciones. Este recurso, combinado con la estética predominante de la cafetería, crea un espacio cálido y con fuerte identidad vecinal en la vía pública.

En cuanto al diseño gráfico del local, se utilizó de forma sutil, con aplicaciones sencillas de vidrio y algunos elementos pintados a mano, fusionando la identidad del artesano con un estilo sencillo y minimalista. El logotipo de la marca se desarrolló en una de las paredes del café a modo de luminaria, compuesto por tres elementos en chapa de bronce florentino martillado. Esto, combinado con otras luminarias colgantes hechas de fieltro, hormigón y diversos textiles hechos a mano, contrasta con las luminarias lineales minimalistas, complementando el ambiente del salón. En conclusión, el proyecto se basa en un profundo aprecio por la estética y la autenticidad, abrazando tres realidades fundamentales: impermanencia, incompletud e imperfección. Inspirándose en el concepto japonés de wabi-sabi, se creó un espacio que celebra la belleza en lo efímero y la elegancia en la imperfección, creando una experiencia estética y sensorial única. Cada detalle, desde texturas desgastadas hasta imperfecciones deliberadas en la arquitectura, ha sido cuidadosamente considerado para crear un ambiente que evoca una sensación de serenidad y armonía con el entorno.

En un mundo obsesionado por la perfección y la permanencia, nuestro proyecto nos invita a reflexionar sobre la belleza efímera de las cosas y la riqueza que se encuentra en lo incompleto. Es un recordatorio de que la verdadera belleza reside en la sencillez y la autenticidad, y que la vida misma es un proceso de constante evolución.