Así iba a terminar realmente la legendaria serie de HBO


‘Los Soprano’ nos dejaron en 2007, hace más de 15 años. Sin embargo, no hay año que pase sin que discutamos sobre si es la mejor serie de la historia junto con ‘The Wire’. Parece que la historia crea sus cánones y esta batalla sigue siendo indiscutible. Por mucho que después llegaran ‘Perdidos’, ‘The Leftovers’, ‘Juego de Tronos’, ‘Succession’… Si la segunda temporada de ‘Twin Peaks’ no hubiera tenido el relleno que tuvo durante la marcha de Lynch, quizás esa carrera por la primera La plaza hoy estaría disputada por tres y no dos caballos ganadores, pero parece que la historia así lo quiere.

A diferencia de ‘The Wire’, lo cierto es que ‘Los Soprano’ fue aclamada en su momento, un éxito incontestable que, a medida que fue avanzando, creó historia conscientemente. Fueron 6 temporadas, 86 episodios, más de 100 premios, más de 20 premios Emmy. David Chase hizo historia con su relato de la mafia italoamericana de Nueva Jersey. Lo hizo creando una figura alrededor de la cual todo orbitaba, Tony Soprano. James Gandolfini nos dejó demasiado pronto, pero siempre podemos decir sin temor a equivocarnos que encarnó al mejor personaje jamás creado para la pantalla chica, dando la mejor interpretación jamás vista en el medio.

Su interpretación de Tony Soprano es inolvidable, pero tampoco podemos olvidar a Edie Falco, Lorraine Bracco, Michael Imperiori, Tony Sirico, Aida Turturro, Dominic Chianese, Drea de Matteo y tantos otros grandes actores que crearon ese mundo increíblemente increíble en torno a la vida diaria. de un jefe de familia. Ahora bien, como decíamos, esta aclamada serie ya sabía que iba a pasar a la historia mucho antes de terminar. Su final era muy esperado y la tensión tenía que ser extraordinaria. Normalmente, los grandes personajes de las series dramáticas suelen acabar muertos porque, si te despides, es porque has aprovechado al máximo su historia. Si lo dejas con vida, nunca cerrarás la puerta del todo.

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‘Los Soprano’ sabían que tenían que matar a Tony, pero también que esa era la salida más fácil. Por eso se inventó una última genialidad, ese corte a negro que parecía un error de retransmisión. En mitad de la escena, en pleno diálogo, de repente, sin tiempo para más, ‘Los Soprano’ se despidió. Por supuesto, detrás de ese corte a negro había una pista de la muerte de Tony. Incluso hay quienes han interpretado que se trata de una especie de punto de vista del protagonista, cuya vida acaba sin que él se dé cuenta. Vamos, que ‘Los Soprano’ corta la emisión en el mismo momento en que el cerebro de Tony se cierra tras ser atravesado por una bala.

Pero también ahí está la grandeza del corte, está la libertad de no creer en él. Pensar que Tony vivió, que incluso mejoró. Pensar que simplemente decidieron despedirse de repente porque las despedidas siempre son difíciles. Sin embargo, estamos hablando de un final que en su momento fue un escándalo que la mayoría de espectadores no entendieron.

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Worldofreel ha recogido nuevas revelaciones de este final a través del documental ‘Wiseguy: David Chase and the Sopranos’, presentado en el Festival de Cine de Tribeca con motivo del 25 aniversario de la serie. Dicho documental parece hacer que Chase admita abiertamente que su intención era matar a Tony. Hasta entonces no debería haber sorpresas, pero lo importante es que cuando íbamos a verlo morir no iba a ser en esa cafetería, ni delante de sus hijos. Allí iba a dejar a su familia, e ir a Nueva York a una reunión para morir en medio del puente que une ambas ciudades. Un final más explícito y dramático, pero ciertamente menos poético y único. Eso sí, parece que desde el principio Chase iba a despedirse de él con la canción “Don’t Stop Believing” y la letra “La película nunca termina / Sigue y sigue y sigue y sigue”. , continúa, continúa y continúa”).

Al final, parece que Chase convirtió un final “correcto” en uno memorable, quizás el éxito más valiente y suicida de la historia de la televisión.

Foto de cabeza de Rafael Sánchez Casademont

Rafael es un experto en cine, series y videojuegos. Lo suyo es el cine clásico y de autor, aunque no se pierde ninguna película de Marvel ni el hit del momento en Netflix por deformación profesional. También tiene un lado geek, como lo demuestra su especialización en anime, k-pop y todo lo relacionado con la cultura asiática.

Por generación, a veces le toca escribir sobre éxitos musicales actuales, desde Bizarrap hasta Blackpink. Incluso tiene su lado erótico, pero limitado, lamentablemente, a seleccionar las mejores series y películas eróticas. Pero no se limita ahí, ya que también le gusta escribir sobre gastronomía, viajes, humor y memes.

Después de 5 años escribiendo para Fotogramas y Esquire, lo cierto es que ya ha hecho un poco de todo, desde entrevistas a estrellas internacionales hasta presentaciones con móviles o catas de aceite, insectos y, sí, si tiene suerte, vino.

Se formó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Murcia. Posteriormente continuó en la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Investigación en Medios de Comunicación. Además de iniciar un doctorado sobre representación sexual en el cine de autor (que nunca terminó), también estudió un Máster en crítica cinematográfica, tanto en la ECAM como en la Escuela de Escritores. Antes se inició escribiendo en el blog Cinealacarbonara, continuó en medios como Amanecemetrópolis, Culturamas o Revista Magnolia, y dedicó todos sus esfuerzos a la Revista Mutaciones desde su fundación.

Llegó a Hearst en 2018 y logró hacerse un hueco en las redacciones de Fotogramas y Esquire, con las que sigue escribiendo sobre todo lo que le gusta y lo que le envían (muchas veces coincide). Su buen o mal gusto (según se mire) también le llevó a adentrarse en el mundo de la gastronomía y los videojuegos. Vamos, que le gusta entretenerse.

 
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