Hace un año, un artículo científico elaborado por físicos de la Universidad de Chile y publicado en la revista ganó notoriedad en redes sociales y medios de comunicación. Clima espacialque habla de Tormentas geomagnéticas y su relación con las fases del ciclo solar.
La publicación, que fue reconocida como una de las más descargadas en 2021, fue interpretada por algunos como el anuncio de que un evento de este tipo podría ocurrir entre 2023 y 2024. Aunque para los expertos en la materia está claro que predecir este tipo de eventos no es posible, entre ellos es tema de debate si en algún momento pudiera ocurrir una gran tormenta solar que apague la tecnología satelital.
“Una tormenta solar, que representa una emisión de materia y energía que se produce en el Sol, puede provocar fluctuaciones en la magnetosfera terrestre, como consecuencia de la llegada de partículas de alta energía que interactúan con las líneas del campo magnético de nuestro planeta”, explica el académico.
Uno de los hechos más destacables por su magnitud es el denominado ‘Evento de Carrington‘, una enorme tormenta solar que es considerada la más poderosa que se ha registrado en la historia.
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Un evento en el que la radiación que llegó al planeta fue tal que líneas telegráficas quemaron en Europa y América del Norte e incluso en el norte de Colombia, en Montería, se vieron auroras boreales, según hallazgos de algunos investigadores como Freddy Moreno, director del Centro de Estudios de Astrofísica, y Sergio Cristancho y Santiago Vargas de la Universidad Nacional.
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La pregunta es ¿se puede repetir un evento de tal magnitud? ¿Y qué efectos tendría en una humanidad que hoy depende en su vida diaria de tecnologías sustentadas en una red de satélites en constante crecimiento? Una infraestructura que no está protegida de la radiación solar al estar fuera de la atmósfera terrestre.
Sobre esto no hay consenso entre la comunidad científica, indica el físico Juan Camilo Buitrago-Casas, uno de los investigadores de la Universidad de Berkeley en California que participa en el estudio. Proyecto Foxsi (Focusing Optics X-ray Solar Imager), un telescopio construido en conjunto por esta institución, junto con la Universidad de Minnesota, y una alianza de instituciones japonesas, para tomar una
Y añade: “Sería un error descartarlo, pero también es un error decir qué sucederá en este ciclo solar. No tenemos las herramientas para afirmar eso”.
“Existe una mayor probabilidad de que ocurran en los próximos meses, a medida que el Sol se acerque al máximo solar, que es en un par de años. Pero más allá de eso, no se sabe cuándo habrá”, aclara Vargas, profesor del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional.
Proteger satélites
Sin embargo, aclara que nuestro planeta cuenta con mecanismos naturales de protección frente a estos eventos. “Estamos bien protegidos, uno, porque esas partículas muy energéticas que podrían ser perjudiciales para nosotros chocan y quedan en la atmósfera y, dos, por el campo magnético que funciona como un imán gigante, impidiendo que las partículas golpeen nuestra cara. planeta, pero como están cargados, siguen la línea de campo y entran sólo por los polos”, detalla el físico.
Como comentábamos antes, el problema siguen siendo los satélites que están fuera de la atmósfera y no tienen protección. “Lo que puede provocar una gran erupción es que toda la electrónica del interior de los satélites quede dañada. Es algo habitual, los satélites son vulnerables”, afirma Buitrago Casas.
Es por eso que gobiernos como el de Estados Unidos invierten mucho dinero en el desarrollo de nuevas tecnologías para abordar este tema, debido a la forma en que la tecnología satelital está altamente relacionada con la economía.
Pero, además de la fuerte inversión en desarrollo científico para defendernos de las geotormentas, su efecto catastrófico también suele ser el más lento en llegar a la superficie terrestre. “Realmente una de las partes más peligrosas de una erupción solar son las partículas con masa, electrones y protones, pero estas tardan un par de días en llegar a la Tierra y hay tiempo suficiente para estudiar la trayectoria o estar preparados.“dice Buitrago-Casas.
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