“Nos van a ver volver, nos van a ver volver”. El grito resonó por todo el Madrid Arena. La afición de Estudiantes soltó toda la tensión acumulada durante toda la semifinal ante el Tizona Burgos con un brillante comienzo en el último cuarto, Con dos triples de Francis Alonso y uno de Guillem Ferrando destrozó la resistencia castellana. Fue 71-49. Al final, 86-62 y clasificación para la final de ascenso. Sólo un paso más, ante Hereda San Pablo Burgos o ICG Força Lleida, para volver a la Liga Endesa tres años después de caer en el infierno de la LEB Oro. Los burgaleses se despiden del curso, ¡pero vaya curso! De la LEB Plata a codearse durante toda la fase regular con los majors para acceder por fin a esta Final Four. Punto y, seguramente, seguido de un proyecto al que todavía le queda mucho camino por recorrer.
Estudiantes ganó por experiencia. Para comprender mejor el duelo. A poner, como dijo Adams Sola en la previa en AS, más “intensidad”. Y, por supuesto, porque tiene mucha calidad. Incluso sin Johnny Dee, ausente por el nacimiento de su hijo. En abundancia y cuando se junta… El de Francis Alonso (19 puntos, 4 de 7 en triples), que salió a rematar el duelo en el último cuarto; el de Leimanis (16, 3 de 7), el hombre frío que no perdona; la del valiente Wintering (11), la del fiable Ferrando y la del volador Murphy. Y si a todo eso se le suma que Sergio Rodríguez decidió aparecer en el momento justo… pues la balanza se inclinó para los colegiales (14 puntos, 3 de 3 desde el triple), que sufrió un increíble Mario Saint-Supery. ¡Qué calidad en tan sólo 18 años!
Pero sólo con él, sus 12 puntos y su valentía no ayudaron al equipo de Diego Ocampo. Muchas pérdidas de balón (10) y poco acierto en los triples (8 de 28). Y, sin embargo, resistieron con valentía y confianza en sí mismos hasta el comienzo del último cuarto. Mucho mérito.
Pancarta desplegada, banderas y cánticos al aire. Estudiantes saltó al partido impulsado por su afición, por la Demencia (que ya no es lo que era… es mejor), contagiado por ella. Grave. Agresivo. Sin lujos. Intenso. Era su día, ella no podía escapar. Estranguló a los lanzadores contrarios. No dejó respirar a sus centros. Pero fue Tizona la que golpeó primero a Seoane. Un 0-2. Primera y única ventaja del Burgos en todo el partido. Al ritmo, primero, de Murphy; luego, de Sergio Rodríguez. El canario aprovechó dos golpes desde el perímetro para colocar, con la ayuda de Alonso, el +12 (26-14).
Burgos murió con bajas (3 en 10 minutos). Diego Ocampo no cambió el plan a pesar de las adversidades: rotaciones rápidas, con 10 unidades reemplazadas en un abrir y cerrar de ojos. Pero ninguno como Saint-Supery. El base cedido por el Unicaja lideró el ataque de Tizona con 9 puntos al descanso. Con él las diferencias se redujeron a sólo 3 puntos (28-25). Sin embargo, los escolares encontraron maneras de distanciarse de su rival. Murphy, con un mate tras un pase largo de Larsen, aumentó la distancia a 11 (41-30). Y Leimanis cerró la primera parte desde el triple (44-35). Mucho por decidir. El Estu quiso romper el duelo; Tizona no quería morir.
Y el tercer cuarto siguió el mismo camino. Rivero encontró a Wintering, que se arrojó con el torso desnudo al aro del Burgos. El anotó. Cometió faltas. Seis goles en esos 10 minutos. El base puso el +16 (53-37). Leimanis arremetió. Burgos estuvo allí sólo en unos instantes. En la figura de Supery, principalmente. Algo de Pacheco.
Estudiantes rompió el enfrentamiento apenas salió para el último período. Dos triples de Alonso y uno de Ferrando dejaron sin respuesta al Burgos (71-49), que chocó también con la dureza de ¡Cáffaro, qué dos chapas se puso para deprimir al rival! Un partido menos para Estudiantes para volver a la Liga Endesa. Este domingo, a las 18.00 horas, la final.
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