En un acto de irresponsabilidad energética, el gobierno de Javier Milei ha llevado a la Argentina a importar una inmensa cantidad de gas natural licuado (GNL) debido a la suspensión de las obras del Gasducto Néstor Kirchner.
Según información revelada por la empresa Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista SA (Cammesa), se espera que este año lleguen al país 28 buques cargados con GNL, cuando en realidad podría haber comenzado a exportar gas desde Vaca Muerta a Brasil si las obras hubieran continuado.
La falta de inversión en la ampliación del Gasducto Presidente Néstor Kirchner y en la reversión del Gasducto Norte ha obligado al gobierno de Milei a gastar más de 500 millones de dólares en la importación de GNL, una cifra 10 veces mayor que los 40 millones de dólares que habría costado la ampliación del gasoducto. Así, Argentina enfrenta una escasez de gas durante el invierno debido a la mala gestión energética del gobierno.
El Gasoducto Néstor Kirchner tiene capacidad para transportar 11 millones de metros cúbicos de gas por día desde Vaca Muerta. Sin embargo, Esta capacidad podría haberse duplicado hasta los 22 millones de metros cúbicos si el gobierno no hubiera retrasado los pagos a las empresas constructoras encargadas de las obras, provocando su paralización.
El gobierno de Milei acumula una deuda de 40 millones de dólares con las constructoras Sacde y Contreras, situación que ha impedido la finalización de las plantas compresoras de Trayén, Salliqueló y Mercedes para este invierno.
Como consecuencia, Argentina se ve obligada a importar combustibles líquidos a un costo mucho mayor. Cammesa, ante el aumento del consumo de gas por la ola de frío, Se vio obligado a convocar una licitación de emergencia para la importación de GNL para cubrir la escasez que podría haberse cubierto parcialmente si se hubieran completado las plantas compresoras de GPNK.
Si las obras han sido terminadas a tiempo, Argentina habría tenido la posibilidad de exportar gas a Brasil este año, revirtiendo así el déficit de la balanza energética que ha afectado al país en los últimos 15 años.
Se espera que a mediados de junio entre en funcionamiento la planta compresora de Trayén, gestionada por Sacde. Esta planta podría inyectar 5 millones de metros cúbicos adicionales por día al sistema, lo que representaría un ahorro de hasta 350 millones de dólares al año al reemplazar combustibles líquidos y importaciones de GNL.
Por otro lado, la planta Salliqueló, que construye Contreras, tendría una fecha estimada de finalización en septiembre. En cuanto a la planta de Mercedes, su retraso se debe tanto a la falta de responsabilidad oficial como a retrasos por parte de la constructora Esuco, encargada de la obra. Resulta irónico que a esta misma empresa también se le haya adjudicado la construcción de las plantas compresoras del Gasoducto del Norte.
El retraso en la finalización de las obras se debe principalmente a que Enarsa, la empresa estatal, dejó de pagar a las empresas constructoras encargadas de los proyectos. Enarsa debe 30 millones de dólares a Sacde y 10 millones a Contreras, lo que ha llevado a ambas empresas a trabajar por debajo de su capacidad.
