Los logros sociales se deben, en particular, al auge económico que atraviesa México.
Foto: EFE – Mario Guzmán
La contundente victoria de Claudia Sheinbaum en las elecciones mexicanas marca un hito para el país del norte, al convertirse en la primera mujer en ocupar la Presidencia, al ser de origen judío, para una sociedad católica, y darle continuidad al actual gobierno de izquierda de Andrés. Manuel López Obrador (AMLO), su mentor político. Con la mayor votación de la historia, y cerca del 60% de los sufragios, Sheinbaum tendrá el desafío de mantener las mejoras sociales de la actual presidenta mientras enfrenta los graves problemas de narcotráfico, inseguridad e impunidad que dejó su antecesor.
La candidata del Movimiento Regeneración Nacional, Morena, se dejó llevar por la ola de popularidad de López Obrador y prometió continuar con su legado, siendo cuestionada en la campaña por la independencia que mantendría de ser elegida. Su oponente, Xóchitl Gálvez, que representaba una coalición de partidos tradicionales, no resonó con su discurso de campaña que prometió respetar los logros de la actual administración, pero al mismo tiempo hacer de las elecciones un referéndum sobre la gestión de AMLO. El confuso mensaje no funcionó, sobre todo porque ella representaba a dos partidos tradicionales, el PRI y el PAN, que se habían alternado en el poder sin resolver los problemas más sensibles de los mexicanos, empezando por la pobreza.
El actual presidente ha logrado resultados positivos que fueron ratificados en las urnas. En los seis años de su administración se sacó de la pobreza a varios millones de ciudadanos, se produjo un aumento sustancial del salario mínimo y una mejora de las pensiones de jubilación, así como un aumento de las becas estudiantiles. Sin embargo, su talante populista no ha sido eficiente a la hora de resolver problemas tan complejos como el narcotráfico y la violencia que conlleva. Él tampoco ha podido resolver la corrupción de la justicia y los altos niveles de impunidad que prevalecen en la sociedad. También se le acusa de causar graves daños al sistema sanitario y erosionar las instituciones democráticas debido a su discurso polarizador.
Los logros sociales se deben, en particular, a la prosperidad económica que atraviesa el país. México se ha consolidado como el principal exportador a Estados Unidos; Recibe muy altos ingresos por remesas, con un profundo impacto en diferentes partes del país, y se ha beneficiado de una inversión extranjera que superó los 36 mil millones de dólares el año anterior. Adicionalmente, se ha registrado un incremento en el número de empresas que se trasladan del vecino país al territorio mexicano, incrementando el nivel de empleo.
El escritor Jorge Volpi, en El país de España, mencionó algunos de los principales desafíos que enfrentará el presidente electo. Entre ellos está acabar con el nivel de polarización que ha establecido López Obrador, reducir el poder y la participación activa en la vida civil conferido a los militares y llevar a cabo una profunda reforma del sistema judicial. Volpi advierte que en los meses que le quedan a AMLO, y con la mayoría obtenida en las cámaras legislativas, podrá aprobar iniciativas que “concentren aún más el poder, amenacen a los más pobres o amplíen el catálogo de prisión preventiva informal: una violación reiterada de los derechos humanos”. Ella cree que la popularidad le da “el margen de maniobra necesario para traicionar el resto de la agenda progresista y construir un régimen piramidal y cada vez más autoritario donde se prohibiera la disidencia”.
Con este panorama, Claudia Sheinbaum, si se lo propone, tiene formación y resultados que le permitirían llevar a cabo un gobierno enfocado en lo social, sin perforar la democracia ni promover el populismo. Durante seis años administró la Ciudad de México, tiene un doctorado en ingeniería energética, tiene espíritu ambientalista y ha sido muy seria en su gestión. Al asumir la Presidencia sabrá qué camino tomará.
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