Joe Biden busca un equilibrio entre su rol institucional, como presidente, y su rol partidista, como candidato, al referirse a Donald Trump. Si bien desde la Casa Blanca se ha mostrado cauteloso en su valoración del veredicto que declara culpable a su rival de 34 delitos en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, en la campaña ha optado por ser más directo. Este lunes, en un acto celebrado en Greenwich (Connecticut), calificó abiertamente a su antecesor de “delincuente convicto” y advirtió que un segundo mandato de su antecesor sería más peligroso que el primero.
El presidente y candidato demócrata ha reconocido que la condena de Trump supone un terremoto político sin precedentes. “Amigos, la campaña entró en territorio desconocido la semana pasada. Por primera vez en la historia de Estados Unidos, un ex presidente convicto se postula ahora para la presidencia. Pero por más inquietante que sea esto, más dañino es el ataque total que Donald Trump está lanzando al sistema de justicia estadounidense”, dijo el presidente en el acto de campaña del mismo día en que comenzó el juicio a su hijo, Hunter Biden. acusado de compra y posesión ilegal de arma de fuego.
Una de las dudas de los demócratas era si referirse sistemáticamente a Trump en los cinco meses restantes de campaña como un “delincuente convicto”. Es la primera vez que Biden lo dice, aunque las filas demócratas ya habían empezado a definirlo como tal. El presidente, sin embargo, evitó referirse a su rival en esos términos cuando compareció el viernes en la Casa Blanca y abordó ese tema candente. El juicio, dijo el viernes, reafirmó “el principio estadounidense de que nadie está por encima de la ley”. Añadió que es “imprudente, peligroso e irresponsable” que alguien diga que el juicio ha sido “amañado” sólo porque no le gusta el veredicto, en referencia a Trump, a quien no citó.
Este lunes, el presidente retomó algunos de los temas que ha utilizado en el pasado, como la amenaza que, a su juicio, supone Trump para la democracia. Fue uno de los ejes exitosos de su campaña en las legislativas de 2022, a mitad de su mandato y, de alguna manera, también estuvo en la esencia de su mensaje en las presidenciales de 2020. Biden ha dado señales de que quiere insistir en ese mensaje
“Esto es lo que cada día está más claro. La amenaza que plantea Trump sería mayor en un segundo mandato que en el primero. Este no es el mismo Trump que fue elegido en 2016. Es peor. Algo se rompió en él cuando perdió en 2020. No puede aceptar que perdió y eso, literalmente, lo está volviendo loco. (…) Ahora se presenta nuevamente. Y no sólo está obsesionado por haber perdido en 2020, sino que está claramente desquiciado. Sólo escúchalo. Dice que quiere ser, según sus palabras, “un dictador desde el primer día”. Dice que quiere, según sus palabras, “poner fin a la Constitución”. Cuando se le preguntó si creía que habría violencia si volvía a perder, dijo “depende”. Llama “patriotas” a los insurrectos condenados que ahora se encuentran en prisión. Y si es reelegido quiere indultar a ‘todos’. Trump dice que si vuelve a perder en noviembre habrá, según sus palabras, un ‘baño de sangre’, afirmó Biden, sacando en este último caso de contexto las palabras de Trump, que dentro de su caótico discurso parecían referirse a un baño de sangre económico figurado en el sector del automóvil.
“A lo largo de esta campaña, Trump ha dejado claro que se postula para vengarse. Ahora, después de sus condenas penales, está claro que está preocupado por preservar sus libertades”, añadió el presidente.
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Trump será sentenciado el 11 de julio por el juez Juan Merchán. Los 34 delitos graves de falsificación de registros comerciales por los que Trump fue condenado se castigan con hasta cuatro años de prisión. Aún no está claro si los fiscales solicitarán penas de prisión y menos aún si el juez impondrá esa pena si así lo solicita. Para los delincuentes primerizos como Trump, la libertad condicional es la opción más probable, especialmente cuando la sentencia no es definitiva. El expresidente puede apelar en varias instancias.
Más allá de criticar a su antecesor por sus problemas criminales, Biden también ha apuntado en su evento que Trump está “vendiendo biblias y zapatillas de oro y vendiendo su presidencia al mejor postor”. Ha criticado las promesas a directivos del sector petrolero a cambio de que hicieran aportaciones a su campaña. En un evento reciente en Mar-a-Lago, la mansión de Trump en Palm Beach, Florida, el expresidente pidió a los ejecutivos de las compañías petroleras que contribuyeran con mil millones de dólares a su campaña. Tras los informes de que Trump había pedido esa suma de dinero a cambio de hacer retroceder las regulaciones ambientales, acelerar la aprobación de permisos y arrendamientos de perforación y preservar o mejorar los beneficios fiscales de los que disfruta la industria del petróleo y el gas si regresa a la Casa Blanca, varios senadores demócratas han abierto una investigación. “Una transacción tan obvia de política por dinero apesta a amiguismo y corrupción”, decían las cartas.
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