Taiwán y China, obligados a buscar la manera de “coexistir” para evitar la guerra

Taiwán y China, obligados a buscar la manera de “coexistir” para evitar la guerra
Taiwán y China, obligados a buscar la manera de “coexistir” para evitar la guerra

Taipéi, 22 may (EFE).- La defensa de Taiwán de su soberanía y la insistencia de China en la “reunificación nacional” plantean una pregunta ineludible: cómo ambas partes podrían coexistir para evitar una guerra de funestas consecuencias para el mundo.

Sobre el papel, las posiciones son más o menos claras: el nuevo presidente taiwanés, William Lai (Lai Ching-te), reivindica la soberanía de la República de China (nombre oficial de Taiwán) y ofrece “diálogo” a Pekín en condiciones de “igualdad” y “dignidad”, algo que favorecería el “bienestar” de su gente.

Las autoridades chinas, por su parte, no se han apartado un ápice de sus tesis originales, considerando el “Consenso de 1992” y el “principio de una sola China” como base para las conversaciones con Taipei y manteniendo que los dos territorios pertenecen al “mismo país”. .”

En este contexto de aparente estancamiento, los líderes de Taiwán y China deben retomar los canales de comunicación y “crear algún tipo de mecanismo para la convivencia pacífica”, dijo Tse-kang Leng, investigador del Instituto de Ciencias Políticas de la Academia Sínica de Taiwán.

“Si la Administración de Lai Ching-te continúa con su línea y Xi Jinping (presidente chino) insiste en el ‘principio de una sola China’, el margen será muy limitado. Ambas partes necesitan hacer algunos ajustes. China es mucho más grande que Taiwán, por lo que creo que el país más grande debería reequilibrarse primero”, afirma el experto.

Lograr un nuevo consenso

Durante su toma de posesión, Lai pidió a Pekín que abandone su “intimidación política y militar sobre Taiwán” y reconozca “la existencia de la República de China”, ya que ninguna de las partes está “subordinada” a la otra.

Como era de esperar, China deploró las palabras del nuevo presidente, acusándolo de promover “la falacia del separatismo taiwanés”, y quien reiteró que su voluntad de “lograr la reunificación nacional” es “sólida como una roca”.

En esta nueva etapa, que no estará exenta de presiones militares y medidas de coerción económica de China sobre la isla, Lai deberá concentrar esfuerzos en “no desestabilizar la situación” y en cuidar la “soberanía” de Taiwán.

“No podemos abandonar nuestra soberanía para sentarnos a hablar con China”, subraya Leng, añadiendo que Lai “debería inventar algo similar al ‘Consenso de 1992′”, como el acuerdo tácito alcanzado entre Pekín y Taipei que reconocía la existencia de ” ” una China” en el mundo, a pesar del desacuerdo sobre el significado de ese término.

Para permitir este “nuevo consenso”, China tendría que aplicar “algún tipo de ajuste” en su política hacia Taiwán y “convencer al público en general” de que la “coexistencia” es “buena para los chinos en su conjunto, no sólo para los chinos”. .” Taiwaneses”.

Beijing “debería hacer algún ajuste para considerar la existencia de soberanía en la República de China, incluso si no puede decirlo explícitamente. De lo contrario, no hay lugar para el consenso”, afirma el politólogo taiwanés, admitiendo que, al final, todo dependerá del “deseo personal” de Xi Jinping.

“La primera tarea (para Xi) es recuperar el crecimiento económico (…). Ésa es la verdadera base de la legitimidad del PCC (Partido Comunista Chino). “No creo que la cuestión taiwanesa sea el núcleo principal de la supervivencia del PCC”, señala Leng.

El costo de un conflicto

Desde el final de la guerra civil en 1949 y la posterior retirada del Ejército Nacionalista Chino a Taiwán, el Estrecho ha sido escenario de múltiples episodios de tensión, incluidos los bombardeos de los archipiélagos periféricos de Taiwán a mediados y finales de los años cincuenta. .

Sin embargo, la China actual no es la del maoísmo, ni Taiwán es la región eminentemente agrícola de mediados de siglo: el gigante asiático es la segunda potencia económica del mundo y cuenta con uno de los ejércitos más poderosos, mientras que la isla se ha convertido en el epicentro del las cadenas de suministro de las grandes empresas tecnológicas, como Apple o Nvidia, fabricando los chips más avanzados que existen.

China, que no renuncia al “uso de la fuerza” para tomar Taiwán, ha incrementado en los últimos años los ataques con sus aviones y buques de guerra alrededor de la isla, provocando que el gasto en defensa de Taiwán se haya disparado un 70% desde 2016. “Accidentes”, en este escenario, “puede suceder”.

“La mayoría de las guerras comienzan con conflictos muy pequeños. Ese es un escenario que no queremos ver. Siempre he creído que necesitamos institucionalizar los canales de comunicación, ese es un gran peligro del Estrecho de Taiwán”, comenta Leng sobre la posibilidad de un conflicto armado entre China y Taiwán, cuyos efectos en la economía y el comercio global serían inmensos.

Javier Castro Bugarín

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