Recalibrando los intereses económicos de Japón en Taiwán –.

Recalibrando los intereses económicos de Japón en Taiwán –.
Recalibrando los intereses económicos de Japón en Taiwán –.

Desde la salida de Estados Unidos del acuerdo comercial multilateral de Asociación Transpacífico (TPP) en enero de 2017, Japón ha desempeñado un papel fundamental en la defensa de las asociaciones comerciales y económicas globales. En medio de crecientes expectativas de que Tokio asuma un papel de liderazgo en la configuración de las reglas y normas económicas del Indo-Pacífico y más allá, Japón ha intensificado su apoyo público para defender la economía de Taiwán y su seguridad. Pero si bien Tokio puede ser menos reacio al riesgo, su interés sigue siendo mantener la estabilidad a través del Estrecho y gestionar las relaciones con China para asegurar su propio futuro económico.

El status quo del CPTPP de Taiwán

La conclusión exitosa del sucesor del TPP, el Acuerdo de Asociación Transpacífico Integral y Progresista (CPTPP), ha cambiado las reglas del juego para Japón al establecer la agenda comercial en todo el mundo. En primer lugar, ha llevado a reimaginar una arquitectura económica regional sin Estados Unidos, sino con Tokio al mando. Es más, el hecho de que Japón firmara acuerdos comerciales bilaterales con la Unión Europea y el Reino Unido, además de unirse al acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP), demostró el apetito de Japón por acuerdos comerciales que contrastaban marcadamente con la posición de Estados Unidos. En segundo lugar, han aumentado las expectativas de que Japón defienda un orden económico basado en reglas en todo el mundo, y cada vez más se considera que Tokio allana el camino para que los intereses económicos compartidos entre países conduzcan a la cooperación. En tercer lugar, un CPTPP en el que Japón desempeña un papel fundamental ha surgido como un nuevo campo de batalla para desafiar el orden regional prevaleciente y la presencia hegemónica de China. Que Japón y otros países, incluidos Australia y Nueva Zelanda, puedan o no trabajar juntos para evitar que China se una al CPTPP sin Taiwán será clave para asegurar no sólo el futuro comercial de Taipei.

El éxito de Tokio como guardián del CPTPP será un factor clave para defender la posición económica y política de Taiwán en el futuro. Aunque Japón fue el último país en unirse al TPP en 2013, Tokio ha sido claro acerca de los objetivos tanto políticos como económicos del marco desde el principio. Si bien sigue siendo tema de debate hasta qué punto China se toma en serio su intento de unirse al CPTPPP en septiembre de 2021, la solicitud formal de adhesión de Beijing al acuerdo comercial ha provocado sin duda un profundo cisma entre los once países miembros originales. A diferencia de acuerdos comerciales como el T-MEC, que se limita a México, Canadá y Estados Unidos, una de las fortalezas del CPTPP es su apertura a nuevos miembros y su expansión. Sin embargo, el hecho de que tanto China como Taiwán hayan solicitado su membresía con una semana de diferencia está demostrando ser un dilema no sólo para el futuro de la expansión del CPTPP, sino también para la unidad de sus miembros actuales. El acto de equilibrio de Japón será seguir siendo un firme defensor de que Taiwán se una al CPTPP, por un lado, y también mantener la estabilidad dentro del CPTPP, donde el cisma sobre si China o Taiwán deberían unirse o no es profundo. Para Tokio, el enfoque más pragmático sería mantener el status quo dentro del marco comercial posponiendo la perspectiva de que Taiwán o Beijing se unan en el futuro.

La coerción como fuerza unificadora

Mientras Taiwán busca asegurar su espacio en la economía internacional, Japón puede seguir desempeñando un papel importante a la hora de empoderar a Taipei para luchar contra la coerción económica. La prohibición de China de las piñas taiwanesas en marzo de 2021 provocó una campaña de los consumidores japoneses para comprar piña. De hecho, el interés público en apoyar a Taiwán mediante la compra de piñas hizo que en algunas tiendas japonesas fuera casi imposible comprar la codiciada fruta. La campaña de base logró no sólo ayudar a los agricultores taiwaneses y al sector agrícola en general, sino también aumentar la conciencia pública japonesa sobre la intensa presión coercitiva que Taiwán sigue enfrentando. La compra de productos taiwaneses prohibidos por China se convirtió en un acto político y una demostración de solidaridad entre los consumidores japoneses en defensa de Taiwán.

Esta conciencia pública sobre las vulnerabilidades de Taiwán y la indignación contra la agresión política china es fundamental para el futuro económico y político de Taiwán. Sin duda, el G7 y otros grupos han elevado las discusiones sobre cómo hacer frente a la coerción económica china mientras Beijing continúa utilizando la interdependencia global como arma para su propio beneficio político. Sin embargo, no ha sido fácil establecer una hoja de ruta contra la coerción económica, dados los desafíos que implica definir cómo desarrollar una red de seguridad económica colectiva o incluso cuándo deberían entrar en vigor dichos mecanismos. Pero lo que está claro es que la coerción económica china, ya sea mediante prohibiciones absolutas de las importaciones o impuestos arancelarios masivos, ha provocado indignación pública y oposición gubernamental.

Como víctima de las acciones coercitivas de Beijing a lo largo de los años, el compromiso de Japón de contraatacar a que China utilice su posición económica como arma para obtener beneficios políticos es claro. Tokio también ha contribuido decisivamente a elevar el debate sobre la resiliencia colectiva frente a la coerción, y los esfuerzos por mejorar los medios para disuadir la coerción por parte de regímenes autoritarios han recibido un amplio apoyo de los votantes y líderes empresariales, así como de los responsables políticos por igual. Taiwán es visto como una parte integral de tales esfuerzos, no sólo para beneficiarse de la coordinación internacional contra la coerción, sino también como un actor clave para denunciar a China contra su abuso del arte de gobernar económicamente. La coerción no sólo ha expuesto las vulnerabilidades económicas de Taiwán, sino que también ha hecho que la opinión pública internacional salga en defensa económica de Taiwán. Japón puede desempeñar un papel clave no sólo para mejorar la capacidad de Taiwán de hacer frente a la coerción, sino también para crear conciencia sobre por qué las malas prácticas económicas chinas contra Taiwán o cualquier otra economía deben tener consecuencias.

Cooperación o competencia en fichas

Sin embargo, cuando se trata de la industria de semiconductores, Taiwán es tanto una fuente de competencia como de cooperación con Japón. Como tal, allanar el camino para una asociación bilateral no es tan sencillo. Como todas las economías avanzadas, Tokio está desarrollando una hoja de ruta para la resiliencia económica que ha llevado a más inversiones en industrias críticas que incluyen los semiconductores. El anuncio de TSMC en octubre de 2021 de que invertiría 1 billón de yenes para desarrollar una instalación de fabricación de vanguardia fue anunciado por Japón como un gran golpe para que el país produjera chips lógicos y respaldado por fuertes subsidios del gobierno japonés. Sin embargo, al año siguiente, Japón anunció que también invertiría 70 mil millones de yenes adicionales en su propia empresa emergente local para producir chips por debajo del umbral de 2 nanómetros. Como startup, Rapidas no solo ha atraído el capital y el apoyo de algunas de las empresas líderes de Japón, sino que también marca el comienzo de la preparación de Japón para competir frontalmente con TSMC.

TSMC ha tenido cuidado de garantizar que las tecnologías para producir sus chips más avanzados se queden en casa, tranquilizando así a aquellos en Taiwán preocupados por la capacidad de permanencia del llamado escudo de silicio. Vigilar de cerca las exportaciones de tecnología es sin duda fundamental para el futuro de TSMC y, de hecho, de Taiwán. Sin embargo, eso no ha impedido que ni siquiera los aliados más confiables de Taiwán, incluidos Japón y Estados Unidos, inviertan en sus propias capacidades nacionales avanzadas de investigación y desarrollo. No se ha impedido que tales esfuerzos lleguen a Taiwán o TSMC, pero la urgencia de volverse más resilientes y autosuficientes en industrias clave, incluido el diseño y la fabricación de semiconductores, solo está aumentando. Es más, la perspectiva de que las empresas compartan y coordinen la resiliencia de la cadena de suministro en la industria de chips no será fácil, si las lecciones aprendidas de la alianza CHIP4 entre Japón, Corea del Sur, Estados Unidos y Taiwán han de ser un indicador de perspectivas futuras de cooperación.

El apoyo público a Taiwán es clave para la asociación económica entre Japón y Taiwán

Japón sigue siendo uno de los aliados y partidarios más importantes de Taiwán. El respeto mutuo y la comprensión de la interdependencia quedaron demostrados por última vez en septiembre de 2022, cuando Lai Ching-te asistió al funeral del primer ministro japonés Shinzo Abe. Como vicepresidente de Taiwán, Lai se convirtió en el funcionario taiwanés en funciones de más alto rango en visitar Japón.

La confianza entre los dos gobiernos se demuestra en el frente económico con el compromiso de Japón de seguir apoyando el intento de Taiwán de unirse al CPTPP y, a la inversa, de oponerse a la entrada de China en el acuerdo comercial sin que Taiwán también sea parte del pacto. Pero Tokio también se ve limitado en la medida en que no podrá apoyar la membresía de Taiwán por encima de la de China, dado el profundo cisma dentro del pacto comercial sobre cómo gestionar las relaciones con Beijing. Para Tokio, el objetivo general sigue siendo mantener relaciones económicas estables con China, además de proteger el status quo en las relaciones a través del Estrecho.

Al mismo tiempo, Japón y Taiwán son competidores comerciales y no se debe ignorar su rivalidad. La competencia en la industria de semiconductores en todo el mundo se está intensificando, y mientras Taiwán está desarrollando una estrategia para asegurar su resiliencia económica defendiendo su sector de chips, Japón continúa aumentando las inversiones para dar origen a su propia industria de semiconductores avanzada. Esta competencia es fundamental para estimular la innovación, pero al mismo tiempo se convierte en un obstáculo cuando se trata de cooperación.

Pero es en la lucha contra la coerción económica china donde los intereses japoneses y taiwaneses están alineados en todos los niveles. Una victoria para Taiwán al enfrentar la coerción china debe ser un esfuerzo constante y coordinado que requiera el apoyo tanto del gobierno como del público. Los dirigentes y el público japoneses han demostrado una y otra vez que están dispuestos a apoyar a Taiwán en su lucha contra China. Una estrategia anticoerción no consiste simplemente en disuadir a China de aprovechar su posición económica, sino también en crear conciencia sobre los peligros de un gobierno autoritario. La cooperación entre Taipei y Tokio en materia de coerción puede ser el fruto más fácil entre las dos partes para lograr mayores asociaciones tanto políticas como económicas en el futuro.

 
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