El yen se debilitó el miércoles hasta el rango de 155 frente al dólar estadounidense en Londres, alcanzando un nuevo mínimo en 34 años, en medio de expectativas de que la Reserva Federal mantendrá las tasas de interés elevadas por más tiempo de lo proyectado.
La moneda japonesa cayó brevemente por debajo de 155 por primera vez desde junio de 1990.
Los inversores han estado vendiendo yenes por dólares en medio del amplio diferencial de tasas de interés entre Japón y Estados Unidos, con sus bancos centrales aplicando políticas monetarias ultraflexibles y estrictas, respectivamente.
Un monitor en Tokio muestra el yen japonés cotizando en el rango de 155 frente al dólar el 24 de abril de 2024. (Kyodo)
Con datos económicos recientes mejores de lo esperado en la economía más grande del mundo, altos funcionarios de la Reserva Federal, incluido su presidente, Jerome Powell, han señalado que es probable que la alta inflación retrase el inicio de los recortes de las tasas de interés.
Aunque persistió la cautela sobre una posible intervención de compra de yenes por parte de las autoridades japonesas, las recientes declaraciones del Ministro de Finanzas japonés, Shunichi Suzuki, de que Japón está analizando todas las opciones para tomar medidas apropiadas para contrarrestar la volatilidad excesiva en el mercado parecieron haber tenido un impacto limitado.
El yen ya se ha debilitado más allá de niveles cercanos a la línea 152 donde Japón intervino previamente en octubre de 2022 para detener su rápida caída.
El banco central de Estados Unidos ha mantenido su tasa de interés de referencia en un máximo de 23 años, y los recientes datos económicos más firmes de lo esperado disminuyeron las expectativas de que la Reserva Federal comenzará a recortar las tasas ya en junio.
El Banco de Japón recientemente subió las tasas de interés por primera vez en 17 años.
Si bien el banco ha señalado que mantendrá una postura acomodaticia por el momento, el gobernador Kazuo Ueda dijo la semana pasada que el BOJ probablemente aumentará las tasas de interés si la inflación subyacente continúa aumentando, enfatizando que las decisiones futuras dependerán de los datos.
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