Trump está en todas partes

Trump está en todas partes
Trump está en todas partes

FIRMAS DE PRENSA.- Donald Trump ha logrado ser omnipresente. Al menos así se siente nada más poner un pie en Estados Unidos.

Si bien es inevitable que aparezca en los informativos de Europa, principalmente por sus diversos reveses judiciales, además de aspirar nuevamente a la Casa Blanca, termina siendo un tarado de fondo en medio de acontecimientos de mayor urgencia internacional, como como la invasión rusa de Ucrania y el volátil conflicto palestino-israelí.

Sin embargo, entrar en territorio estadounidense es entrar en la órbita del caos que el expresidente republicano estableció como su seña de identidad en las elecciones que le dieron la victoria en 2016.

Cuatro años después, Trump perdió contra Joe Biden tras un mandato más que agitado, pero su halo impregna el entorno sociopolítico como una nube tóxica.

Los medios cubren su último show en Nueva York, donde se ha elegido al jurado en el caso de los fondos de campaña que presuntamente utilizó para pagar a una ex amante a cambio de su silencio sobre la relación extramatrimonial que había mantenido con ella.

Afuera del Tribunal de Manhattan, un puñado de seguidores del MAGA han aclamado a Trump, convencidos, que se ha encargado de repetir hasta el hastío, que es una caza de brujas.

Supuesta trama

Una vez más, el magnate se sienta en el banquillo como si fuera víctima de un sistema aparentemente corrupto, y no como estratega de una maniobra que buscaba revertir los resultados electorales de 2020.

Ese es el trasfondo de un circo mediático del que se alimenta el expresidente y en el que su defecto más grave –el de intentar por todos los medios manipular una elección en la que perdió en las urnas– se desdibuja en el panorama de sus turbios negocios. financiero.

Aunque no son las multitudes que suele atraer, el pequeño grupo que lo defiende como un club de fans leales apoya la falsedad de que la presidencia le fue arrebatada a su líder mediante un supuesto puñetazo.

Son los mismos que esperaban que el 6 de enero de 2021 el intento de golpe de Estado que instigó Trump se hubiera consumado en el asalto al Capitolio.

El expresidente difundió la mentira del fraude electoral y promovió una espiral de violencia que estalló en un hecho sin precedentes en la primera democracia del mundo: una turba irrumpió violentamente para impedir la certificación de Biden.

Los hilos de esos títeres fueron movidos desde la Casa Blanca por un gobernante con vocación autoritaria que buscaba hacer añicos los bien aceitados mecanismos de transición de poder.

El tiro salió por la culata, pero el daño ya estaba hecho y persistiría después de su derrota a medida que se solidificara su elaborada teoría de la conspiración, en la que el perpetrador (Trump) se convirtió en víctima de un supuesto complot.

espina clavada

Así hemos llegado a 2024, en pleno año electoral y con el republicano de nuevo enfrentándose a Biden, porque esa espina (la de no haber logrado retener una presidencia que los votantes le negaron limpiamente) le está clavada y Vuelve a la carga con las falsedades.

El juicio en curso, por pagos supuestamente ilícitos a una de sus amantes, es sólo uno de los muchos espectáculos que forman parte de la trama de este personaje con más talento para realidades que para las funciones de estadista.

Hay más juicios pendientes y, paradójicamente, todo lo que apunta a sus planes para revertir las elecciones de 2020 se disipa en esta vorágine circense en la que el expresidente se presenta como un gladiador acechado por fieras, cuando en realidad nunca ha arrugado sus afiladas espadas. . garras.

En esta ocasión, el magnate neoyorquino vuelve a confiar en su capacidad para sacar provecho de la confusión que genera con su retahíla de fabricaciones y con las que debilita la confianza en los pilares de la democracia.

Hace tres años fracasó en el ataque golpista que otros tontamente montaron para él y (casi todos) pagaron por ello. Por ahora, al igual que el concepto de Dios, Trump está en todas partes. Eso es lo primero que se respira nada más poner un pie en Estados Unidos.

@ginamontaner

El autor es periodista.

Nadine Seiler protesta contra Donald Trump frente al Tribunal Penal de Manhattan mientras comienza el primer juicio penal contra un expresidente de Estados Unidos. (SPENCER PLATT/Getty Images vía AFP)

 
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