La doble de Melania (mucho más joven) que la acompaña a los juicios

Margo Martín, número dos de su equipo de comunicación, hizo pensar a algunos medios que lo había acompañado su esposa. Tiene 28 años y es todo lo contrario a muy fea.

Una de las imágenes recurrentes de los últimos seis meses ha sido la de Donald Trump entró en un tribunal. En Miami. En Washington. En Atlanta. En Nueva York. Por cargos civiles y penales. Por fraude. Por violación. Por robo de secretos de estado.. Por intentos de robar las elecciones. Por violación de la legislación de campaña electoral.

El patrón es siempre el mismo. Trump entra y sale de los tribunales acompañado de sus asesores. En ocasiones, al salir, hace declaraciones contra el juez, la Fiscalía o algún testigo. Mientras tanto, sus dos hijos mayores, Don junior y Eric están haciendo unperegrinaje en cadenas de televisión conservadoras defendiendo a su padre. Una y otra vez, el guión se repite.

Trump, Don y Eric. Nunca Ivanka, la hija mayor y favorita del expresidente. Ni siquiera Tiffany, de su segundo matrimonio, que siempre ha tenido una menor consideración entre la descendencia de Trump, que están liderados por los tres descendientes de su primera unión. Tampoco, por supuesto, Barron, el hijo menor de Trump, que padece un trastorno del espectro autista.

Tampoco su actual esposa, Melaniaha estado al lado de su marido en los procesos por los que ha sido condenado a pagar 538 millones de dólares (504 millones de euros) y a depositar una fianza para poder recurrir esas sentencias de otros. 268 millones de dólares (251 millones de euros). Ni siquiera en los que, en teoría, podrían acarrear un máximo de 700 años de prisión.

Aunque Melania no va, los periodistas que cubren la campaña electoral-judicial creen que la ve. Incluso los que mejor conocen a Trump, que son los de la cadena de televisión Fox Newsel único de los grandes canales estadounidenses que simpatiza con el expresidente. “Tenemos un video que queremos mostrar: Melania Trump entrando al tribunal hace muy poco tiempo”, dijo John Roberts, uno de los comentaristas de Fox News hace diez meses, cuando Trump fue acusado en Miami. Un cartel en la pantalla confirmaba que la esposa de Trump estaba con él en el que probablemente sea el caso judicial más grave al que se enfrenta: el robo de secretos oficiales, incluidos planes de ataque a Irán.

Sin embargo, casi de inmediato Roberts admitió su error. Ese tipo de fotocopia de Melania no era Melania, sino una de las manos derechas de Trump. Su nombre es Margo Martin, ella era aproximadamente número dos del equipo de comunicación de Donald Trump, una veterana del equipo de Trump, cuyo parecido con la esposa del expresidente es más que sorprendente, sobre todo porque Tiene prácticamente la mitad (28) que Melania (que cumplirá 54 años el próximo sábado). De cerca, la edad de Melania marca la diferencia. El bótox y la cirugía plástica hacen milagros, pero la ciencia aún no ha conseguido acortar la distancia entre 28 y 54.

El pasado lunes, en la primera sesión del juicio penal contra Trump por violación de la legislación electoral, en Nueva York, Melania volvió a estar ausente y Martin volvió a estar presente. Eso la ha convertido en tipo de pequeño celebridad en Estados Unidos, un papel en el que parece encontrarse muy cómoda, tal y como revela su cuenta de Instagram en la que cuenta con 39.000 seguidores gracias a fotografías en las que aparece junto a Trump en la Casa Blanca, en la piscina de su residencia, Mar-a-Lake, con su hermana, presentadora de televisión durante unas vacaciones, o incluso vestidos al más puro estilo de los amantes de la música país,

Poco se sabe sobre la vida de Martín. Opera los medios de comunicación estadounidenses y británicos, su mirar, siempre espectacular y cuidada hasta el último milímetro, basta para convertirla en una estrella. Es, en cierto sentido, la heredera de Hope Hicks, la primera –y también muy joven– portavoz de Trump, cuando entró en la arena electoral en 2015. Una cosa está clara: Es una de las personas más influyentes en la campaña. y con un mayor compromiso ideológico y personal con Trump. Comenzó a trabajar en la Oficina de Prensa de la Casa Blanca en 2017, cuando apenas tenía 21 años.

Desde entonces, ha seguido aumentando, lenta pero incesantemente, sin verse afectada por el maremoto de altos funcionarios de la Administración Trump, lo que significó que en sus cuatro años en la Oficina de Comunicación tuvo cinco jefes, uno de los cuales, Anthony Scaramucci, duró una semana después de decirle al periodista Ryan Lizza de la revista Neoyorquinoque “no voy a intentar comerme mi propia polla como Steven Bannon”, en referencia al mayor ideólogo del trumpismo.

Martin aparentemente ha navegado sin problemas esas aguas turbulentas de la conspiración y las pasiones personales, que perjudicaron a la propia Hicks cuando tuvo un romance con el entonces director de campaña de Trump, Creoy Lewandoski, que estaba casado (respuesta de Trump al enterarse de la amorío fue explícito: “Corey nunca volverá a tener un pedazo de culo como ese”). Ahora, en una campaña de Trump mucho más organizada y profesional que en 2016 y 2020, su profesionalismo y discreción parecen estar sirviéndole bien. Aunque, quizás, la cercanía de Trump ya le haya causado un problema. Ser confidente del expresidente y pasar largas temporadas en Mar-a-Lago ha llevado a Margo Martin a ser llamada a declarar en el juicio -que aún no tiene fecha- contra Trump por robo de secretos de Estado. Es algo que nunca le habría pasado a Melania.

 
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