Hermes Cachiarelli sigue al frente de su negocio a sus 92 años – El Periódico – .

Hermes Cachiarelli sigue al frente de su negocio a sus 92 años – El Periódico – .
Hermes Cachiarelli sigue al frente de su negocio a sus 92 años – El Periódico – .

Hermes José Cachiarelli No quiere descuidar sus instalaciones ni un minuto. Sus clientes y proveedores pasan y el hombre de 92 años, firme como lleva varias décadas en su negocio (Cachiarelli Gas), les dedica toda su atención. Por eso no fue fácil concertar una entrevista dentro de su horario laboral.

Finalmente “Don Cacha” -como le llaman algunos-, hace tiempo, sacrifica su siesta y atiende El periódico para hablar -algo que le gusta mucho- sobre su vida, sus logros empresariales y algunos padecimientos que ha padecido. Pero, sobre todo, accedió a la entrevista con el firme propósito de agradecer -en repetidas ocasiones- a sus clientes por tantos años de apoyo y “a la hermosa ciudad de San Francisco” que, según dice, tanto le dio.

“Puedo decirles que a lo largo de muchos años he aprendido algo sobre el oficio, soy mecánico de gas y comerciante, por supuesto”, dirá Hermes, sentado en su escritorio en el centro de la tienda, rodeado de artefactos, repuestos. y accesorios relacionados con el gas natural y embalajes. .

– Esta es una buena oportunidad entonces para hablar con tus clientes…

– Sí, les debía un agradecimiento a todos los que son mis clientes y a los que lo fueron. Es un placer para mí porque merecen toda la atención y el respeto que siempre les tuve y por eso llegué a estar, a mis 92 años, todavía de lleno en mi negocio. Y si Dios me da bendición para continuar en esto, con mucho cariño lo seguiré haciendo porque se hizo carne para mí, es mi vida, mi mundo.

Ruta

Nacido en Colonia Marina el 9 de mayo de 1932, Hermes pasó gran parte de su infancia y adolescencia realizando tareas rurales junto a sus padres. jose y rosay sus ocho hermanos. Allí, dice, aprendió diversos oficios que luego le permitirían desarrollarse en distintos campos.

“Siempre fui aprendiz de la capacidad que tenía mi querido padre para hacer de todo, mayoritariamente en tareas de taller o como herrero, además de que él me enseñó a trabajar en el campo y de eso aprendí muchas cosas, ” él dijo.

Don Cacha recuerda que cuando llegó a San Francisco a los 23 años y montó una herrería general, inmediatamente se “cargó de trabajo” porque incluso arreglaba escupideras en las casas.

Aunque luego admite: “A pesar de tener mucho trabajo, eso no me convenía, no me salía económicamente. Entonces decidí ir a ver qué pasaba en Buenos Aires, tenía familiares allí. Allí tuve la oportunidad y la bendición de conocer a un señor que tenía un taller similar al mío, aunque con mayor estatus. Y ahí vi una cocina que funcionaba con garrafa a la vez, que era nueva y dije en ese momento ‘esto es lo que viene’”.

Alrededor de la década de 1950, en San Francisco, según Hermes, casi todos los Las familias de la ciudad tenían cocinas que funcionaban con queroseno. Por eso el hombre identificó una oportunidad de negocio y decidió apostar fuerte por la botella.

Sostiene que estuvo mucho tiempo y con diferentes argumentos tratando de convencer a ese colega porteño de que le vendiera una botella de 10 kilos, hasta que finalmente lo logró.

– ¿Qué hiciste con esa botella?

– Lo traje para armar un equipo de cocina y ponerle la garrafa. Así que en el patio de mi negocio hice publicidad encubierta – se ríe – y mostré a la gente, especialmente a las mujeres, las ventajas del gas. Y tuvo buen efecto, poco a poco me empezaron a pedir que adaptara las viejas estufas de queroseno a gas. Creo que ser responsable y tratar de aportar soluciones a los clientes hizo que me buscaran y lo hice con la mejor predisposición. ¿A qué casa no he entrado a reparar una cocina?

Él afirma que convirtió 1.860 estufas de queroseno a gas solo en San Francisco: “Por supuesto, trabajé día y noche. “A veces me quedaba dormido, pero hacía todo lo posible para poner pan en la mesa”.

Don Cachiarelli disfruta y se emociona al recordar sus nueve décadas de historia. Aborda con elocuencia distintos temas desde los cambios en su negocio, el recuerdo de sus padres y amigos que ya no están, pero con singular ternura se refiere a cuando conoció a la que sería su esposa. Mabel, a quien conoció en un baile en la discoteca San Isidro y a quien considera el amor de su vida. Con ella tuvo dos hijos – Rudi Federicomaestro, y Mabelpsicóloga- y con quien permanecieron casados ​​durante 36 años hasta que una grave enfermedad se la llevó.

De instalar botellas a ser mayorista

Cachiarelli inició sus tareas comerciales y de taller en las calles Mitre y Cabrera, luego se trasladó a la calle Mitre 215, donde permaneció varios años hasta que recibió la propuesta de ser distribuidor mayorista de botellas.

“Lógicamente empezó un gran movimiento de ventas que por suerte tuve y me avisaron, con justa razón, que toda la parte pesada del envío tuvo que trasladarse a otro lugar más alejado del centro de la ciudad. Fui al barrio Dos Hermanos -Costa Rica 75-, tenía dos bodegas y seguíamos vendiendo gas envasado”, relata.

Y agrega: “Al principio entregaba hasta 30 mil kilos de gasolina al mes. Pude comprarme un camión e ir a Córdoba a buscar las botellas. “Fueron muchos años, habría que hacer números – se ríe – pero eran otros tiempos, aquí no había gas natural, entonces se vendía mucho”.

Sin embargo, con el paso de los años “Don Cacha” optaría por reducir su personal: “Yo estaba metido en todo y había cosas que ya me superaban, por eso decidí dejar de ser mayorista de gas. Me dediqué a accesorios, repuestos y dispositivos y creo que me saqué de una preocupación”.

En su local de Caseros al 459, al lado de Maria José, Empleado desde hace varios años, ofrece una amplia variedad de productos relacionados con la industria del gas, además de rellenar sifones de refresco, entre muchas otras cosas.

-¿Cuál es el secreto para mantenerse tan activo?

– Creo que los años te hacen aprender mucho sobre cómo uno debe cuidarse. Mis quehaceres nunca fueron los más livianos, siempre ejercí fuerza desde niño en el campo, recuerdo cuando levantaba sacos de trigo y creo que sigo fuerte porque actualmente levanto peso que no debo, pero mi médico no. No hace falta que lo averigües. “Sobre esto”, dice en tono conspirativo, “todavía tengo que hacerlo porque no puedo pedirle a un tercero que lo haga por mí”. Aunque tuve que recuperarme de algunos golpes en mi salud, tengo la suerte y el privilegio de que Dios me dé fuerzas. Mi médico es el Dr. Roberto Caldelari, un hombre profesional. Me llamó y me dijo: ‘Ahí está Hermes para rato, las pruebas estuvieron todas muy bien’, así que aquí estamos.

Verdadero tanguero con una amistad especial.

“Don Cacha” se confiesa amante del tango y el folklore, tanto que la música lo acompaña mientras trabaja o en casa, al finalizar la jornada laboral.

Confirma que Tuve la oportunidad de conocer a grandes figuras del tango, entre ellos el gran maestro Osvaldo Pugliese, con quien forjó una amistad. “Conocí personalmente a don Osvaldo”, dice emocionada. “Las veces que veraneábamos en Mar del Plata, él con su esposa y yo con mi querida Mabel. Esos recuerdos me conmueven”.

En un rincón de su local guarda carteles -como un fan adolescente- de algunos de sus ídolos de la música popular, entre ellos Carlos Gardel, Julio Sosa y otros.

Para Hermes, el amor por el tango que heredó de sus padres ha sido fuente de alegría y vitalidad: “Creo que la música me dio, tal vez, un poco más de coraje para estar aquí ahora”, reflexiona.

En su juventud, Hermes con el maestro Osvaldo Pugliese.
 
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