Pokémon Pinball sorprendió al ser una entrega casual pero irresistible, que no perdió el corazón de coleccionista
La fiebre Pokémon nunca ha pasado realmente, pero hubo un momento, a finales de los 90, en el que todo lo que surgía de la saga era un acontecimiento. Cuando todavía sólo teníamos en nuestras tierras poco más que los juegos originales y sus hermanos mayores para Nintendo 64 Pokémon Stadium y Pokémon Snap, llegó un nuevo contendiente para ocupar nuestros bolsillos y todo nuestro tiempo libre: Pokémon Pinball.
Desarrollado por Jupiter y Hal Laboratory para Game Boy Color, el juego Fue lanzado en Japón el 14 de abril de 1999. y tardaría un año más en llegar a España, como era habitual en aquella época. Para entonces ya había gozado de un gran éxito, dentro de una saga en la que no hubo entrega pequeña y que se encontraba en plena expansión.
“La otra manera de llegar a todos”
El anuncio que vimos en ese momento decía “la otra manera de llegar a todos”, y es Tras su aparición como hobby, el juego seguía cumpliendo la fantasía de “coleccionarlos todos”con su propia Pokédex con los 151 Pokémon originales.
Pokémon Pinball supuso otra ingeniosa vuelta de tuerca a la fórmula de la saga. El juego fue un una especie de secuela espiritual de Kirby’s Pinball Land, que convirtió al amigo rosa en un pinball que rebotaba sobre las tablas. En esta ocasión las bolas que golpeas son las Pokébolas que te permiten atrapar pokemon cuando golpean ciertas áreas del tablero.
Su premisa diferente y su mecánica casual. Fueron un punto de entrada para jugadores que quizás no estén tan interesados en el formato tradicional de la saga. A pesar de algunas críticas por su física ortopédica, que alejaba a esta simulación de la mejor experiencia de Pinball que se podía encontrar en ese momento, el juego no tuvo problemas para encontrar rápidamente su hueco, además de deslumbrar a los viejos jugadores de la saga.
Pero aparte de su simple apariencia, El juego tenía suficientes alicientes como para jugarlo durante horas.. Con dos tableros, un puñado de ubicaciones cada uno y la lista completa de la primera generación, volverse completista con este juego no fue una broma. Esto fue, en gran medida, culpa de un sistema de reglas obtusas de reglas internas que variaba la apariencia de los Pokémon y tenía en cuenta patrones muy específicos. Sin mencionar que la mecánica de captura en sí fue todo un viaje alrededor del tablero.
Además de capturar Pokémon, el juego tenía mecánicas para ganar experiencia y evolucionar, para mejorar tus Pokébolas e incluso fases de bonificación para ganar puntos extra. Hay que recalcar que ninguna de estas mecánicas estaba explicada, por lo que vivir esto desde niño significó encontrarse con un montón de eventos nuevos que nunca dejaban de sorprenderte, pero que en realidad formaban parte de un complejo sistema de relojería con desencadenantes unos muy específicos que la buena gente de Júpiter y Hal habían diseñado para los más astutos.
Años después El juego tendría una secuela: Pokémon Pinball: Rubí y Zafiro, con nuevos tableros, nuevos Pokémon y nuevas mecánicas. Pero eso es para otro aniversario.
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