En el Parque Estatal ‘Cráter de los Diamantes’ puedes encontrar desde diminutas ‘piedras’ hasta algunas de 20 quilates
Pasear por el campo es un bonito pasatiempo. Haces deporte al aire libre, respiras aire puro, puedes encontrar algunas setas, espárragos e incluso diamantes. Pues esto último si tienes mucha suerte o si estás paseando por el ‘Cráter de los Diamantes’, una zona muy especial de un Parque Estatal de Estados Unidos que promete que, si lo visitas, encontrarás un diamante. . Y también puedes llevártelo a casa.
Aunque mirando el precio de los espárragos, quizás sea incluso mejor que encontrar un diamante. Y mucho más rico.
‘Arkánsame’ ese diamante. La historia comienza en 1906. John Huddlestone era un granjero propietario de tierras en un pequeño pueblo rural de Arkansas. No sabía que su propiedad estaba sobre una chimenea volcánica, pero resulta que sí, y no cualquiera, sino una con lamproita. Es una roca de la que se pueden extraer diamantes. Resulta que un día encontró dos minerales y al examinarlos resultó que eran dos diamantes.
Los rumores de que había diamantes se extendieron y la zona se llenó de curiosos que buscaban suerte, pero resulta que los diamantes fueron encontrados en un terreno específico. Parte pertenecía a John y otra parte a un tal MM Mauney. Resulta que Arkansas Diamond Company compró la participación de John, pero Mauney no tenía ganas de vender.
Mentalidad de tiburón. Mauney vio que la gente quería encontrar diamantes e hizo lo que muchos habrían hecho: si los diamantes están en mi propiedad y la gente quiere entrar, que paguen. Y así fue, montando su propio negocio que pudo mantener durante un tiempo hasta que, finalmente, acabó vendiendo. Ahora, no a Arkansas Diamond, sino a otros compradores.
Sin embargo, en 1969 entró en juego General Earth Minerals de Dallas, comprando las dos propiedades y manteniendo el negocio privado. Y en 1972 el propio estado de Arkansas entró en la ecuación y dijo que se acabó, que iba a ser un Parque Estatal (después de pagar 750.000 dólares por el terreno, claro). El área circundante se convirtió en un parque, pero el área de búsqueda de diamantes permaneció. Esto será importante más adelante.
brote. Y así nos encontramos en 2007, año en el que una persona llamada David Anderson fue al parque y encontró su primer diamante. Anderson se encariñó con esto, hasta el punto de que en los últimos 16 años ha coleccionado más de 400 diamantes. Algunas son extremadamente pequeñas, pero 15 de ellas pesan más de un quilate. En 2011 encontró uno de 3,83 quilates y en 2014 otro de 6,19 quilates.
Dependiendo del estado, uno de un quilate se puede vender por entre 1.000 y 13.000 dólares, por lo que Anderson tiene una pequeña fortuna. Y algo interesante es que los ha ido encontrando de todos los colores y tamaños. De hecho, hace un año encontró una pieza de 3,29 quilates que pensó que era un trozo de cuarzo (que sigue siendo muy importante) y la llamó BUD (por ‘gran diamante feo’). ).
Vacaciones con diamantes. Lógicamente, así como Mauney explotó sus tierras en su día, hoy la zona de ‘caza’ de diamantes sigue siendo tratada como un negocio y se puede acceder a ella previa compra de una entrada. Cuesta $15 y los kits de búsqueda se ofrecen por aproximadamente $20 adicionales. Sigue siendo un atractivo turístico (además de la belleza del lugar) y gente como Julien Navas lo ha aprovechado.
¿Y por qué le damos nombre y apellido a un turista? Pues porque hace un año, este turista francés viajó al este norteamericano y, aprovechando que quería ver el lanzamiento del Culvan Centaur en Cabo Cañaveral, se pasó por el parque. Tras horas de búsqueda, encontró un diamante de 7,46 quilates, uno de los más grandes encontrados en el parque. El valor de este descubrimiento es incalculable, pero resulta que Navas no lo va a vender, sino que lo troceará para compartirlo con su mujer y su hija.
50 años de competencia. Si crees que los diamantes de Anderson y Navas son grandes, debes saber que en el parque se han encontrado varios mucho más grandes. El parque ha mantenido un récord desde su apertura y en él encontramos muchos que rondan los 10 quilates. Sin embargo, el premio se lo lleva uno de los primeros buscadores de tesoros de la zona, un tal WW Johnson, que encontró en 1975 un diamante blanco de 16,37 quilates. Y, en total, se han encontrado más de 35.200 diamantes, 838 de ellos en 2023, por lo que parece que la ‘mina’ está lejos de agotarse.
Así que, si algún día te apetece visitar los paisajes naturales de Arkansas y sus alrededores, ya sabes que hay otra atracción en la zona: un parque donde encontrar diamantes… y conservarlos. Según los propietarios, cada día se encuentran entre uno y dos diamantes por persona.
Imágenes | Parques estatales de Arkansas
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