Calidad de vida y bienestar psicológico – .

Calidad de vida y bienestar psicológico – .
Calidad de vida y bienestar psicológico – .

Artículo publicado en Rojo y Negro núm. 390 de junio.

En 2023 se publicó en la revista “Apuntes de Psicología” un interesante estudio, firmado por Isidro Maya-Jariego, Elena González-Tinoco y Andrés Muñoz-Alvis, con el título: “La frecuentación de lugares en barrios vecinos afecta el sentido psicológico de comunidad : estudio de caso en la ciudad de Sevilla. En este artículo queda claro que los barrios son una fuente de recursos que nos protegen contra los factores estresantes de la vida diaria: es un hecho evidente que las características del lugar en el que vivimos generan condiciones de vida y ese bienestar, mejor o peor. , está relacionado con estos. Es decir, la inmersión permanente en un contexto estresante provoca no sólo una disminución de nuestra calidad de vida, sino también un deterioro de nuestra salud física y mental.

El artículo citado establece una relación directa entre pobreza, desigualdad y salud. La literatura científica publicada al respecto lo ha confirmado previamente y ha establecido que los barrios de bajos ingresos tienen una mayor tasa de problemas de salud: mayor mortalidad, mayor prevalencia de enfermedades crónicas y cardiovasculares, así como un empeoramiento muy significativo de la salud mental. y el consumo de psicofármacos. El estudio también destaca que “la exposición continuada a condiciones físicas insalubres o circunstancias estresantes (por ejemplo, hacinamiento, acumulación de basura, contaminación, ruido del tráfico…), puede tener un efecto directo en el deterioro de la salud; mientras que la existencia de áreas verdes y parques (junto con otros entornos en los que se puede realizar ejercicio físico) se relacionan con una menor prevalencia de obesidad, diabetes e hipertensión. El mismo estudio destaca que las zonas urbanas mejor equipadas con servicios se correlacionan con niveles más bajos de síntomas ansioso-depresivos.
En lo que respecta al entorno social, se observa que la convivencia continua con situaciones de violencia, vandalismo, delincuencia, falta de servicios públicos, abandono de la infraestructura urbana, consumo y tráfico de estupefacientes en espacios compartidos influye negativamente en la salud al afectar en general a los residentes de un De forma diferente, pero siempre en una única dirección, la enfermedad. Es notable el aumento de los trastornos mentales: ansiedad, insomnio, depresión, irritabilidad y, en definitiva, problemas de conducta. Respecto a estos últimos, hay que decir que, en los más jóvenes, la presencia constante de conductas que afectan al bien común, denominadas antisociales o anómicas, provocan en ellos el mimetismo; Es decir, aprenden o imitan estas conductas, ya sea como formas de evasión o como señas de identidad con las que trascender su precaria condición social, caracterizada por la desesperanza sobre el futuro.
El estudio también destaca otros aspectos interesantes que podrían indicar una línea de trabajo a seguir en estos barrios, actuando siempre a nivel comunitario porque, así como las zonas urbanas precarias son una fuente de deterioro de la calidad de vida, también pueden ser fuentes de protección. contra situaciones estresantes y problemas derivados de la vida diaria. Por ejemplo, la participación en la gestión de los recursos urbanos, el apoyo mutuo entre vecinos, la disponibilidad de servicios comunitarios… la autoorganización vecinal genera una mayor cohesión en los barrios y la convivencia, mejora la salud general y reduce la probabilidad de sufrir un trastorno ansioso-depresivo. Johann Hari, en su libro Lost Connections (2019), da numerosos ejemplos sobre este tema registrados en EE.UU., su país de origen: las personas que viven en barrios con menor calidad de vida se sienten aisladas y desesperanzadas respecto a su futuro a corto y largo plazo. .
El estudio citado en este artículo se ha llevado a cabo en cuatro barrios vecinos de la Ronda del Tamarguillo (Sevilla) caracterizados por ser áreas urbanas con diferentes niveles de recursos socioeconómicos. 225 residentes participaron en la investigación. Los resultados citados anteriormente también han ofrecido evidencia relevante sobre el hecho de que los residentes de las zonas más vulnerables tienen un menor sentido de comunidad y están más interesados ​​en otros barrios con mejores condiciones urbanas en detrimento del interés que muestran por el suyo propio. contexto experiencial. Estos datos han llevado a los autores de la investigación a concluir que un desapego de la propia zona de residencia conduce necesariamente a un distanciamiento de la búsqueda de soluciones comunitarias y, por tanto, a una distancia emocional y experiencial entre los propios vecinos: “un “Un fuerte sentido psicológico de comunidad está relacionado con niveles más altos de participación comunitaria y compromiso cívico y contribuye positivamente al bienestar psicológico y a las percepciones de seguridad y protección”.

Ángel E. Lejarriaga


Fuente: Rojo y negro

 
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