La exuberancia de PJ Harvey llena de delicadeza las Noches del Botánico

Las luces del atardecer se fueron apagando lentamente en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de Madrid, creando una atmósfera mágica y envolvente. Era una noche de junio perfecta para un concierto al aire libre, pequeño y multitudinario al mismo tiempo, y la expectación en el aire era palpable. Los asistentes, veteranos de la vida, llenaron cada rincón del recinto, un lujo verlos en un lugar tan encantador y especial como el que os hablamos, pensad que 60.000 personas van cada noche al Primavera Sound…

La imponente figura de PJ Harvey apareció entre un estruendoso aplauso. Vestida con su característico estilo élfico vanguardista, comenzó con ‘Prayer at the Gate’, una apertura poderosa y medieval que marcó el tono de la noche y terminó de forma circular con una canción del estilo. Siguieron canciones de su trabajo más reciente, como ‘Autumn Term’, ‘Lwonesome Tonight’ y ‘The Nether-Edge’, mostrando su capacidad para mezclar lo nuevo con lo clásico. La voz de Harvey, llena de matices y emociones, resonó con fuerza, cautivando al público desde el primer momento, aunque hubo un periodo de letargo general por ser mucho de esto último y sobrevalorado por la crítica (todo es un 9 para indies) pero al al mismo tiempo buen álbum.

A medida que avanzaba la noche, y no llovía para deleite de la gente alternativa, Harvey interpretó las hermosas canciones ‘I Inside the Old Year Dying’ y ‘A Child’s Question, August’, otra joya, que demostró su capacidad para continuar creativamente. al pie de la vida del cañón. La primera parte del concierto culminó con ‘El color de la tierra’, punto para atacar canciones de otras épocas y dejar al público en un estado de silenciosa reverencia, muy a favor de la obra.

La segunda parte del setlist arrancó con ‘The Glorious Land’, seguido de ‘The Words That Maketh Murder’ y un dalo todo en ’50ft Queenie’, que elevó la energía del público con John Parish en la banda que también gritó Putin en un locuaz y surrealista, adorable sector de la grada, que no dejó de elogiar la belleza de la cincuentona británica. Canciones como ‘Black Hearted Love’ y ‘The Garden’ mantuvieron la intensidad, mientras que ‘The Desperate Kingdom of Love’ en acústico y “Man-Size” mostraron la versatilidad de la sensibilidad de Harvey, que combinaba la herencia de Patti Smith, con el Horrible grunge. Jeff Buckley e incluso MC5 pero siendo ella, un gran logro como autor.

El plato fuerte de la noche llegó con ‘To Bring You My Love’. Debajo de la oscuridad hubo un momento de “vivir el momento”, Harvey ofreció una actuación llena de pasión y vulnerabilidad. Su voz, acompañada de una poderosa instrumentación, creó un momento mágico y emotivo. La intensidad de su actuación dejó al público en silencio, momento intenso, seguido de una ola de aplausos y vítores cuando la última nota se perdió en la ausencia de lluvia.

El concierto concluyó con un bis que incluyó “C’mon Billy”, cerrando la noche con una nota alta y enérgica. PJ Harvey en The Botanist’s Nights no fue solo un concierto, sino una experiencia sensorial única para él. Digamos que la inteligencia artificial puede replicar esas danzas élficas en un holograma… pero no encarnarlas.

 
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