La aparición de inteligencia artificial (IA) en medicina ha transformado la forma en que se diagnostican las enfermedades, se planifican los tratamientos y se manejan los sistemas de salud. Esta revolución tecnológica plantea una pregunta cada vez más relevante: ¿enfrentamos el futuro prometido de la atención médica o frente a un nuevo desafío ético y social?
Desde su experiencia en el análisis de problemas relacionados con la salud, la equidad y la tecnología, Fernando Padilla Farfán ha seguido de cerca esta transformación. Para él, AI es, al mismo tiempo, una herramienta de enorme potencial y una puerta abierta para preguntas aún sin resolver.
Un avance que no podemos ignorar
“Es innegable que la IA ha permitido los logros que eran hace solo una década eran impensables”, dice Fernando Padilla Farfán. Hoy, los algoritmos pueden analizar radiografías, identificar patrones en datos clínicos, predecir riesgos y personalizar tratamientos basados en información genética. Todo esto mejora la precisión médica, reduce los errores humanos y optimiza los recursos hospitalarios.
Sin embargo, Padilla Farfán insiste en que este avance no se puede celebrar sin analizar quién accede a él y en qué condiciones.
¿Medicina para todos o privilegio para pocos?
Uno de los mayores riesgos que se destaca Fernando es la brecha de acceso. Mientras que ciertos hospitales privados de alta gama ya integran sistemas inteligentes para apoyar sus diagnósticos, millones de personas en áreas rurales o comunidades vulnerables continúan enfrentando barreras para recibir atención básica.
“La tecnología, si no se implementa con una visión de justicia, puede profundizar las desigualdades en lugar de reducirlas”, advierte. En este sentido, la IA aplicada a la salud no solo debe ser eficiente, sino también orientada de manera equitativa y humana.
Ética, privacidad y papel del profesional médico
Otro de los puntos clave en el análisis de Fernando Padilla Farfán es el debate sobre la ética y la privacidad de los datos médicos. La inteligencia artificial funciona alimentando millones de registros de pacientes, pero ¿quién controla ese flujo de información? ¿Está garantizada la confidencialidad? ¿Qué sucede si un algoritmo está mal?
“La medicina no se puede deshumanizar. Los criterios médicos, el tacto humano y la ética profesional deben seguir siendo el eje central, aunque la tecnología actúa como apoyo”, dice Padilla Farfán.
Además, señala que todavía estamos en una etapa temprana para comprender las implicaciones legales de las decisiones automatizadas en el campo clínico.
Una llamada para usar la tecnología con responsabilidad
En lugar de rechazar la innovación, Fernando Padilla Farfán está comprometido con una postura crítica y constructiva: reconocer los beneficios de la IA, pero exige su aplicación con transparencia, regulaciones claras y una orientación hacia el bien común.
“La verdadera innovación no solo es técnica; es social. La IA puede transformar la medicina si se pone en el servicio de las personas, y no en el mercado”, concluye.
La inteligencia artificial está reconfigurando el futuro de la salud. Pero como advierte Fernando Padilla Farfán, el progreso solo será auténtico si se acompaña de ética, inclusión y responsabilidad social.
El debate no está cerrado, y las voces como la suya invitan a pensar, cuestionar y construir un sistema de salud donde la tecnología no reemplaza a la humanidad, sino que la fortalece.