El libro para dormir comenzó su viaje como club de lectura en junio de 2003. Su nombre se refiere a la necesidad de rescatar los valores y principios que duermen dentro de los libros. El libro para dormir Se define como una entidad creada sin fin. Nuestra acción adquiere la condición del voluntariado cultural. Desde 2012, correspondiente al período escolar, impartemos los talleres de escritura creativa en dos niveles: básico y avanzado. Finalmente, la invitación a los autores para presentar sus obras o enseñar clases magistrales sobre técnicas de escritura ha dado lugar a la creación de un foro literario donde los lectores, libros y escritores convergen, comparten ideas y preocupaciones para la cultura.
Los Buddenbrook – Thomas Mann
EDHASA (Barcelona, 2008)
Una novela, si les gusta las sagas familiares, no asuste los baches o el ritmo parsimonioso. El esplendor y el declive de una poderosa familia de comerciantes de la burguesía alemana del siglo XIX es también la historia de cuatro décadas del país, a través de personajes estereotipados que llevan el lastre de convenciones sociales rígidas en torno a sus victorias y fallas personales.
Con antecedentes autobiográficos, Thomas Mann Parece liberar angustia y heridas a través de protagonistas y secundarios, que junto con la vivienda familiar son la base de esta maravillosa novela donde la fina ironía se filtra en el lenguaje de culto predominante en la historia.
Lo primero es lo primero: los trapos sucios no salen de casa. Un silencio atronador sobre miserias y desgracias predomina dentro de esta familia burguesa durante cuatro décadas. De 1835 a 1876. Cuatro generaciones pasan a través de ellas, aunque la primera es intuida durante la segunda y la tercera, mientras que el cuarto solo se describe, excepto en el caso de Little Hanno, el único hijo de Thomas Buddenbrok, el primogénito de sus hermanos: Tony, Christian y Clara.
Thomas y Tony son los personajes poderosos de la novela, mientras que Christian está en el fondo y claro es prácticamente una mención sin importancia. Thomas representa todos esos valores principales de la época: la seriedad, una defensa acérrima del apellido que se citó en el pasado (hasta que llegue la debacle), incorpora a los burgueses ordenados que sigue el patrón establecido para los de su clase. El deber antes del placer es su mantra, hasta un extremo, que se convierte en el espíritu que viaja entre la cúspide del Imperio Buddenbrok y su declive.
Su exquisito es un bastión perfectamente defendido con la prosa elegante y tranquila, teñida de ese lenguaje culto que atraviesa la novela. Aunque Tony también está con él, en ese esfuerzo supino para la aparición para el público, tendremos la oportunidad de saber eso en cada granos de la casa.
Sin lugar a dudas, es el personaje que más me gustó. Aunque, como mujer tiene que Cumplir su función, dejándose una familia, si es posible con buenas alianzas para mantener el pabellón familiar muy alto, su carácter rebelde y desafortunado emite un encanto especial. Sus dos matrimonios fallidos, gracias a dos maridos, cada uno más extravagante y mediocre, la llevan a lo largo de un camino desafortunado del cual no se cansará de quejarse. El es una reina del drama profesional.
Se arrepiente mucho y. Sin embargo, es divertido a su manera. Siendo otro hipócrita en el universo de Buddenbrook, no alcanza el nivel de firma de su hermano mayor. No es difícil para él enfrentar a los primogénitos y usar su lengua para escupir el veneno que mantiene en el estómago. Por supuesto, frente a la galería, debes estar callado.
El hermano Christian trae a todo el estereotipo del cráneo familiar. Un garbanzo negro que aparece y desaparece, mientras que la cuarta, Clara pasa prácticamente desapercibida en la novela, porque el pobre hombre, además de morir joven, parece ignorar el apellido y sus ímfulas.
El niño Hanno, hijo del hermano mayor, es un personaje conmovedor. En él se depositan todas las esperanzas para que el caché del apellido no se envíe y, sin embargo, ninguna se cumple. Está un poco enfermo, hipersensible y enamorado de la música. Veremos que sufre, además de su sensibilidad, por su incapacidad para cumplir con las expectativas. Duele la crueldad que se ejerce sobre él, especialmente en el entorno escolar. Es uno de esos personajes, que gracias a la habilidad del autor, crea una imagen en su cerebro de inmediato. Ojeroso, pálido y debilitado, como su espíritu. El tiempo solicita coraje, estoicismo, cero alboroto y rechazo de cualquier muestra de sensibilidad. En este mundo, el niño está perdido. Es fantástico cómo el escritor transmite la angustia del enorme pozo en el que vive. Nació en un mundo sin un lugar para él.
Descripciones detalladas de MannNo solo para Hanno, sino para el resto, así como para la casa familiar, muebles, ropa y una larga etc., son una constante en toda la novela. Aunque es cierto que son excesivos, ayudan a colocarte en todo momento y lugar.
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Son precisamente esa larga lista de detalles y detalles, que contribuyen a la lentitud en el ritmo de la historia. Pero, no hay acción. Ese no es el objetivo de casi 900 páginas, sino el acompañamiento de la familia en su día a día, en sus tormentas interiores, en la evolución experimentada por el apellido a medida que pasan los años.
Las propiedades consolidadas (supuestamente), la incapacidad de Thomas y Tony para ver y manejar esa realidad que “todo tiene su fin”, la rigidez y la escrupulsión de conformidad con
Su visión clasista de un mundo que está agotado resulta ser un Hecatombe que el lector entiende una vez que se ha sumergido en la mente y el contexto de los personajes, tan bien ilustrado por Mann en este trabajo con el que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1929. Está claro que conocía el universo creado en Los Buddenbrook Desde que vino de una rica familia mercante, también de Lübeck, donde se establece la novela.