Los campeones de la UFC suelen ser casi héroes para los amantes de las artes marciales mixtas. Hombres por los que vale la pena pagar una entrada o el pay-per-view de turno, y que atraen millones de fans alrededor del mundo, expectantes por ver cómo continúan dominando en la mejor liga del planeta. No todos pueden ser Conor McGregor y mover masas de dinero y audiencia, aunque a los monarcas de la UFC se les presupone un cierto estatus. Sin embargo, en la actualidad hay una gran excepción: Belal Muhammad, peleador que ostenta el cinturón del peso wélter y que tiene todo en su contra. Se enfrenta a su primera defensa ante Jack Della Maddalena este próximo sábado en el UFC 315, un evento del que Ilia Topuria estará muy pendiente.
Ser considerado el campeón menos querido de la UFC es, cuanto menos, un título ingrato. Belal, estadounidense de origen palestino, se ha convertido en el hazmerreír entre los portadores de cinturón, el mayor de los logros para cualquier artista marcial. Los motivos son claros: su estilo de pelea es aburrido, su carisma es prácticamente nulo y no cae bien. Es importante aclarar que cualquier peleador que alcanza la cima dentro del octágono más famoso del mundo merece respeto y admiración. Pero la UFC también es un negocio del espectáculo, y Muhammad parece empeñado en ir a contracorriente de esa lógica.
Belal Muhammad, el campeón odiado
De hecho, las burlas hacia el monarca del wélter han sido constantes desde que se adjudicó el cinturón el pasado mes de julio. No finalizó a Leon Edwards, aunque lo humilló delante de sus compatriotas en Manchester durante el UFC 314. El de Chicago, considerado underdog por las casas de apuestas, vapuleó al de Birmingham durante cinco asaltos y jugó con él dentro de la jaula, poniendo fin a su controvertido reinado y comenzando el suyo propio, aunque eso no le hiciera ninguna gracia al mismísimo Dana White, a quien se le vio con gesto serio mientras colocaba el cinturón a su nuevo campeón.
Muhammad después de ganar el cinturón en Manchester / INSTAGRAM
El dato es elocuente: de sus 15 victorias en UFC (en 18 combates), Belal solo ha logrado finalizar tres, mientras que las otras 12 han sido por decisión. Unas estadísticas que juegan en su contra dentro de una compañía que premia a quienes noquean o someten a sus rivales y brindan espectáculo, como hace, por ejemplo, nuestro pupilo Ilia Topuria. En cualquier caso, “Remember the Name”, un apodo que no casa demasiado con su estilo, acumula a sus 36 años una racha impecable de 11 combates invicto, incluyendo un no contest frente al propio Edwards debido a un piquete de ojo. En su currículum figuran victorias de renombre ante Stephen Thompson, Vicente Luque, Sean Brady, el ex retador Gilbert Burns y finalmente el propio Rocky, quien ahora parece en caída libre dentro de las 170 libras.
Respetado por nadie
Las faltas de respeto hacia Muhammad han sido continuas. Desde aficionados que le piden apartarse para posar con el cinturón, hasta figuras como Demetrious Johnson y Dricus Du Plessis que se olvidan de su nombre. Incluso Joe Rogan llegó a pedir a los de seguridad que le dejaran pasar al octágono porque “no sabían que él era el campeón”. Hasta Topuria se animó, en el podcast del propio Rogan, a afirmar que un peleador “no debería ser Belal” por muy estratégico que sea, exigiendo un mínimo de entretenimiento. Ni hablar de las redes sociales, donde el estadounidense es objeto constante de burlas y memes dentro de la comunidad MMA.
Todo esto, sin embargo, parece afectarle poco a un Muhammad que sabe que debe responder donde más importa: dentro del octágono, donde su rendimiento ha sido excelente en los últimos años. En el combate estelar del UFC 315, en Quebec, Canadá, el afincado en Illinois pondrá por primera vez en juego su condición de campeón. El retador, Jack Della Maddalena, es uno de los mejores boxeadores del peso wélter —y posiblemente de toda la UFC—, y llega decidido a arrebatarle el oro a Belal. El australiano, que acumula 12 KO/TKO en sus 17 victorias profesionales, posee un juego de pie preciso, calculador y con suficiente potencia como para dormir a cualquiera. En cuanto a estilo, es todo lo contrario al campeón, y en la UFC no ocultan su deseo de que se produzca un cambio de trono. Maddalena está invicto en la promotora (7-0) y viene de finalizar a Burns en su último combate.
Topuria tendrá los ojos puestos
Para nuestros intereses, y los de Ilia Topuria, lo que suceda este sábado en Québec será determinante. Una victoria de Belal Muhammad sobre Jack Della Maddalena provocaría, con casi total seguridad, que Islam Makhachev no suba al peso wélter y, por fin, le conceda la oportunidad que tanto tiempo llevamos esperando a Topuria, en un pleito que se perfila como el más grande de los últimos tiempos.

Topuria y Makhachev, una pelea de sueños / TWITTER
‘La Leyenda’ lleva meses forzando ese combate, pero la respuesta desde Daguestán siempre ha sido la misma: esperar a ver qué ocurre en la división superior, ya que Islam también tiene en mente el objetivo de conquistar un segundo cinturón. Sin embargo, su cercana amistad con Belal (entrenan juntos) hace muy difícil que se enfrenten en el futuro, como el propio Khabib Nurmagomedov ha declarado en varias ocasiones. A Islam parece darle más igual, aunque ya sabemos que en ese entorno las decisiones se toman en equipo y no de forma individual.
En caso de que el retador se imponga y Dana White corone al australiano como nuevo rey de las 170 libras, entonces sí se antoja muy posible la subida directa de Makhachev. De hecho, ya se habla de una hipotética primera defensa de Jack ante Islam en el último cuatrimestre de 2025, en su tierra: Australia, donde la UFC tiene previsto organizar un Pay Per View a finales de año.