Desde el miércoles, las apreciaciones críticas muy diferentes de la “Eternetflix” dirigidas por Bruno Stagnaro están en descomposición, y los datos cuantitativos siguen siendo una sonda que lo ubican entre las series más reproducidas en estos días en varios países.
Pero más allá de los éxitos, errores y medidas de éxito discutidos, vale la pena enfatizar que el estreno de este éxito de taquilla redujo una espera de casi siete décadas para ver una versión audiovisual de la caricatura La eternaluta Con magnitud industrial.
Una espera que no fue pasada, pero fue salpicada de proyectos frustrados, que alcanzaron un avance preliminar o no fue mucho más allá de la adquisición de derechos y gestión de recursos.
En esa secuencia de truncos, se inició un corto de animación roto a fines de los años 60 que permanecieron en la prueba piloto, para presentar proyectos de películas en acción en vivo Lo que siguió desde los años 80, a cargo de los apellidos notables del cine nacional como Aristarain, Solanas y Martel. En relación con la posibilidad de traer al cine las aventuras de Juan Salvo y el muy mencionado “Héroe colectivo” también sonaba de Luis Pujo, Gustavo Mosquera y Damián Szifron.
Martín Móltola, nieto de la cocina de la serie, Héctor Germán Oesterheld, llegó a afirmar que cada cineasta argentino que obtuvo un éxito plegable con cualquiera de sus lanzamientos comenzó a probar la posibilidad de obtener la opción de enfrentar una adaptación.
El interés se produjo incluso fuera de nuestras fronteras: la iglesia española de Alex de La estaba investigando a este respecto, y fue el primero en especular con Ricardo Darín como protagonista.
El cortometraje de 1968 fue iniciado por un estudio audiovisual de publicidad de porteño –Bertolini & Gil: en una pausa de sus obras de televisión, iba a combinar la animación con una sección de imágenes real, tenía diseños de dibujante Jorge Moliterni y con una participación de activos de Héctor Germán, que aparecía en la entrada a la ficción.
Los detalles, como el periodista Alejandro Agostinelli rescata en una investigación reciente, aparecen profusamente expuestas ese mismo año en un artículo en la revista 2001, periodismo de antemanoen el que el geólogo acumuló todo el escritor de Terrrain colaboraba regularmente. Pero, por primera vez, la falta de perspectiva económica que resolvería el gran volumen de trabajo, dejó la idea a mitad de camino.
El intento de Francisco “Pino” Solanas nació en 1989, entre sus películas En Y El viaje. “Pino” conocía a Elsa Sánchez, una viuda de Oesterheld: había dado su empleo en su productora cuando la mujer, una abuela de Plaza de Mayo, estaba repentinamente indefensa después de la desaparición forzada de su esposo y sus cuatro hijas, acaba de comenzar la dictadura.
Pero eso no fue suficiente para superar el obstáculo que Elsa no podía esquivar: los derechos del trabajo estaban en manos de un productor italiano, vendido por Alfredo Scutti, propietario del registro de ediciones, que los había obtenido de la viuda en un momento en que su situación personal muy difícil nubla la tranquilidad de Elsa de Elsa decidir adecuadamente.
Con la misma dificultad, el impulso “eterno” de Adolfo Aristarain, que vino de antes pero cargó una fuerza especial entre 1989 y 1995, entre sus reconocidas películas Un lugar en el mundo Y Martín Hache.
El director estaba acostumbrado a las coproducciones con España, y ocho años antes de haberlo hecho El extrañoen inglés y con las fotos de Banca de Columbia. Entonces, América del Norte fue, cuando el conflicto legal sobre la propiedad intelectual abrió una ventana, en busca de la inversión extranjera esencial que exige una película de ciencia ficción “catástrofe” de gran dimensión.
Pero esta vez, cuando seguramente necesitaba un presupuesto mucho mayor que el requerido por ese thriller en el que, entre otros, Federico Luppi, Julio de Grazia, Cecilia Roth y … Ricardo Darín, no lo entendieron.
Los productores de seducir habrían objetado una similitud del argumento con el de la serie de televisión de los años ochenta V, invasión extraterrestreCuestionando que es absurdo para una historia que se había publicado a finales de los años 50 y había sido innovador en varios temas, incluso en medio de una furia internacional para las ficciones de los ataques alienígenas.
Ya en 2007, con el cómic acercándose a sus cincuenta años, avanzó el proceso legal de restitución de la propiedad intelectual a los herederos de su guionista y su dibujante original: Francisco Solano López, y otorgó la opción temporal para una adaptación audiovisual a la productora argentina K & s Films, su avance de la cabeza Kramer Summoned, a la sorpresa de muchos, la sorpresa de muchos, como un productor argentino K&SCWRACTRA, como un cine de la escrutina, a la sorpresa de muchos, a la Sorprendencia de muchos, como un productor argentino K&SCART, a la Sorprendencia de muchos, a la sorpresa de muchos, como un martelio de Martel, a la Sorprensa de muchos, a la Lucitadora de Marteles, a la Lucitadora de Marteles, a la Sorprensa de muchos. Director potencial.
El cineasta estaba a punto de lanzar la tercera película de su “Trilogía Salta”: La mujer sin cabeza.
En una entrevista que este periodista pudo hacer con Guillermo Franco para la revista El centro A mediados de 2008, Martel, que había estado comprometido con el trabajo conceptual y la elaboración de un tramaEvidenció que era muy claro sobre lo que quiso hacer “un género”, y que estaba entusiasmado con ese salto a un éxito de taquilla de acción en lo que también sería su primer largo filmado en Buenos Aires y sin una importancia de una mujer.
Dijo, sin embargo, que su decisión de transferir la historia a una atmósfera temporal contemporánea, como lo hizo la serie de Netflix, iba a involucrar, entre otros. Actualizar Con respecto al trabajo original, un cambio en la presencia otorgado a los personajes femeninos.
Junto con eso, el cineasta apoyó firmemente las convicciones de otro autor sobre cómo se debe abordar la versión cinematográfica, y fue intransigente a cualquier tipo de concesión a las demandas o límites hipotéticos de los productores.
El plan señaló un estreno en 2011, pero las cosas, la resistencia que el progreso del guión propuesto por Lucrecia encontró en parte de los herederos de Oesterheld desinfló esa iniciativa en 2009.
Pero la oportunidad legal de llevar La eternaluta La pantalla siguió, con el acuerdo de los verdaderos propietarios del trabajo, en manos de K&S, a quien una década más tarde logró asociarse con Netflix para especificar la serie que disfrutamos y debatimos hoy.