
El lunes pasado, la sociedad española vivió una situación sin precedentes. A las 12:33 de la mañana del 28 de abril, España y Portugal sufren un corte de luz que deja toda la península ibérica sin electricidad. Los semáforos se apagan, lo que complica la circulación, las tiendas se cierran y los servicios de transporte ferroviario y el metro están suspendidos, dejando a miles de pasajeros atrapados en trenes y estaciones. Pero en la escritura central de la cadena Ser, ubicada en la calle Madrid de Gran Vía, apenas fue más allá de una pantalla negra durante unos segundos.
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La radio no dejó de transmitir durante las más de 12 horas que los españoles no tenían conexión a Internet, o electricidad, generando escenas que irán en nuestro país. Grupos de personas, conocidos o no, formando círculos en las calles de todo el territorio alrededor de una radio para seguir en minuto lo que estaba sucediendo. La directora del programa informativo Hora 14 ha conversado con Inés Hernand y Nerea Pérez de Las Heras sobre cómo se vivió este evento histórico en la escritura del ser, valorando el papel esencial de la radio.
Javier Casal tuvo que improvisar un programa especial para contar, rigurosamente y detalladamente, toda la información que provenía del extranjero. “Somos muy afortunados de tener una red territorial brutal. Prácticamente en cualquier ciudad de España hay una emisora. Esa red es la que apoya dicho programa y una escritura central como esta. Pero sobre todo, el papel de los equipos de producción y los técnicos”, explicó.
Y sin una guión establecida, todos los equipos de radio tuvieron que ir a trabajar para mantener la radio en funcionamiento. Además de los periodistas y productores, el SER y los 40 principales permanecieron activos gracias al uso de sus propios generadores eléctricos, que continuaron trabajando con el uso de combustible que llegó, “en plata” al techo de la escritura central y evitan que la antena se apague.
“La radio es confiable porque es simple y rigurosa”, dijo Casal. Y es que en un momento en que las redes sociales cayeron, los soportes digitales cayeron y no había otras fuentes de información, una batería de radio era el objeto analógico al que millones de españoles llegaron durante horas para recibir la última hora del apagón. “Esperemos que muchas personas lo hayan descubierto como un medio confiable. Todavía es un medio que está muy vivo, tal vez más vivo que nunca”, dice.