
Un grupo de expertos de la Universidad de Valencia, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y la Asociación Valenciana de Meteorología (AVAMET) han analizado los “volúmenes de precipitación en las cuencas de la Rambla del Poyo en la génesis de las inundaciones del 29 de octubre de 2024” que causaron al menos 225 muertos. El estudio hace una estimación según la cual el flujo de la inundación mortal podría triplicar o más 2,283 metros cúbicos por segundo que se registraron en la capacidad (el punto de medición) del Poyo Rambla antes de romper a las 18.55.
La principal conclusión del estudio es que la primera ola de la inundación que sacudió el área de L’Horta Sud tomó la Rambla para la medición del flujo.
Esta primera conclusión refuerza la hipótesis de que la primera inundación no pudo ser detectada por el medidor de flujo de la confederación hidrográfica Júcar porque ocurrió aguas abajo. La única forma de alertar sobre esa inundación habría sido con la vigilancia de los barrancos in situ por bomberos y agentes forestales de la Generalitat Valenciana. Pero esa vigilancia dejó de llevarse a cabo a partir de las tres de la tarde porque el flujo en el barranco de Poyo había descendido hasta que los niveles de riesgo se ordenaron a continuación y se ordenó a los bomberos que se retiraran, como lo explicó uno de los responsables. “Si nos hubiéramos quedado, como planeamos, habríamos demostrado en el momento en que el aumento del flujo cuando ocurrió poco después. Nos retiraron cuando no llovió y luego lo que cayó.
El Poyo Barranco tiene “dos hermanos menores, los barrancos de Horteta y Gallego”. “El primero converge con el Poyo en el municipio de Torrent, justo antes del punto apical del gran ventilador aluvial en el que ocurrió la inundación (la parte más alta donde el torrente abandona el área montañosa y comienza a expandirse en la llanura)”. Los expertos han analizado la distribución espacial del volumen de lluvia que cae el 29 de octubre en Valencia y han desarrollado tres “hipótesis bastante confiables” sobre lo que sucedió.
1. Las contribuciones de precipitación de 16.00 a 19.00 en la cuenca de remanso de la capacidad durante la segunda inundación del Poyo, el primero ocurrió en la mañana y luego el flujo descendió, los catastróficos de la tarde, son mayores que los caídos en la parte de la cuenca aforada (medida).
2. La precipitación comenzó a caer con volúmenes muy fuertes en las cuencas de Horteta y Galician al menos una hora antes de hacerlo en las cabeceras de Poyo; Solo la parte inferior de la cuenca de Agorad, que se extiende después de la confluencia de los barrancos grandes y de Chiva en Chesté, tenía un comportamiento similar al de la parte no opuesta, pero sus contribuciones no alcanzan un tercio del total.
3. Los horarios de contribuciones pluviométricas de la parte mencionada tienen dos picos temporales en la tarde, a las 18.00 y a las 20.00, este último es cuando las lluvias en las cuencas de los barrancos grandes y chivos ya eran claramente mayores que las del resto de la cuenca.
“Podría haber sucedido”, dice el estudio, “quien golpeó el barranco de Horteta primero con la ayuda del barranco gallego, el hermano más pequeño, y luego el agua de la parte inferior de la cuenca de Poyo, el hermano mayor y que se está tomando la mala reputación de la responsabilidad”.
El estudio concluye: “Solo se ajustan dos soluciones:
a) o la parte horteta, gallego y inferior de Poyo (que rompió la capacidad con 2,000 metros cúbicos por segundo), y luego la inundación podría triplicar o más esta cantidad.
b) o golpear a Horteta y luego Galician y Poyo, con un cierto rodamiento del pico ascendente. Lo que seguramente no sucedió es que la responsabilidad principal fuera de las cabeceras de Poyo, cuyas grandes contribuciones fueron más tarde y más lejos del punto apical del ventilador aluvial (la parte más alta donde el torrente abandona el área montañosa y comienza a expandirse en la llanura).
La investigación judicial sobre la catástrofe natural del 29 de octubre en Valencia ya ha recopilado numerosos informes de diferentes departamentos de la Administración Autónoma (112, Medio Ambiente, Interior) y el Estado (Agencia Estatal de Meteorología, Confederación Hidrográfica Júcar) que demuestra la información abundante que la responsabilidad de emergencias tuvo que tomar decisiones e hizo nada. El juez ha definido esta situación como “una inactividad con el resultado fatal”. Sin embargo, el gobierno valenciano de Carlos Mazón repite la idea de que no se pudo evitar la tragedia porque carecían de la información de la confederación hidrográfica de Júcar sobre el flujo que no los alcanzó hasta las 18.45. Pero la inundación catastrófica tenía, según este estudio, un origen diferente que no podía detectarse porque en esos dos barrancos que fluyeron aguas abajo de la Rambla del Poyo no había medidores de flujo o la vigilancia obligatoria de la generalitat valenciana.