Ana Mombiedro es una arquitecta especializada en neuropsicología educativa. Para ella, los espacios no son solo lugares para habitar, sino que son lo que influye directamente en nuestra forma de comportarse e interactuar. Si bien nos preocupamos constantemente por su decoración, la ergonomía y la funcionalidad positiva de estos también deben ser una prioridad.
El especialista es profesor de un maestro pionero en la Universidad de Alicante sobre Neuroarquitectura, un término que enfatiza la participación activa de todas las habitaciones (incluidas las calles y los parques) en la vida de los ciudadanos. A través de su experiencia, relata para la vanguardia de las diferencias que ha podido mostrar entre las áreas comunes de otros países, como en su caso, Suecia, con España. El significado de esto? Un cambio en el comportamiento social de sus habitantes.
Cómo nos comportamos
Espacios comunes: España y Suecia
“Viví cuatro años en Suecia y pasé por muchas casas, porque era estudiante y luego trabajador”, comienza el experto diciéndole su paso por el país escandinavo. En lugares para relacionarse dentro de él no es una opción (las bajas temperaturas se convierten en enemigos sociales), los espacios entre cuatro paredes se convierten en lugares de entretenimiento, vida diaria y reuniones con familiares y amigos. Aunque, no como en España lo entendemos.
Sr. y Sra. Howe
“Curiosamente, en casi ninguna casa había una sala de estar. Lo común era tener dormitorio, cocina y baño, y abajo, una sauna comunitaria. Las reuniones sociales, con amigos o vecinos, estaban en la sauna”, dice el arquitecto. Esto se debe a que es un lugar cálido e íntimo ideal para construir relaciones cercanas. “Es un espacio agradable, donde duchas, entras, sales … y todo lo que tiene un impacto en la personalidad. Te conoces a ti mismo como eres”, nos dice.
“Fue allí donde viví en la primera persona el vínculo entre cómo está el cuerpo y cómo se forma el carácter. Por eso sería fascinante estudiar lo mismo en otras culturas”, continúa.

Madrid-Ostock StreetKelvinjay
Y en España, las esquinas como la sauna no son una prioridad. Aquí vivimos y vivimos juntos de una manera externa, mucho más conectadas con las ventajas de vivir en un país soleado la mayor parte del año. “Doy clase a estudiantes de los Estados Unidos que vienen a Madrid, y durante la primera semana enseñamos en la calle. Explico que aquí el espacio público es nuestra gran habitación. Nos sentamos en un banco, tomamos algo, hablamos … vivimos lejos de casa, en las cuadrados, las terrazas, las aceras. Y eso es parte de nuestra identidad”, revela el especialista.
Esta relación entre el espacio y la personalidad está aumentando el interés en el bien conocido ‘neurourbanismo’. “El concepto estudia cómo el entorno urbano afecta a las personas. En la maestría de la Universidad de Alicante, que es la primera maestría universitaria en Neuroarquitectura, tratamos con este tema en profundidad. Medimos, analizamos, evaluamos … y estudiamos cómo aplicar todo esto a proyectos reales”, explica.
El telarking
Otros espacios esenciales
El exterior no solo influye en cómo nos relacionamos, sino también cómo trabajamos. La pandemia trajo un nuevo fenómeno a nuestras vidas: la teletrabajo. Saber cómo llevarlo a cabo es esencial, y no solo para la productividad, también para la salud.
Tener diferentes profundidades visuales en el medio ambiente es muy beneficioso
Ana Mombiedro, arquitecto
El experto informa que esto es informado: “Si nos teletrabajamos, el ideal es tener una ventana cerca. Mirar el horizonte le permite cambiar el enfoque visual, lo que descansa los músculos del ojo y también la mente”, aconseja. “Tener diferentes profundidades visuales en el medio ambiente es muy beneficioso. Por eso no recomiendo teletrabajo en el dormitorio, o para la salud física o mental. Además, sería ideal tener diferentes esquinas para diferentes tareas: un espacio para responder correos electrónicos, otro para hacer videollamadas, otro para preparar clases … no necesita mucho espacio, pero hace variedad”, termina Ana termina.