EL FUEGO QUE SOMOS – CON LOS OJOS ABIERTOS – .

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Respecto a los recientes ataques a la cineasta Albertina Carri, y algunas cuestiones más.

A Albertina Carri

Hace días la película las hijas del fuego, su directora, Albertina Carri, y las actrices que la protagonizan, recibieron una ola de ataques verbales por su gordofobia, ignorancia y fascismo. No sorprende cuando el propio presidente habilitó la rutina de invertir los 280 caracteres requeridos en insultar a artistas que no le agradan o que no coinciden con sus políticas de exterminio. El contexto en el que esto ocurrió tampoco es casual: en las últimas semanas se repitieron las agresiones físicas contra activistas de Derechos Humanos. De hecho, Albertina Carri y sus hermanas fueron testigos que sobrevivieron al secuestro y asesinato de sus padres durante la última dictadura cívico-eclesiástica-militar.

Albertina Carri

Vale decir que todos los artistas atacados superan al presidente y sus ministros en calidad profesional, prestigio internacional y popularidad, por varios organismos (sin bancada). Y agregar que todos los artistas atacados generaron o generan obra en rubros no propios de su actividad (transporte, hotelería, gastronomía, imprenta, entre otros) y que aportan divisas en moneda extranjera, provenientes de derechos de exhibición o de ejecución en el exterior. Hay que insistir en que ninguno de los artistas agredidos les quite la comida de la boca a los niños del Chaco: el cine se financia solo. (Nota: la paralización productiva ordenada por Carlos Luis Pirovano, presidente del INCAA, implica la confiscación de fondos sobre los cuales sólo el INCAA tiene potestad asignada y protegida por ley).

las hijas del fuego Es, en efecto, una película pornográfica. Fue así concebido con la intención manifiesta de poner en discusión, de refutar, ese género (gran negocio altamente lucrativo) creado para provocar y satisfacer la incontinencia masculina, al tiempo que formatea el estereotipo del cuerpo femenino y el menú erótico mainstream que excita los ojos masculinos. . .

las hijas del fuego narra el complejo fenómeno del reconocimiento del deseo, de la materialización de la fantasía, del goce con y de un cuerpo “no hegemónico”. las hijas del fuego resignifica la belleza y la normalidad referidas a los cuerpos y deseos de las mujeres. Abre el juego a la autodeterminación subjetiva, a la identidad inestable, a la variación y al placer que las mujeres no pueden nombrar. Porque la palabra, el nombre y la ley también eran construcciones masculinas. las hijas del fuego discute con el paradigma moral que establece lo que poder mirar y qué no, que idealiza ciertos cuerpos para descartar otros, que consagra el patriarcado bajo la lógica capitalista.

las hijas del fuego Fue filmada entre 2016 y 2017. Se estrenó en 2018 y, ese año, ganó el premio a Mejor Película de la Competencia Argentina, en la 20° edición del BAFICI. Posteriormente, fue exhibida en más de medio centenar de festivales alrededor del mundo. También se estrenó en Alemania, Brasil, Suecia y Finlandia. Está disponible en la plataforma MUBI.

las hijas del fuego y estos acontecimientos me obligaron a revisar un texto de Ricardo Parodi: “Si algo nos preocupa, nos preocupa, en el cine, y en el arte moderno en general, es esa posibilidad, latente en cada imagen, en cada vibración sonora, de verificar que el cuerpo ya no es un dato seguro. El cuerpo ya no es la última y permanente garantía de la realidad, la identidad y el yo. Por el contrario, el cuerpo está ahora expuesto a múltiples variaciones, a diferentes ondulaciones, a mutaciones radicales… Pensar en el estatus de la representación del cuerpo en el cine implica cotejar, conectar, los conceptos de condición, expresión y intensidad postulándolos como miembros de esa fuerza capaz de desestabilizar la organización institucional de lo corpóreo”.

Ladrones

¿Quiénes son?

“De todas las cosas que habitan en mi cuerpo,

La memoria es la más extraña”.

Lo que aprendí de las bestiasC.A.

¿Quién o qué es un “hater”? ¿Quién o qué es un “troll”? ¿Qué edad tienen? ¿A qué te dedicas? ¿Por qué se reproducen en X cuentas anónimas que publican cualquier cosa? ¿A qué se debe tanta basura? ¿Existen determinaciones históricas que podrían explicar este “fenómeno”?

Tal vez. Con horror, se me ocurren dos hipótesis. El primero sería el negacionismo involuntario por quienes no vivieron la dictadura cívico-eclesiástica-militar y/o crecieron en familias que no activaron esa memoria. Dentro de este grupo, también estarían quienes, desde la escuela, no fueron formados en la convicción democrática de “memoria, verdad y justicia” respecto de los crímenes de lesa humanidad cometidos por militares, civiles y eclesiásticos, entre 1976 y 1983.

La segunda hipótesis apunta a negacionismo concienzudo, militante, ideológico. Si lo primero pudiera revertirse (mediante políticas estatales, educación universitaria, participación política, etc.), lo segundo podría tener motivaciones escalofriantes. Por ejemplo, la naturalización del concepto de “desaparecido” (en sustitución del de “asesinado”) según la lógica con la que Jorge Rafael Videla lo definió en una conferencia de prensa en 1979: “Frente al desaparecido como tal, es un Se desconoce la persona desaparecida. Si el hombre apareciera tendría un tratamiento “No podemos hacer nada al respecto, nos ocupamos del familiar”.

Según esta línea de razonamiento, si la sociedad argentina pudiera (¿pudiera?) sobrevivir a esa aniquilación humana e incorporar a su vocabulario una palabra inédita, imperdonable y obscena. Si hoy el poder político reivindica, actualiza y promueve la violencia institucional, ¿por qué no apropiarse de la figura de los “desaparecidos” para reutilizarla propagando la violencia desde el anonimato, con la impunidad que otorga el apoyo presidencial?

En una época que rechaza la verdad como herramienta de convivencia, como condición de revelación, como destino del conocimiento, como enigma del trabajo artístico, como esqueleto de la honestidad, “desapareciendo” en las redes para difundir la xenofobia, física e ideológica. discriminación, estaría de acuerdo con la perversidad que nos rodea.

Pienso ahora en Albertina, en su cine magnífico, incesante e irrepetible. En la honestidad de tus preguntas y de tus viajes. En la sensibilidad desobediente que la caracteriza y enseña. En su generosidad libre y furiosa que desborda su obra. “La libertad no existe. Sin embargo, cada uno es responsable de lo que es”, escribió Sartre hace mucho, mucho tiempo.

María Iribarren / Copyleft 2024

 
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