La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), que tuvo lugar en Dubái en noviembre y diciembre de 2023, reveló la urgencia de alinear las visiones de los líderes mundiales sobre el cambio climático y acciones decisivas para mitigar los riesgos asociados. Durante las sesiones se abordó la necesidad de adoptar tecnologías innovadoras, generar soluciones reales hacia las energías renovables, la necesidad de eficiencia energética en un horizonte 2030 y avanzar en materia de financiamiento de la acción climática, incluyendo pérdidas y daños.
América Latina jugará un papel importante en las conversaciones de 2024 sobre la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad. Colombia, uno de los países con mayor biodiversidad del planeta, será sede de la Cumbre de Biodiversidad COP16 en Cali, y seguramente la agenda seguirá dando continuidad a ciertos puntos previamente abordados en la COP28.
Bajo estas perspectivas, es importante entender cómo estas conversaciones globales impactan en las empresas latinoamericanas, y cómo los líderes empresariales deben abordar estos temas tanto en sus directorios como en su planificación anual y así poder anticiparse para seguir siendo competitivos en un entorno desafiante. .
¿Cuáles son las oportunidades para las empresas latinoamericanas?
El enfoque hacia la innovación tecnológica, abordado en la COP28, plantea tanto oportunidades como desafíos. Es fundamental que las empresas pensar en soluciones o procesos que apoyen su adaptación al cambio climático, la conservación de los ecosistemas o el uso sostenible de los recursos, ya que serán claves para la Región en los próximos años y en la toma de decisiones estratégicas.
Históricamente, las conversaciones sobre el clima se han centrado en la mitigación de Gases de Efecto Invernadero (GEI) pero, a diferencia de otras ediciones, COP28 destacó la importancia de la adaptación y la resiliencia, dando como resultado el Fondo de Pérdidas y Daños. Las empresas ya están sintiendo los efectos del cambio climático, por lo que anticiparse a sus riesgos debe ser una prioridad en todos los niveles empresariales.
El Los riesgos climáticos tienen grandes implicaciones más allá de los riesgos físicos, que impactan los activos de una empresa, su cadena de suministro o la infraestructura asociada a su sector. Es crucial que las empresas comprendan cómo el cambio climático podría afectar no solo a sus propiedades, sino también a sus operaciones, personas e inversiones, reforzando así la necesidad de ajustar los procesos operativos y la competitividad empresarial.
Abordar este último punto, sin embargo, es complejo en países como Colombia donde la economía informal, según el DANE, representa más del 55% de la fuerza laboral, como también ocurre en otras economías latinoamericanas. Esto representa grandes desafíos para coordinar, estandarizar o replicar modelos de descarbonización y generar un impacto climático positivo en el tejido empresarial del país.
Estos puntos críticos que enfrenta la Región, así como la necesidad de soluciones o acciones innovadoras decididas tanto a nivel gubernamental como empresarial, serán el eje fundamental para construir un futuro sostenible y resiliente en los países de América Latina.
Hacia la acción climática: el papel del sector asegurador
El sector de seguros desempeña un papel fundamental a la hora de hacer de la acción climática la opción predeterminada para las organizaciones. Descarbonizar la economía global es posible y necesario, aquí la industria aseguradora puede acompañar y fortalecer este camino para apoyar esta transición.
Las herramientas de evaluación de riesgos y fijación de precios en el sector de seguros basadas en datos históricos también tendrán desafíos de adaptabilidad. La introducción de nuevas tecnologías, eventos climáticos extremos o ciclos naturales alterados exigen nuevos enfoques o modelos, generando así una demanda adicional para la industria aseguradora.
En nuestro panel durante la COP28 en el pabellón de Colombia, diferentes actores abordaron la importancia del sector asegurador tanto a nivel global como local para desarrollar soluciones que apoyen estas iniciativas.
Colombia, como economía global y uno de los motores dentro de la Región, enfrenta importantes desafíos relacionados con los riesgos naturales y una necesidad apremiante de abordar los problemas climáticos en todos los niveles.
Colombia ocupa el décimo lugar entre las economías globales con riesgos relacionados con tres (3) o más amenazas naturales, lo que subraya la vulnerabilidad del país a eventos climáticos extremos. La Región está experimentando una mayor recurrencia de estos eventos, aumentando el riesgo de inundaciones, incendios forestales, deslizamientos de tierra y tormentas. Este panorama resalta la urgencia de establecer estrategias de desarrollo sostenible y gestión territorial, de manera organizada y de largo plazo.
La adaptación no es sólo una necesidad para Colombia, sus empresas y sus gobiernos, también lo es para otras economías de la Región como Brasil (otro de los países con mayor biodiversidad) o México, reconociendo la necesidad de tomar medidas urgentes para enfrentar la crisis. efectos del cambio climático.
Desde una perspectiva de mitigación, según Amy Barnes, jefa de Estrategia de Clima y Sostenibilidad de Marsh y miembro del grupo climático Marsh McLennan, Colombia es responsable del 0,57% de los gases de efecto invernadero del mundo, lo que subraya la importancia de los compromisos sólidos para reducir las emisiones. De hecho, el país se ha comprometido a reducirlos en un 90% para 2050, fijándose un objetivo ambicioso en línea con los esfuerzos globales para abordar el cambio climático.
