En un mundo donde la lucha por la supervivencia se ha vuelto cada vez más desafiante, los programas de asistencia gubernamental ayudan a quienes se encuentran en situaciones extremadamente vulnerables. Sin embargo, la amenaza de estafa está quitando recursos destinados a quienes más los necesitan y provocando desesperación en las víctimas.
Este es el caso de Judith Quintana, quien el 6 de abril intentó pagar en un supermercado con su tarjeta SNAP y descubrió que su cuenta, que debería tener un saldo de 200 dólares, estaba completamente vacía, a pesar de haber consumido menos de 20 dólares.
“Me sentí muy triste porque eso es lo que tengo para comer todo el mes, y le doy gracias a Dios por tener esta ayuda”, dijo Quintana.
Al intentar realizar compras al día siguiente, su tarjeta fue rechazada. En ese momento, Quintana comprendió que no se trataba de un simple error, sino que había sido víctima de un fraude que amenazaba con quitarle su única fuente de sustento.
“Con la situación actual de inflación, donde todo es caro y no alcanza, esto es como un apoyo de esperanza de que puedas tener tu comida”, lamentó Quintana, dando voz al sentir de miles de familias que dependen de estos programas para sobrevivir. en medio de la crisis económica.
Raúl González, director de Grupo Médico Integrum, organización comunitaria asociada al Departamento de Niñez y Familia, relató cuántas personas acuden a ellos preocupadas por el saldo vacío en sus tarjetas SNAP. “Cuando revisamos nos damos cuenta que es un fraude, lo estamos denunciando y tenemos que hacer trámites para ayudar a estas víctimas a recuperar ese dinero”, explicó González.
Según las alarmantes estadísticas compartidas por González, el año pasado se reportaron desfalcos por más de $30 millones en el programa SNAP en 44 estados del país. Una cifra que pone de relieve la magnitud del problema y la urgente necesidad de tomar medidas contundentes para proteger a los más vulnerables.
En el caso de Quintana, gracias a la intervención de su trabajadora social y el apoyo recibido, logró recuperar el saldo defraudado en cuestión de días. “Llamaron, pusieron una denuncia, estuve allí, hablé con Familia Niños y rápidamente, a la semana, tenía la tarjeta”, dijo aliviada.
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