Pronostican que Banco Central podría alcanzar USD 10.000 millones de reservas netas positivas tras la cosecha

Pronostican que Banco Central podría alcanzar USD 10.000 millones de reservas netas positivas tras la cosecha
Pronostican que Banco Central podría alcanzar USD 10.000 millones de reservas netas positivas tras la cosecha

Foto de archivo: imagen de la fachada del edificio del Banco Central de la República Argentina en el centro financiero de Buenos Aires, Argentina. 16 de septiembre de 2020. REUTERS/Agustín Marcarian/

Acumulación de reservas, levantamiento del cepo y capacidad política para llevar a cabo las reformas son, en este momento, los tres grandes ejes que mueven el ánimo inversor y sobre los que hay distintas expectativas en un mercado que sigue valorando, sobre todo, la Profundo convencimiento del orden fiscal de la gestión de Javier Milei.

Sin embargo, en cada uno de los tres puntos se pueden encontrar matices. El primer punto, la acumulación de reservas, es a estas alturas del año un logro que analistas y operadores consideran indiscutible. Sin embargo, la magnitud y velocidad de esta recomposición es objeto de debate. Las proyecciones más optimistas del mercado indican que, a pesar del lento inicio de la cosecha y el bajo nivel de ingresos en dólares incluso respecto al año pasado, el Banco Central puede acumular el doble de reservas de lo que requiere el FMI. Es decir, unos USD 20.000 millones, hacia el final de la cosecha pesada.

Esto implicaría que el Gobierno entraría al segundo semestre con un “colchón” de casi USD 10.000 millones de reservas netas positivas, lo que eventualmente podría habilitar un mayor margen de maniobra para avanzar en el segundo eje, el levantamiento de los controles de capital. Aunque no es necesariamente lo que ahora creen los analistas y gestores de carteras que sucederá. Es una de las principales conclusiones obtenidas de la charla que compartieron en un evento de finanzas organizado por Forbes el vicepresidente de Cohen, Nicolás Parrondo, el director de Balanz, Pablo Castagna, el socio de Deloitte, Federico MacDougall y el director de Puente, Lucas Lainez.

“Después de terminar la cosecha espesa, creo que podemos llegar a julio, agosto con un nivel de reservas netas positivas en torno a los USD 10.000 millones”, dijo Parrondo, quien basó esta expectativa en que las restricciones cambiarias están prácticamente intactas y en eso no sólo las importaciones aún no tienen acceso completamente libre sino que, además, debido a la fuerte recesión económica tampoco hay presiones de esta manera para el BCRA. Reconoció, sin embargo, que el nivel de compromisos hacia el segundo semestre del año, ahora sin el ingreso extraordinario de divisas por la estacionalidad del segundo trimestre, podría generar una salida de reservas pero, en cualquier caso, su proyección se mantiene. optimista.

Paradójicamente, en línea con sus compañeros del panel, para Parrondo el nivel de reservas acumuladas no implica que el Gobierno vaya a levantar el cepo en el corto plazo. De hecho, los cuatro expertos descartaron rotundamente que esto vaya a suceder en los próximos meses, salvo que haya algún tipo de ayuda internacional. Es decir, un préstamo del Fondo Monetario. “Si hubiera dólares de un préstamo o algo que garantizara su viabilidad, podríamos creer que el levantamiento del cepo es inminente. Pero no es lo que ves hoy. Si tenemos que plantearlo ‘con los nuestros’, tal vez alrededor de septiembre u octubre”, afirmó MacDougal. Para Lainez, en cambio, lo que se verá es un proceso gradual en el que se irán eliminando restricciones en la medida que el mercado pueda absorber esas liberaciones parciales sin reacciones sobresaltadas.

“Incluso si el Banco Central logra reunir reservas, las condiciones para eliminar el cepo son enormes; importaciones, deudas y también dividendos que las empresas llevan años sin pagar. No lo veo este año, quizás a principios del próximo”, advirtió Parrondo. Junto a él, Castagna coincidió en que los tiempos serán más lentos de lo que creía el mercado, aunque señaló la posibilidad de que esto suceda a finales de año. La reacción inmediata, consideró, sería el ingreso de divisas en inversiones, al menos financieras. No sólo para los bonos soberanos sino también para sectores críticos de la economía como la energía o los bancos.

 
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