Primera sesión del juicio por un accidente que costó la vida a un joven en la N-111 en Nalda en 2018

“Para mí este hombre era un kamikaze que se iba a suicidar pero mató a otra persona”. Así de contundente se ha mostrado uno de los testigos que declaró este miércoles en la primera sesión del juicio contra un conductor que provocó un accidente. en el cual un joven de 31 años falleció el 27 de julio de 2018 en el municipio de Nalda. Este taxista con casi dos décadas de experiencia y copiloto de rallyes recordó con detalles que hicieron llorar a la familia del fallecido un accidente que lo marcó. “Se estrellaron contra mi puerta, vi una nube de humo blanco… Incluso recuerdo el cuerpo del conductor atravesando la luna por encima del volante”, testificó.

Esas palabras han culminado un testimonio que ha sido casi como un viaje a la muerte desde el cruce de Villanueva hasta el punto kilométrico 312,6 de la N-111. «Salí a la carretera y había seis o siete coches, el último, un Audi 100 rojo. En la recta de Torrecilla comencé a adelantar a otro coche. Vi que me vio por el espejo retrovisor y, cuando lo alcancé, intentó desviarme de la carretera. “Tuve que frenar fuerte y me metí en el hueco que dejaba su coche”, recordó. Tras el susto, poco después, el testigo vio el Audi parado junto a la puerta de Peñaclara “y al conductor sujetándose la cabeza con las manos, como dándose un cabezazo”.

Siguió su camino aunque recordó que intentó contactar con la Guardia Civil para ponerles al corriente de la situación, pero no pudo. Unos kilómetros más adelante, cuando ya estaba de cara al valle de Iregua, vio venir el mismo vehículo “dando todo lo que daba, adelantando y quedando atrás”. También vio, en el otro carril, un Ford Focus que “circulaba con normalidad, por su carril, a una velocidad adecuada” cuando el Audi “comenzó a adelantar” provocando la colisión. «Estoy convencido de que lo hizo a propósito. Es más, poco después me dijeron que días antes había dicho que quería suicidarse. Y la intención era provocar un accidente», apuntó. «Habría tenido tiempo de haber evitado el accidente y no quiso hacerlo. “Yo iba a por él”, añadió.

En esta sesión inicial de la causa también participó el padre y expareja del imputado, un joven soriano que tenía 31 años en el momento de los hechos. El primero, propietario del Audi, ha asegurado que no dejó que su hijo se llevara ese coche. “Le pedí que me diera la llave y me la dio, pero haría otra copia”, declaró recordando una ocasión en la que incluso lo denunció por haberle robado el auto “con tres escopetas adentro”. Explicó que su hijo, antes del accidente, era “conflictivo”, percepción que fue respaldada por su expareja, con quien mantuvo una relación de apenas un mes y medio poco antes del accidente que acabó con una denuncia por machista. violencia. .

Aseguró que el imputado “era una buena persona cuando no estaba borracho ni drogado”, pero que “consumía speed, cocaína, alcohol…”. En uno de esos casos de abuso de alcohol, él la amenazó, por lo que la expareja lo denunció y solicitó una orden de protección. “En el momento del accidente llevaba una pulsera telemática”, anotó y recordó que, tras romper la relación, el acusado le dijo que “iba a coger el coche de su padre y suicidarse”.

Para finalizar la sesión, dos agentes de Tráfico de la Guardia Civil recordaron el accidente y coincidieron en señalar su causa. “El audio invadió el carril contrario de manera sorprendente y no le dio tiempo al conductor del Focus a reaccionar”, testificó el primero. “Fue una irresponsabilidad por parte de ese conductor”, confirmó el segundo.

El acusado, el último.

Ante los primeros testigos, las partes han explicado sus funciones al jurado y han comenzado a trazar las grandes líneas de acusación y defensa en un juicio atípico, ya que el imputado será el último en declarar, cuando lo habitual es que sea el primero. Su abogado ha preferido cambiar el auto, aunque ya ha afirmado que el acusado “no recuerda nada” y que está “expuesto a lo que digan los demás”.

La fiscalía y la acusación particular han coincidido en que el comportamiento del joven que se sienta en el banquillo de los acusados ​​”fue deliberado”, ya que detrás había una intención de quitarse la vida. «Una tendencia suicida con un método terrible. “Cualquiera podría haber sido la víctima”, añadió.

“No se trata de un accidente – ha señalado el abogado de la familia de la víctima – sino que mató en línea recta con visibilidad, sin obstáculos y sin opción de maniobra alguna”. Y recordó que el fallecido, que pertenece a una familia de churros, regresaba de Logroño a Soria “después de comprar pan y otras cosas”. “Cumplió con sus obligaciones para con la familia”, dijo.

En el caso de la defensa de DS, su abogado ha intentado, en primer lugar, anular la prueba de alcoholemia realizada en el lugar del accidente, al entender que se rompió la cadena de custodia, que los resultados podrían haberse visto alterados debido a las maniobras de reanimación. y también puso en duda los resultados de esto, bajándolo de 0,72 miligramos por aire espirado a 0,52. Su intento fue desestimado por el tribunal.

Posteriormente, argumentó que las acusaciones han olvidado la participación de la víctima en el accidente y que él “lamento porque falleció, pero hay que decirlo, dio positivo a marihuana”. «Había otro conductor [la víctima] que venía en caravana, que conducía similar, que chocó contra un coche con ráfagas… En el peor de los casos, pudo haber una concurrencia de actitudes”, señaló. Además, recordó que su defensor, desde la brutal colisión, sufre una discapacidad intelectual del 15% y una discapacidad física del 27%.

Del “simple accidente” al homicidio doloso

La primera de las sesiones del juicio por el accidente de tráfico que acabó con la vida de un joven de 31 años en Nalda el pasado 2018 sirvió para que acusación, acusación particular y defensa expusieran sus puntos de vista fundamentados en las solicitudes de sentencia. al que se enfrenta el imputado. El Ministerio Público solicita 13 años de prisión y nueve años de privación del permiso de conducir, mientras que la fiscalía que representa a la familia del fallecido solicita 15 años de prisión. Por su parte, la defensa del imputado considera “un despropósito” el escrito del fiscal y considera que “no hay delito” sino que se trata de un accidente “puro y simple”, por lo que solicita la absolución o, en su defecto, una pena máxima de un año de prisión y otro año de privación de conducción.

 
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