Elige bien el lugar, porque es clave.

Viernes, 14 de junio de 2024, 00:04

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El espacio cuenta. El lugar de la casa elegido para charlar con tus hijos, especialmente cuando se trata de adolescentes, determina en gran medida el éxito de la conversación. No vale cualquier lugar. Es necesario un lugar donde los niños se sientan cómodos y puedan expresar sus sentimientos libre y verdaderamente, con el corazón en las manos. La cocina y el dormitorio suelen ser los preferidos por los más jóvenes. Las madres, además, saben que hay otro lugar donde se sueltan y cortan a su antojo. Anótalo: ¡es el coche!

Un estudio pionero llevado a cabo por la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign (Estados Unidos) ha determinado los entornos ambientales en los que los adolescentes y sus madres se sienten más cómodos para charlar. El trabajo se ha realizado con un centenar de niños y niñas. También participaron sus madres, no sus padres, porque se entiende que generalmente son ellos los principales cuidadores, quienes pasan más tiempo con ellos y quienes tienden a involucrarse más en las actividades diarias de sus hijos. No siempre sucede, pero normalmente sí. Las conclusiones del trabajo serán muy prácticas para las familias que tienen hijos en la era del silencio y la intimidad.

“Es un trabajo muy interesante porque se centra en la importancia de elegir el espacio adecuado para lograr una comunicación de calidad con tus hijos”, destaca la psicóloga Silvia Garrigos, miembro de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicología de Madrid. Según el experto, todos los trabajos de este tipo realizados hasta la fecha se centraron en la importancia de la arquitectura y el diseño para la gestión y el bienestar de determinados colectivos. Los psicólogos suelen aportar su punto de vista en el diseño, por ejemplo, de espacios destinados a proteger a las personas mayores de la soledad impuesta o en la creación de entornos amigables para los niños víctimas de abuso. Pero curiosamente hasta ahora nunca se había trabajado en cómo fomentar la comunicación dentro de la familia a través del entorno.

tiempo de tarea

No es un aspecto intrascendente, según Garrigos. El ritmo frenético de vida actual deja cada vez menos oportunidades para que la familia comparta su tiempo y sus preocupaciones. Cuando llegas a casa del trabajo, todo son tareas. La cena de hoy, la comida de mañana, la ropa, la casa… Además, el lugar donde tradicionalmente la gente más hablaba en casa, donde compartía, intimaba y vivía, era la cocina. Pero ya no más. “Las cocinas. Excepto en las ciudades, se construyen cada vez más pequeños” y, en consecuencia, invitan cada vez menos al diálogo y a la confianza.

Aun así, éste sigue siendo, según el estudio norteamericano, el lugar de encuentro de los niños y sus madres, el espacio donde ambos coincidieron en sus elecciones. “Si se tiene la oportunidad de participar en el diseño de la vivienda, puede ser interesante pensar en darle cierta amplitud al espacio donde se reúne la familia para comer y hablar de su día a día”, explica el especialista. De lo que se trata es de convertir la cocina en lo que siempre fue: un espacio de interés común en un ambiente de confianza y amigable para todos los miembros del clan.

  • Encuentra tu sitio:
    El medio ambiente importa. Selecciona un lugar cómodo para que tanto los niños como los padres se conecten, donde puedan hablar con confianza, serenidad y cercanía.

  • Hay una cosa que quiero decirte:
    Encuentre una manera educada de invitar a la conversación. Por ejemplo, “Quiero decirte algo que es importante para mí”.

  • Adolescentes: “¿Los he perdido?”
    Nada de eso. La adolescencia es la época en la que los niños desarrollan el pensamiento crítico y buscan diferenciarse de sus padres. Se sienten más cómodos hablando con sus compañeros. Ellos regresaran.

A los niños también les gusta su propia habitación, “su espacio seguro”, considera la psicóloga madrileña. Sus madres, en cambio, prefieren el coche. Entienden que cuando les recoges del colegio o les llevas a algún lugar, como a entrenar, puede ser un buen momento para hablar y ahondar en sus preocupaciones y deseos. El interior del vehículo, donde es más difícil mirarse a los ojos, permite, según ellos, que la conversación fluya mejor y resulte menos intimidante.

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Los tres espacios –cocina, dormitorio, coche– ofrecen momentos ideales para socializar, pero no son los únicos. Las familias con un solo hijo prefieren el salón, un espacio generalmente amplio, donde no hay más hermanos y nadie interrumpe.

Cuando la ropa está doblada

Las rutinas diarias también brindan buenas ocasiones para una conversación profunda. Más allá de la comida o la cena, siempre puedes aprovechar el momento en el que estás doblando la ropa planchada o, si aún es pequeña, cuando la metes en la cama para irte a dormir. Los pequeños suelen ser muy propensos a trastear en estas circunstancias. La noche, la hora mágica de los cuentos y las canciones, ayuda incluso para el futuro. “Cuando lleguen a la adolescencia cambiarán, pero se habrán sentado las bases para que las conversaciones sigan teniendo lugar”, recuerda la autora principal del trabajo, Dina Izenstark.

El estudio se realizó con familias de altos ingresos, lo que significa que sus resultados pueden no ser aplicables a aquellas donde uno de los padres trabaja un tercer turno, hay varios hermanos o la casa es demasiado pequeña. Aun así, cada familia debe saber aplicar sus propios hábitos para favorecer la comunicación. El resto llegará fácilmente.

 
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