Ese arrollador Peñarol que se lució en el segundo partido como visitante para igualar la serie de cuartos de final sufrió esta noche una derrota por 85 a 73 en el primer partido en casa, donde Quimsa demostró todo su poderío y se instaló en modo “match-point”, con opción de terminar la serie aquí mismo, este sábado.
El polideportivo de Isla Malvinas contó con un escenario espectacular, repleto de aficionados locales. El visitante consiguió más de 20 puntos hacia el inicio del segundo tiempo, luego de un inicio en el que el último campeón se movió con firmeza al inicio, en un duelo de defensas que derivó en la baja anotación, y poco a poco la ventaja.
Para el conjunto marplatense la puntería era esquiva y la búsqueda de triples como atajo no era el mejor camino. Palo y palo así, Julián Morales acertó al poner arriba el marcador y pronto respondió Sansimoni, para demostrar que no iba a ser una noche fácil. El cuarto cerraría 15-11 para Quimsa, gracias a un certero triple del “Chule”.
Y aceleró en el segundo cuarto para tomar ventaja. Inmediatamente llegó el 26-15 con acierto en el aro y destacada defensa: coordinada y agresiva para incomodar lo más posible a Peñarol. Además, Valinotti sumó su tercera falta.
Peñarol, con el regreso de sus titulares, pudo anotar y ponerse a 14 faltando dos minutos para el final, aunque Quimsa siguió mostrando una sólida actuación. Para colmo, encontró un par de triples que le dieron tranquilidad (45-27). Atrás siguió molestando a Valinotti y Thornton y redujo al mínimo el ataque local. El pitido del primer tiempo llegó con el 47-27.
Logró anotar hasta el 23 al inicio del segundo tiempo, donde al rato estaba el 52-39, pese a un marcador de 8 a 0 de Peñarol que lo intentó pero no pudo alcanzarlo. Progresó, eso sí, con el protagonismo ofensivo de Fernández y una defensa que por momentos cedió para una remontada que sumó, pero no fue suficiente. El tercero finalizó con un marcador de 65-33 que marcó rumbo y destino.
En el último, el equipo santiagueño arrancó mejor plantado y con más claridad de cara al ataque peñarolense. En dos minutos y medio marcó el 14 y se marchaba. Pero el polideportivo abarrotado levantó al equipo que mostró fibra, orgullo e historia: anotó con frecuencia y redujo el marcador a 77-69.
La gente explota con un triple de Fernández y buenas defensas, al límite. Un 79 a 73 marca la gran reacción del cuarto. Quedaban dos minutos y algo más. Pero apareció el campeón y ese aplomo para manejar la diferencia. Fue la victoria. Podría ser peor. Este sábado, a las 21, para Peñarol será el todo o nada.
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