La profecía de Mario Conde (+fotos) – Escambray – .

Aunque ocupó puestos directivos durante más de 20 años, lo que prefiere es una relación directa con sus pacientes. (Fotos: Delia Proenza/Escambray).

Aquella mañana en su Fomento natal, el abuelo Mario Conde, de nombre ficticio, no sabía que estaba poniendo la primera piedra de una sólida construcción que sería el bien de muchos.

“Edgar”, dijo eliminando la primera consonante del nombre de su nieto, “¿por qué no estudias medicina?”

La pregunta conmovió al chico, quien no respondió nada por el momento. Pero, indeciso como estaba, a días de llenar la papeleta donde se decidiría su futuro, la sugerencia se convirtió en una semilla en tierra fértil para ese frondoso árbol que hoy es el ejercicio profesional del doctor Edgardo Conde de Lara.

“No sabía muy bien lo que me esperaba, pero cuando comencé a estudiar me motivó de tal manera que aún hoy, después de tantos años, vivo enamorado de mi profesión”, comenta durante una pausa en su oficina. Ubicado al costado del policlínico Olivos I. Allí le siguen muchos de sus antiguos pacientes y también los más recientes, aparecidos durante la pandemia de la covid, cuando asumió un papel decisivo en la orientación de la población espirituana sobre la enfermedad, su tratamiento. y la forma de afrontar las consecuencias que estaba dejando.

Si no fuera por el SARS-CoV-2, quizá no estaríamos hablando ahora. Fue uno de esos días de reclusión colectiva en los que, al sintonizar la radio, escuché su aparición y sentí que por fin alguien daba las pautas para poder discernir y actuar sobre un tema que pocos conocían. Fueron días de mucha incertidumbre y desde las redes de Internet llegaron todo tipo de recomendaciones, algunas incluso descabelladas.

Usted se convirtió en algo así como la voz de la Salud Pública en Sancti Spíritus en relación a la enfermedad…Lo señalo, y la afirmación es sorprendente.

“No creo que haya sido así, es que desde la primera capacitación que recibimos en el Hospital Provincial, coincidiendo casi con el día en que se diagnosticaron los primeros casos en Trinidad, me quedé con muchas dudas sobre el tema y tomé en la tarea de búsqueda de información científica. Al principio fue escaso y algo contradictorio. Por eso seguí estudiando y acumulando experiencia en vivo, ya que formé parte del grupo de respuesta rápida para el diagnóstico de pacientes covid en el municipio de Sancti Spíritus.

Posteriormente me correspondió desempeñarme como especialista encargado de la interconsulta con casos positivos que en los centros de aislamiento presentaban un cambio en su condición clínica y se presumía que necesitaban ser trasladados al hospital.

En 2022, la Asamblea Municipal del Poder Popular en Sancti Spíritus reconoció su dedicación durante el Covid, otorgándole la distinción Escudo de la Ciudad.

“Pude sacar conclusiones sobre las etapas evolutivas de la enfermedad y su manejo, que junto con la información recopilada me permitieron formar mi propio criterio. Un día me llamaron de Salud Municipal, querían que hablara del tema en Centrovisión, y con un poco de incertidumbre fui y hablé de manera clara y comprensible para la población. De repente mis palabras estuvieron en las redes; Posteriormente se realizaron otras apariciones en televisión, en radio Sancti Spíritus y Radio Vitral, y así se inició un intercambio vía telefónica y también por otros medios para realizar consultas y aclarar criterios. Pese a todo esto, creo que si alguien tiene mérito en esa difícil etapa fueron los medios de comunicación de la provincia, al hacerse eco y amplificar los criterios que habíamos presentado”, dice, en un arrebato de humildad.

Fuiste seleccionado, aún sin doctorarte, para colaborar en Nicaragua. ¿Qué significó esa experiencia?

“Marcó mi vida como persona y como profesional. Fue para mí un gran honor ser elegido entre los reclusos de Sancti Spíritus para integrar un contingente de 100 estudiantes de sexto grado de toda Cuba para ayudar al pueblo nicaragüense, que tenía servicios de salud muy desfavorecidos. Fue una idea del Comandante en Jefe Fidel Castro, ante la falta de recursos humanos suficientes para atender el pedido del gobierno de ese país. Cuando nos despedimos en La Habana, nos explicó esos motivos y nos pidió llevar a cabo la misión con rigor, profesionalismo y altruismo, ya que era la primera vez que estudiantes de medicina asumían tal tarea. También dijo que había que poner en alto el nombre del país; Puedes imaginar cómo nos sentimos todos los jóvenes, casi niños, a quienes estrechó la mano antes de partir. Todos los días en mi trabajo como médico lo recuerdo.

“Me gradué en Nicaragua en julio de 1982, con cierta tristeza al no poder compartir ese momento con mis seres queridos, pero muy feliz y emocionada, porque recibí el título de manos de Daniel Ortega. Nuestro trabajo allí fue útil y aprendimos mucho con cada caso atendido”.

¿Por qué elegiste la Clínica?

“Primero que nada se lo debo a los excelentes profesores de Medicina Interna que me formaron, quienes fueron íconos de sabiduría, ejemplo de respeto al paciente y consagración. Desde que roté en esta especialidad en el tercer año, me impresionó la gran cantidad de conocimientos que se pueden adquirir a través del interrogatorio y el examen físico, por su amplitud, porque, como dicen los pacientes, el médico lo sabe todo.

“Cuando cumplí mi misión en Nicaragua me dieron la especialidad de Cardiología, pero cuando llegué a Cuba tuve que esperar unos meses para iniciarla y entré a trabajar en el servicio de Medicina Interna del antiguo Hospital Provincial. Al final dimití, tras múltiples explicaciones, y terminé Medicina Interna en mayo de 1986”.

Durante su período inicial como clínico le tocó brindar servicios en Desarrollo, como docente en el Grupo Básico de Trabajo (GBT) en la formación de los primeros especialistas homólogos. Su vida laboral en los años siguientes se centró en responsabilidades docentes en la Facultad de Ciencias Médicas y el Sector Provincial de Salud, hasta el año 2010. Durante toda esta etapa continuó brindando asistencia especializada en el Hospital “Camilo Cienfuegos” y en los Servicios de Salud. Médicos del Minint. En ese mismo año comenzó a trabajar como médico clínico en el GBT del policlínico Olivos I, donde permanece hasta el día de hoy.

El Dr. Edgardo Conde es profesor consultor del Policlínico Olivos 1, donde realiza su consulta desde 2010.

También completó una misión de colaboración en Angola…

“Sí, en 2013 asumí como coordinador docente de la Universidad Médica de Malanje, tarea en la que tuve que planificar, desarrollar y controlar el proceso docente solo con algunos profesores colaboradores, pero sin la estructura docente que existe en nuestras Universidades Médicas. Fue un gran desafío, pero logramos los resultados que la administración angoleña esperaba y exigía.

“Además de eso, el Colegio Médico me pidió que brindara asistencia y creo que fue la experiencia más grande hasta ese momento, al enfrentar situaciones nuevas para mi vida como profesional. A todo ello se sumó la satisfacción de poder presenciar la primera graduación de universidades angoleñas con la colaboración cubana y bajo nuestro programa de formación”.

A pesar de la experiencia acumulada por más de 20 años en tareas de gestión, nunca cambiaría por nada la práctica médica directa, que es lo que verdaderamente le apasiona. Sin embargo, el mayor desafío en toda su vida profesional fue asumir la consulta multidisciplinaria de su área de salud en marzo de 2021, para, aún sin haber puesto fin a la pandemia, atender a los pacientes que habían padecido covid. .

“Hemos formado nuestro recurso humano, un excelente equipo de trabajo y mínimas condiciones logísticas; Al mes nos convertimos en la Consulta Municipal de Convalecientes Covid y, posteriormente, en un referente provincial. Había mucho desconocimiento y nos dimos a la tarea de buscar información. Fueron largas noches de estudio y reflexión, porque cada día se nos presentaban situaciones nuevas y teníamos que intentar solucionarlas para ayudar al paciente, innovando esquemas de tratamiento y seguimiento que, por suerte, nos dieron muy buenos resultados, sobre todo el que utilizamos para la fibrosis pulmonar, una de las secuelas más frecuentes.

“La consulta tuvo una duración de más de un año, evaluamos un total de mil 569 pacientes de las seis áreas de salud del municipio de Sancti Spíritus y del resto de la provincia, y de ellos mil 325 mantuvieron síntomas, mientras que diagnosticamos secuelas en casi mil. Siempre quedamos muy satisfechos con el agradecimiento mostrado por los pacientes y familiares, pudiendo contar con orientación precisa, imposición de tratamiento psicológico, físico y medicinal para su enfermedad y, sobre todo, su seguimiento.

Junto a esas muestras de reconocimiento y cariño que tuvo, y que aún conserva de aquella etapa, menciona con especial emoción la entrega en 2022, por parte de la Asamblea Municipal del Poder Popular de Sancti Spíritus, del Escudo de la Ciudad, durante la Solemne Sesión por el 508 aniversario de la fundación del pueblo.

Edgardo: Aún hoy, después de tantos años, vivo enamorado de mi profesión.

Supera sus propias dolencias, porque tiene el concepto de que debe aprender a vivir con ellas y seguir siendo útil, haciendo aquello por lo que ha luchado toda su vida: cuidar a los pacientes.

Tiene dos hijas y dos nietos que son su inspiración diaria. «El mayor es especialista de Segundo Grado en Neumología; El menor es licenciado en Derecho. Ambos son mi orgullo y mi razón de ser», declara.

Con un trato respetuoso y cordial, en el que no faltan las bromas, pues tiene un fino sentido del humor, transmite la serenidad derivada del lema que desea compartir con los enfermos: mucha tranquilidad, esperanza y paz. . Puedes escucharlo todos los martes en el programa. El Boulevard, de Radio Vitral, donde ha hablado de temas de interés para la población, entre los que se encuentra el daño del uso indiscriminado del teléfono celular a la salud. Y asegura que aún le quedan muchos otros temas por abordar.

El viejo Mario Conde sólo pudo ver los avances, pero no vivió lo suficiente para apreciar el bien que hizo a la humanidad aquella mañana cuando, comiendo la letra d, en un ataque de premonición, le dijo a su nieto: “Edgar, ¿por qué? ¿No estudias medicina?

 
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