Lo que Luis Caputo le pidió a Javier Milei y el SOS para el segundo semestre

Lo que Luis Caputo le pidió a Javier Milei y el SOS para el segundo semestre
Lo que Luis Caputo le pidió a Javier Milei y el SOS para el segundo semestre

El criptograma del Gobierno: cómo evitar mayor presión y brecha cambiaria

Hace apenas unas horas, Luis Caputo dio una pista. En el Foro LatAm, y ante la presencia de empresarios, el economista dijo que no iba a hablar de economía. ¿Y de qué habló entonces? Más que analizar el contexto, El ministro salió a preguntar a propios y extraños lo que cree que le sacará de una peligrosa trampa: las inversiones.

Estas inversiones tienen una traducción: dólares. Cuando el ministro piensa en inversión, claramente no se refiere a la necesidad de impulsar la actividad económica. En rigor, eso no parece importarle demasiado e incluso se podría decir que, en opinión del ministro, La recesión inducida ha sido bastante útil para reducir la inflación y quitar presión sobre las reservas del BCRA..

Surge la pregunta: ¿quién querría invertir en una economía débil que podría diagnosticarse como depresiva? Sin embargo, la clave secreta que imaginan en el Gobierno es esta: En los próximos seis meses, la llegada de dólares a las reservas ya no dependerá de la cuenta corriente, y requerirá enormes ingresos de dólares de la cuenta financiera. Para los analistas, esto puede venir en forma de inversiones, giros adicionales del FMI o deuda del Tesoro.

Los dólares en la cuenta corriente se aflojan y Luis Toto Caputo lo sabe

¿Por qué la cuenta corriente dejará de aportar dólares? Hay que mirar los informes de las últimas horas. Todo el mundo habla de que la compra de dólares ha crecido sustancialmente. No sólo en el mercado de dólares financieros: también en el MULC. Esto se traduce en algo que seguramente el lector podrá comprobar rápidamente: que las compras de dólares del BCRA en ese mercado mostraron una gran desaceleración en los últimos días de mayo e incluso en los primeros días de junio. Es decir, la entidad que dirige Santiago Bausili pasó de comprar unos 150 millones de dólares diarios durante los primeros días de mayo, a sólo 50 millones de dólares a finales de mayo. Y a esto se suma que la semana pasada el BCRA terminó vendiendo dólares en los últimos dos días.

Esta fuerte caída en la capacidad del BCRA para retener divisas no se debió a menores liquidaciones de los agroexportadores, que vienen liquidando alrededor de 120 millones de dólares diarios. Como se dijo – pero intentan ocultarlo – Hay un aumento en la demanda de divisas por parte del resto de los sectores, que en las últimas semanas se han convertido en demandantes de dólares. Así, si bien durante el mes de mayo las liquidaciones agrícolas aumentaron casi un 40% respecto de abril, las compras del BCRA cayeron casi un 25%, con lo que el aumento de la oferta fue compensado por la demanda.

La pregunta que surge inmediatamente es la siguiente: ¿No se suponía que a estas alturas del año se esperaba una mayor acumulación de divisas por la liquidación de la agricultura? Aquí surge una segunda pregunta: ¿hasta qué punto la evolución de la liquidación de la agricultura comienza a estancarse y podría convertirse en un problema para el futuro inmediato?

Según los analistas, la hipótesis está a medio camino. Hasta el mes de mayo incluido, CIARA señaló unos US$9.000 millones en liquidación, por debajo de los US$9.500 millones del mismo período de 2023 (año de sequía). Sin embargo, sostienen que hay que considerar que los precios han perdido impulso respecto al año pasado y que, en 2024, una parte de esos dólares entrarán por el dólar “blend”. Por lo tanto, habría un salto del 16% respecto de 2023 y un salto del 40% si se suma el dólar combinado a la ecuación.

La ventana de dólares que debe llegar

Se empieza entonces a entender algo fundamental: los sectores de la economía que excluyen la agricultura comenzaron a demandar dólares en lugar de ofertarlos. La clave no sólo se encuentra en los pagos derivados de las importaciones, sino también en la apreciación del tipo de cambio y el reinicio de la actividad económica, sumado al pago de la factura energética. Todo esto ha empujado a la siguiente hipótesis que habrá que tener en cuenta: junio será un mes con una fuerte caída de las compras del BCRA (que podría verse ayudada por la inyección del FMI).

Visto así, el famoso “segundo semestre” iniciaría un camino de fuerte propensión a recortar las reservas del BCRA, que vería aumentar esa propensión en la medida en que haya que cancelar deuda del sector público. A esto también se sumaría el pago a organismos internacionales, lo que devolvería a cero la capacidad del BCRA de haber sumado una enorme cantidad de dólares para afrontar los meses de mayor dificultad.

 
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