Por María del Mar Aja Traviesa
La aplicación de la inteligencia artificial (IA) es una realidad palpable que está transformando rápidamente la práctica médica. Actualmente, ya se utiliza en muchas áreas del diagnóstico por imagen.
Algunos ejemplos son la segmentación hepática, el diagnóstico radiológico de la covid-19 o los programas de cribado de cáncer de mama o de pulmón. ¿Qué implicaciones tiene este cambio de paradigma?
Aumento de la precisión diagnóstica
Durante décadas hemos visto las dificultades que se han producido en nuestro sistema sanitario por la falta de especialistas. Y los médicos radiólogos se encuentran entre los más demandados.
Además de mejorar drásticamente los diagnósticos y reducir los tiempos de espera de los pacientes, puede ayudar a los radiólogos a identificar patrones complejos o sutiles en las imágenes, mejorando la detección temprana de enfermedades y la personalización de los planes de tratamiento.
Por ejemplo, la aplicación de esta tecnología en mamografías mejoró en un 15% la precisión del diagnóstico del cáncer de mama. En las radiografías de tórax, la IA tiene una mayor sensibilidad para detectar neumonías, nódulos y otras afecciones en comparación con los radiólogos que no contaron con su asistencia.
Esto no sólo afectará a la propia práctica médica, sino que llevará a los especialistas a asumir un nuevo papel en el diagnóstico y el tratamiento. Ante este escenario, su formación podría requerir un ajuste importante y exigir importantes inversiones en educación continua.
La democracia y sus tres poderes
Sin embargo, la tendencia actual es que el número de trabajadores se reduzca al mínimo imprescindible. En este contexto, la adopción generalizada de la IA también abre la posibilidad de que muchos especialistas actualmente en formación no sean necesarios en el futuro. Esto plantea dudas sobre el equilibrio entre los avances tecnológicos y la preservación de empleos en el sector médico.
Además, una dependencia excesiva de la IA también puede generar riesgos en términos de pérdida de habilidades clínicas y de juicio profesional, lo que podría afectar negativamente a la calidad de la atención sanitaria.
¿Elogio de la locura?
Consideraciones éticas y legales
Además de las implicaciones para el empleo, es crucial considerar los aspectos éticos y legales. La introducción de la IA en la interpretación de imágenes médicas plantea dudas sobre la responsabilidad por errores de diagnóstico y la protección de la privacidad de los datos de los pacientes en un entorno cada vez más interconectado.
¿Quién asumirá la responsabilidad de estos fracasos? ¿Radiólogos que supervisan el trabajo de IA o jefes de servicio que incorporan estas tecnologías en sus instituciones médicas?
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Para aprovechar plenamente el potencial de la IA, es fundamental abordar estos desafíos involucrando a todos los actores relevantes, desde los profesionales de la salud hasta los desarrolladores de tecnología y los responsables políticos.
Profesor contratado. Doctor en Radiología y Medicina Física. Departamento de Ciencias Clínicas, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.
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