Cachumbambé del peso cubano en un mercado sentimental

Las abruptas y sorprendentes oscilaciones del valor de la moneda nacional no han tenido expresión en otros mercados y precios en Cuba.

Foto: Archivo IPS-Cuba

La fuerte revaluación del peso cubano frente al dólar en el mercado informal de divisas tomó a todos por sorpresa en mayo. Desencadenó juicios e interpretaciones en la prensa, las redes digitales, la academia, las empresas, los mercados y en las colas de consumidores. Fue un reflujo lógico de opiniones después de la ola de especulación teleológica, política y bursátil que provocó la anterior, igualmente rápida depreciación de la moneda nacional.

Los comentarios actuales pasan de la franca duda sobre lo que ha pasado al esfuerzo por volver a argumentar argumentos que algún sesudo intentó antes y que ahora ve en peligro. Si la subida preliminar del dólar –el colapso del peso, para ser más exactos– fue esgrimida como evidencia del desastre de la economía cubana, ¿cómo podemos explicar la recuperación de la moneda nacional hoy?

Asimismo, la mejora del peso, tan vigorosa como misteriosa, puso en duda la tesis oficial que atribuye a la influencia de un medio digital, El Toque, la responsabilidad de agravar, con sus informes diarios sobre los precios de las divisas, los síntomas. de inflación.

Aunque carente de validación técnica, el sistema de observaciones y tarifas de El Toque tiene el mérito de haber robado la iniciativa informativa a otros medios rivales, en un asunto de creciente sensibilidad pública.

El interés por estos datos se multiplicó en Cuba gracias a una inestabilidad inflacionaria a la que los consumidores no estaban acostumbrados.

La expectativa se vio reforzada por las fuertes fluctuaciones en el valor del maltrecho peso registradas desde el año pasado y que son, a decir verdad, sorprendentes.

Sacudida del mercado

Según DevTech, uno de los sistemas externos que monitorea la salud de la moneda cubana en el mercado informal, el dólar alcanzó un precio promedio de 246 CUP el 31 de diciembre de 2023. En cuatro meses el peso cubano se depreció 20 por ciento. ciento frente al dólar, luego de promediar 206 CUP el 4 de septiembre.

La caída del peso se aceleró en 2024. Casi en el mismo tiempo, cuatro meses y medio, la moneda cubana cayó otro 54 por ciento cuando el dólar se cotizaba a 380 pesos el 17 de mayo, según el promedio diario de DevTech. Indicadores similares, como la Tasa Representativa del Mercado Informal (TRMI) de El Toque, confirman rangos similares.

La fecha en la que el dólar se ubicaría por encima de los 400 pesos parecía estar a la vuelta de la esquina. Los medios más entusiastas críticos con la economía cubana se arriesgaron a ser titulares con esa cifra. El mercado se enojó; Las tendencias cambiaron y la confusión se hizo evidente.

En sólo quince días, el dólar cayó un 25 por ciento, abriendo junio en alrededor de 290 pesos, según DevTech. El 2 de junio cayó aún más, a 280, según la tasa El Toque, mientras que el euro cotizaba a 295 y la virtual creación del MLC se valoraba en 260 pesos en el mercado informal. En ese momento el declive se detuvo. En lo que parece una primera señal de rebote, el 6 de junio cerró en 320 pesos.

Entre los pocos economistas que arriesgaron explicaciones sobre la revaluación del peso, Pavel Vidal Alejandro y Mauricio de Miranda coinciden al mencionar un factor primordial en cualquier mercado, la relación entre oferta y demanda -de pesos y monedas en este caso-.

Colaborador de El Toque, Vidal alude al anuncio el 9 de mayo del restablecimiento de los servicios de Western Union para el envío de remesas en dólares a Cuba. Es uno de los factores que podría influir en las expectativas de la gente, el llamado “sentimiento del mercado”, afirma. Para sustentar sus opiniones, utiliza datos de El Toque para monitorear la oferta de divisas en el mercado informal, ante la falta de información oficial.

El peso recuperó el 25 por ciento de su valor en apenas medio mes, después de haber caído más del 50 por ciento desde principios de año hasta el 17 de mayo. Del 11 de abril al 17 de mayo, el precio del dólar en el mercado informal cubano saltó 122 pesos. , 47% en 36 días, para luego caer 105 pesos hasta el 5 de junio, 28% en solo 19 días. (Gráfico del autor, con datos de DevTech).

El bolsillo no se enteró.

Pero la gente en los barrios y en las redes digitales no estaba tan preocupada por encontrar una explicación a la recuperación del peso en un mercado que, herido en sus sentimientos, literalmente se burlaba de la mayoría de las tesis y posiciones que intentaban retratarlo. La pregunta que más ha torturado a los ciudadanos cubanos es otra: ¿por qué no han bajado también los precios de los alimentos y otros productos de consumo? Muchos se quedaron esperando una reducción simétrica del precio con una recuperación del peso.

En el banquillo de los acusados ​​algunos colocaban a los vendedores del mercado agrícola, a los agricultores o a los intermediarios del comercio mayorista; otros, a Mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas) privadas; otros, al Gobierno cubano y empresas estatales socialistas; otros, a la Casa Blanca y al bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba. Muchas veces, la búsqueda del culpable respondió más a viejos resentimientos de los consumidores y banderas políticas que a una lógica racional del comercio y la economía.

Cualquier productor o comerciante podría argumentar que los precios actuales de sus ofertas responden a costos de producción que se materializaron antes del salto del peso. Además, un salto de dudosa sostenibilidad cuando se observa el contexto económico.

La inflación, persistente en el mercado nacional desde la pandemia, se combina con un gran déficit fiscal desde hace varios años. La consiguiente emisión de moneda sin apoyo productivo debe continuar este año, si el déficit del Presupuesto Estatal regresa a dos dígitos: el Gobierno planeó el 18,5 por ciento del PIB para 2024. La presión a la baja sobre el peso es inevitable. La entrada de divisas, en tanto, no compensa el saldo, debido al lento despegue de las exportaciones y del turismo, sector líder de la economía cubana.

Ante esta situación, Estados Unidos no ceja en su ira por golpear a Cuba donde más daño puede hacer: la mantiene en la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo, creación con sello exclusivo de Washington. Este registro, que se suma a un paquete ampliado de sanciones de bloqueo económico, inhibe o encarece el crédito a Cuba y las inversiones de instituciones financieras en terceros países.

La debilidad del escenario económico explica con creces la inflación y la depreciación del peso, pero ¿es suficiente para entender los cambios repentinos en el valor de la moneda? Una reactivación en áreas claves de la producción y el comercio sin duda daría un respiro al humilde peso, pero su valor seguirá colgando de un pelo, mientras la economía cubana siga sujeta a un sistema cambiario y monetario donde convivan tres tipos de cambio con valores marcadamente distantes entre sí.

Los precios de los alimentos en los mercados agrícolas no se vieron afectados por la recuperación del peso.

Falta de transparencia contable

Este modelo, que hoy se expresa en una tasa oficial de 24 CUP por 1 USD (o un MLC), otra tasa comercial de 120 x 1 y la del mercado informal, de 320 x 1 (6 de junio), apareció en 2021 en un intento de regulación monetaria que fracasó. En los antecedentes de los años 90 del siglo pasado, la dualidad monetaria y cambiaria tuvo éxito como recurso de resistencia para la economía, pero su extensión en el tiempo tiene consecuencias fatales.

Es difícil entender con certeza los valores que se mueven en una empresa que opera simultáneamente en mercados con tipos de cambio tan diferentes.

Riesgos peligrosos surgen de la falta de transparencia que incuba esta estructura: el peso deja de cumplir una función básica del dinero, una medida de valor; prueba de ello es la multiplicación de monedas y sustitutos artificiales en la circulación física y virtual y en las operaciones bancarias. -; imprecisión de indicadores económicos básicos para tomar decisiones – surgida en la polémica sobre si invertir en turismo o agricultura; falta de control cuando la contabilidad se convierte en un espejismo; Las desigualdades económicas y sociales están ocultas.

¿Qué empresas tienen una ventaja real en este contexto? ¿Los privados o los estatales? ¿Los cubanos o los extranjeros? Respuesta difícil.

Tres universos económicos paralelos mal conectados entre sí debido a la discordancia entre los tipos de cambio dejan a la administración pública, a las empresas, a los consumidores y, por supuesto, a los mercados sin una brújula fiable. Incluso el mercado informal de divisas corre el riesgo de marearse y marear a sus seguidores.

La depreciación del peso cubano tiene explicaciones en las relaciones de oferta y demanda de divisas y en el cansancio de la economía cubana. Pero la brusquedad y velocidad de los movimientos de esta moneda en el mercado pueden estar influenciadas, sobre todo, por el desorden del sistema monetario y cambiario. Mientras persista, persistirá el cachumbambé del peso cubano. (2024)

 
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