Alicia Sánchez Gómez
Nueva York, 8 jun (EFE).- El Chile más incendiario tomó protagonismo este sábado en el festival Tribeca de Nueva York, donde Nicolás Molina presentó su nuevo documental ‘Pirópolis’, una historia de las llamas que consumen frecuentemente la ciudad portuaria desde Valparaíso y que también surgen de los propios chilenos.
Molina retrata “la ciudad del fuego” desde el punto de vista de una unidad de bomberos que se prepara para sofocar incendios forestales, en el contexto del estallido social de 2019 en el que miles de chilenos salieron a las calles para pedir a gritos una nueva Constitución.
El estreno del documental se produce pocos meses después de que en febrero los trágicos incendios mataran a más de un centenar de personas en Valparaíso, aunque este hecho no coincidió con el rodaje.
A diferencia de la situación de la ciudad, que por su clima y otros factores es propensa a sufrir este tipo de fenómenos, el trabajo de bombero en Chile es voluntario: los profesionales no reciben remuneración alguna y cuentan con menos apoyo estatal, lo que dificulta su en una profesión muy precaria.
Con esta premisa, ‘Pirópolis’ habla de los bomberos, el incendio forestal y las llamas que incendiaron un pueblo entero: “(las protestas de 2019) fueron un símbolo importante e hicieron que la película adquiriera otra dimensión social mucho más predominante”. explica el director, originario de Santiago, en una entrevista con EFE.
Para mostrar la parte de Valparaíso en llamas, Molina, vestido con un traje de bombero y luego de realizar un entrenamiento, se adentra en las peligrosas llamas con el equipo de la Brigada Quinta Compañía.
Sin embargo, este no fue el momento de mayor miedo para el santiaguero, sino una de las protestas que inundaron las calles de Valparaíso en 2019, un momento histórico que conecta directamente con las llamas.
“Existe una conexión entre este malestar (social) y los incendios, que tiene que ver con la desigualdad de este país y cómo eso ha llevado a la gente a vivir en estos lugares”, afirma.
Con sus palabras, el director se refiere a los cerros que rodean Valparaíso, que están habitados, sobre todo, por personas de pocos recursos económicos y que en numerosas ocasiones se encuentran entre los más afectados por los incendios.
Molina, quien en sus trabajos anteriores también explora comunidades o profesiones invisibles, dice sentir mucha curiosidad por los aspectos o costumbres “puramente cinematográficas” de Chile que son invisibles al ojo extranjero.
Por su parte, el fuego le parecía “multidimensional”: “Tenía muchas ganas de experimentar esa contradicción del fuego, en el sentido de que es destructivo pero hipnótico al mismo tiempo”, explica.
Y más concretamente, dice tener mucha curiosidad por el impacto del incendio en la población: “En Valparaíso todo el mundo tiene una historia con un incendio. Todos los vecinos tienen algún amigo, un primo o un hermano que se ha visto afectado. “.
De “La ciudad del fuego”, Molina se queda con su belleza y con la oportunidad que le ha brindado de observar de cerca y comprender lo que allí ocurre: “Las películas te hacen vivir aventuras excepcionales y adentrarte en lugares donde normalmente no llegarías”. adentro. Esa es la belleza de hacer películas”. EFE
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