Debido a la urgencia de una concienciación a nivel de la importancia de la donación de sangre, volvemos al tema a partir de un análisis estadístico. Los números suelen ser deudores de la complejidad del fenómeno, aunque sí ayudan a ilustrar la realidad desde un enfoque científico.
Veamos el año más reciente. Al cierre de 2023, la provincia completó un total de 9.271 donaciones, de un plan de 895 cada mes, para el 86,3% de lo planificado o anunciado necesario para cubrir las demandas en los centros de atención de todo Artemisa.
Parece una cifra no muy alarmante, pero mientras quede alguna donación por hacer la situación se vuelve preocupante.
En 2024, si leemos los datos del primer trimestre del año por municipio, algunos resultados muestran una situación casi inconcebible en una sociedad solidaria como la nuestra y con un sistema sanitario que se basa en la atención primaria. Además, un sistema político que priorice esta tarea semana a semana, con todas las organizaciones de masas entre cuyas funciones está apoyar el proceso de donación de sangre.
El recorte estadístico al cierre de los tres primeros meses revela que Alquízar completó 76 de las 135 donaciones previstas, por poco menos de la mitad.
Artemisa tenía un plan 480 y logró 321, para un 67%. Por su parte, Bauta sólo alcanzó 72 de los 240 previstos, lo que representa sólo el 30% de lo necesario.
Caimito y San Cristóbal logran el 92% de lo planificado con la realización de 180 y 413 donaciones respectivamente, mientras que Bahía Honda supera levemente el 90% con 242 bolsas llenas.
Guanajay y San Antonio alcanzaron el 75,5% con 150 y 240 donaciones respectivamente.
Mariel alcanzó el 80,1% con 178 bolsas y sólo Candelaria alcanzó el cien por ciento con un total de 174 donaciones.
Finalmente, las cifras de Güira son, cuanto menos, decepcionantes; De un plan de 144 sólo pudo aportar 16 para el 11,1%.
La media de la provincia es del 71,2% con 1.913 donaciones realizadas.
Lo más lamentable de la situación es que no estamos hablando de números fríos en una base de datos, ni de productos, ni mercancías, ni servicios prescindibles aunque sean muy necesarios en el día a día.
La importancia de una donación de sangre es muy clara, más que reflexiones sobre la tendencia a la baja en cada territorio, habrá que preguntarse cuánto más y mejor podemos hacer todos, los que sólo tienen en sus manos la capacidad de donar y los que asumir la responsabilidad de organizar y gestionar una práctica tradicional como ésta. En este ámbito, al menos la salud tiene garantías que dependen sólo de un gesto de solidaridad.
