Interpol sacudió el Luna Park con su mejor versión del post punk del siglo XXI

Interpol sacudió el Luna Park con su mejor versión del post punk del siglo XXI
Interpol sacudió el Luna Park con su mejor versión del post punk del siglo XXI

La banda estadounidense de indie rock Interpol regresó a la Argentina y ofreció un show de hora y media en el Estadio Luna Park, como parte de su gira por el 20 aniversario de sus dos primeros grandes discos. Enciende las luces brillantes (2002) y Payasadas (2004). La gira comenzó en Latinoamérica y continuará en Europa en la segunda mitad del año.

A diferencia de su última presentación en el escenario compartido del festival Primavera Sound 2022, esta vez la banda neoyorquina aprovechó su propio concierto. Como celebración de los álbumes más importantes de su carrera, Interpol reprodujo todas las canciones de Payasadas, en orden y seguido, tal como fueron grabados en el estudio. Y repasó casi al completo su disco debut, con un setlist ajustado para la ocasión. Un concierto en el que se sintió como volver a poner el CD en el discman, pero con Paul Banks y su voz de barítono cantándolo especialmente y a escasos metros.

Exactamente a las 21 horas se apagaron todas las luces del estadio. Con el público completamente envuelto en la oscuridad, cortinas negras rodearon el campo y aparecieron siluetas en el escenario. “Muchas gracias por estar aquí con nosotros esta noche”, abrió Banks en un siempre bienvenido español. “Vamos a jugar Payasadas y después de un breve descanso, Enciende las luces brillantes “, anunció, prolijamente. Y asi fue. Una noche sin sorpresas, de puro deleite.

Como comienzo perfecto para un álbum sin interrupciones, el órgano de “Next Exit” tocó e inauguró la misa nocturna. Imponentes luces cayeron sobre los músicos como afiladas estalactitas azules, fijándolos en sus lugares inamovibles: Paul Banks a la voz y guitarra, y Daniel Kessler a la guitarra solista se encontraban en el escenario de un Luna Park ahora convertido en catedral, junto al baterista Chris Broome. —quien reemplaza en esta gira a Sam Fogarino, ausente por motivos de salud—, Brad Truax al bajo y Brandon Curtis a los teclados.

Sabiendo perfectamente lo que vendría después, el público levantó los brazos en éxtasis, celebrando el conocido punteo del bajo, y cantaron al unísono “Rosemary!”, la primera línea de “Evil”, un hit inolvidable. El inmenso espectáculo de luces fue de la mano de pantallas en blanco y negro que enmarcaron de cerca a los artistas. El pasado desaturado, casi sepia, es al mismo tiempo presente vibrante. Desafortunadamente, la década de 2000 ya es retro.

Los fanáticos acérrimos que se encadenaron a las vallas temprano se dejaron llevar con “Narc” y “Take You on a Cruise”, cantando cada verso de memoria. Con “Slow Hands” el campo explotó en una pista de baile, donde no faltó el pogo. Luego, la voz taciturna de Banks cantó el himno de los años 2000 “Not Even Jail”, que todo el estadio cantó como tal. Al fondo del escenario, a nivel del suelo, un bola brillante que le dio el toque grandilocuente y celestial que merecía el momento. En orden, después de “Public Pervert” vino el animado poema de desamor “C’mere”, celebrado y asesinado a golpes. Tras la rockera “Length of Love” sonó el contundente lamento “A Time to Be So Small”. Terminó a las 9:45 pm Payasadas, entre ovaciones de pie y peticiones al ingeniero de sonido de aún más potencia.

Sonó de principio a fin aquel impecable disco que vio la luz en 2004, que superó en todos los sentidos al disco debut y significó la consagración de Interpol en la industria musical de principios de siglo. En ese momento tocaba el bajo Carlos Dengler, integrante original que dejó la banda en 2010.

Durante la breve espera, los fans no cedieron ni un centímetro de sus lugares privilegiados a pie de escenario, que ya ocupaban cuando el trío Mujer Zebra calentaba el frío de la noche del domingo a las 20 horas con sus cuerdas indie y post-punk. voces. Los platenses de El Mató a un Policía Motorizado, que compartieron gira con Interpol en mayo de este año en Estados Unidos, no pudieron abrir en esta ocasión porque estaban tocando sus propias fechas en Europa.

La segunda mitad de la noche se centró en el álbum primogénito. En este caso, la banda se permitió ciertas licencias: se saltaron la primera canción clásica para comenzar con la cara B “Specialist”. Enciende las luces brillantes Mostró toda la fuerza del revival post punk de principios de los 2000 bajo potentes luces doradas que exaltaban aún más las figuras del pulcro y atareado Kessler y un rockero Banks con chaqueta de cuero y gafas de sol. Se escucharon “Say Hello to the Angels”, “Obstacle 1”, “NYC” y “Roland”. El público, enamorado del sonido de Luces brillantes Cuando se fue hace 22 años, volvió a abrazar en vivo su objeto de devoción. A “Hands Away” le siguió la guitarra distorsionada de “Stella Was a Diver and She Was Always Down”. El eufórico estadio recibió a “The New” y “PDA”, y fue imposible resistir la tentación de registrar el momento: un mar de pantallas irrumpió en la oscuridad.

Poco después de las 22:30 terminó. Luces brillantes con las luces altas, muy brillantes. “¡Interpol, Interpol, Interpol!” la afición arengó, y exigió una más, sintiendo que el final estaba muy cerca. Entonces la banda se sacó un as bajo la manga y eligió para el bis “Untitled”, el primer tema de su álbum debut, que cerró la noche con broche de oro y el público entusiasmado haciendo crowd surfing. La celebración de estos álbumes inagotables fue un espectáculo en todos los sentidos de la palabra, y confirmó que Interpol ha acuñado clásicos irrefutables del indie rock, testigos perpetuos del comienzo de este siglo.

Interpol en el Luna Park.
 
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