Sergio y Mónica, él electricista y ella empleada del hogar, dormían en su dormitorio de su vivienda ubicada en el barrio Vicentina de Reconquista cuando unos ruidos provenientes de la zona del garaje los despertaron y alertaron.
Con la urgencia del caso se dirigieron a ese sector de la casa, donde los esperaba una escena grotesca y escandalosa: su Renault Megane color burdeos había sido vandalizado con pintura blanca en todos los costados de la carrocería, en una parte del parabrisas. y en el resto del vaso.
No solo eso. Los delincuentes que lograron escapar imprimieron las leyendas “puto”, en el lado izquierdo, y “trolo”, en el capó, donde también dibujaron una sonrisa similar a la del emoji.
El espacio donde guardan el auto estaba muy abierto, pero como solo había botes de pintura y materiales, los delincuentes no pudieron robar casi nada. Su escaso botín fue un grifo y un cargador de celular. Se presume que la frustración de no encontrar elementos para robar los hizo tomar represalias de esta manera.
“Es una cosa muy fea lo que no hicieron, les faltaron algunos materiales, pero no muy importantes. Pero el daño que le han hecho al auto, levantarte y ver, encontrarte con todo eso, el desamparo, el enfado que te da, ya no sabes vivir, ni siquiera puedes estar tranquilo en casa. Eso fue en la madrugada del domingo, aproximadamente a las tres de la madrugada”, dijo el dueño de la casa.
La vecina del poniente de la ciudad dijo que “estaba todo patas arriba, miramos el auto y cuando vimos el auto nos queríamos morir porque estaba pintado de punta a punta. Se tomaron la molestia, teníamos un cuadro debajo de la parrilla y un pincelito y con ese mismo pincel pintaron, escribieron y pintaron todo, lo abrieron al auto, lo que hicieron fue intentar sacar el estéreo y parece que no pudieron. Rompieron la parte trasera y luego también la parte del baúl”.
Tras contar su malestar por lo sucedido porque “no sabes cómo reaccionar en ese momento ni qué pudo haber pasado”, dijo que “Después también se ve que intentaron forzar la cerradura del portón que tenemos hacia la puerta para entrar a la casa, entonces se ve que también estaban decididos a entrar a la casa sabiendo que había gente. (..) esta ciudad ya no es como era, lamentablemente no se puede vivir así, hay que dormir con un ojo y con el otro estar atento al ruido de todo. La verdad es muy triste lo que paso”.
Finalmente, deseó que se esclarezca el caso y se refirió a una afrenta extra que tuvo que soportar con su marido: “Lo último que hicieron fue defecarnos encima en un balde, y nos dejaron así encima. de un macetero que tenemos, eso fue lo último que encontramos, incluso se tomaron la molestia de hacerlo”.
La investigación del incidente policial quedó en manos de la PDI.
