Crisis migratoria aumentó el riesgo de inseguridad alimentaria en Colombia – .

Crisis migratoria aumentó el riesgo de inseguridad alimentaria en Colombia – .
Crisis migratoria aumentó el riesgo de inseguridad alimentaria en Colombia – .

La falta de oportunidades laborales junto con los altos niveles de pobreza entre migrantes y desplazados, además de la inseguridad alimentaria como consecuencia del fenómeno de El Niño, son las explicaciones de la Colombia fue incluida por primera vez entre los países con inseguridad alimentaria agudaen un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

(Lea también: Colombia ingresa a la lista de países con inseguridad alimentaria aguda, según la ONU).

El ‘Informe sobre la crisis alimentaria mundial 2024’ fue presentado por la Red Mundial contra las Crisis Alimentarias (GNAFC), la Red de Información sobre Seguridad Alimentaria (Fnis) en colaboración con la FAO.

El informe destaca que en 2023 en América Latina y el Caribe disminuyó el porcentaje de población que enfrenta crisis alimentarias. La proporción de habitantes de la región que enfrentan estos problemas fue del 26,5 por ciento el año pasado, por debajo del 27,3 por ciento registrado en 2022.

La lista incluye por primera vez a residentes en Colombia y a migrantes y refugiados en Perú. De esta manera, si bien se conoce el efecto de la migración de venezolanos a Colombia sobre el empleo o la pobreza, el informe también analiza la situación de los residentes.

El informe dice que la población residente en el país enfrenta inseguridad alimentaria desde 2023, pero recién en 2024 se contó con datos con los requisitos técnicos necesarios para declarar esa situación. Según el documento, Hay 1,6 millones de personas (el 3 por ciento de la población) que enfrentan niveles graves o agudos de inseguridad alimentaria. Hay 2,9 millones de inmigrantes.


(De interés: OCDE: El costo económico de los desastres naturales se ha más que duplicado desde los años 1980).

“La gravedad de la inseguridad alimentaria fue mayor en las zonas rurales y particularmente en los departamentos de La Guajira, Sucre, Caquetá, Córdoba, Arauca y Putumayo”, dice el informe. Y añade que la situación de estas regiones “se debe principalmente a los bajos ingresos y la alta vulnerabilidad a los climas extremos”.

Asimismo, el informe señala que “el número de personas que enfrentan altos niveles de inseguridad alimentaria es mayor en las zonas urbanas, lo que refleja la densidad de población”.

Aun así, el informe comenta que al ser Colombia un país de ingreso medio alto, “tiene una alta capacidad gubernamental para atender a su población y obtener un alto ranking en el Índice de Desarrollo Humano”. El documento incluso destaca que la economía del país se ha recuperado notablemente bien desde la crisis del covid-19.

El costo de la alimentación.

Cabe recordar que el último informe de las Naciones Unidas sobre las Perspectivas de la Seguridad Alimentaria y Nutricional Mundial para 2022 afirmó queAcceder a una dieta saludable al día en nuestro país cuesta alrededor de 3,07 dólares, según estimaciones de la FAO. Sin embargo, aunque se trata de un valor inferior al promedio mundial (3,54 dólares) y regional (3,89), todavía resulta inasequible para el 26,49 por ciento de la población.

(Puede leer: Pese a que bajó la percepción, 47,3% de los hogares se sienten pobres en Colombia).

La gravedad de la inseguridad alimentaria fue mayor en las zonas rurales y particularmente en los departamentos de La Guajira, Sucre, Caquetá, Córdoba, Arauca y Putumayo.

En cuanto a migrantes y desplazados, esta población ha sido incluida en este informe del sistema de Naciones Unidas, en todas las ediciones desde 2019. El documento señala que “la aguda crisis de inseguridad alimentaria se ha deteriorado para las poblaciones de migrantes y refugiados”. desde el análisis anterior realizado por el PMA (Programa Mundial de Alimentos) en 2019, cuando el 55 por ciento de la población total de 1,6 millones de refugiados y migrantes que pretendían establecerse enfrentaba altos niveles de inseguridad alimentaria aguda”.

Además, el informe muestra que el tamaño de la población analizada también ha aumentado, y en 2023 se tuvieron en cuenta en el análisis cuatro veces más migrantes y desplazados que en 2018.

El informe también explica cuáles son los factores que impulsaron el alto nivel de inseguridad alimentaria en Colombia entre el año pasado y el presente. Se refiere a condiciones climáticas extremas, inseguridad, conflictos y crisis económicas.
Para los residentes, el informe muestra que los climas extremos son el principal factor de inseguridad alimentaria aguda.

Colombia: El Niño y la violencia

“Colombia –dice el documento– es propensa tanto a sequías localizadas como a lluvias torrenciales durante los eventos de El Niño, y en las regiones caribeña y andina las precipitaciones se redujeron a partir de agosto”.

El Niño, dice el análisis, ha significado un riesgo para 9,3 millones de personas en la mitad de los municipios del país. A pesar de todas estas circunstancias, “la producción de arroz con cáscara estuvo por encima de la media en 2023 y es probable que la situación de la oferta sea adecuada para las necesidades de consumo”.

(Además: Colombia no está preparada para enfrentar el fenómeno de La Niña, ‘la plata se evaporó’: UNGRD).

Al referirse al impacto del conflicto y la inseguridad, el informe recuerda que los grupos armados incrementaron sus acciones contra la población civil en 2023 en las regiones fronterizas de Arauca, La Guajira, Cesar, Norte de Santander y Nariño.

El Niño, dice el análisis, ha significado un riesgo para 9,3 millones de personas en la mitad de los municipios del país.

En medio de estos hechos, se advierte que Muchos migrantes y desplazados corren riesgo al llegar a zonas peligrosas e inaccesibles en las fronteras, como en Darién, donde existen amenazas a su seguridad. personal por parte de los traficantes.

En cuanto a las crisis económicas, el documento comenta que la aguda inseguridad alimentaria de los migrantes y desplazados “está intrínsecamente relacionada con la falta de oportunidades económicas”.

Se menciona que alrededor del 70 por ciento de los hogares desplazados o inmigrantes tienen ingresos por debajo del umbral de pobreza, lo que indica que no pueden cubrir sus necesidades básicas.

“El aumento de los precios de los alimentos y de los alquileres – dice el informe – provocó una erosión del poder adquisitivo, poniendo en riesgo su consumo de alimentos nutritivos y fomentando mecanismos de compensación negativos”.

América Latina: 4 de cada 10 familias tienen dificultades para acceder a los alimentos

Las cifras reportadas en el estudio conjunto de la FAO revelan que en América Latina y el Caribe 19,7 millones de personas enfrentaron altos niveles de inseguridad alimentaria en nueve países durante 2023. El estudio, que también contó con la participación del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y las Naciones Unidas El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) revela que la reducción de las oportunidades de ingresos y el aumento de los precios de los alimentos erosionaron el poder adquisitivo de las familias de la región, especialmente entre los migrantes y refugiados, que normalmente enfrentan desafíos de integración y dependen de salarios del sector informal.

Aunque la capacidad de los hogares para comprar alimentos ha mejorado desde la evaluación anterior en 2022, al menos el 43 por ciento de los encuestados informaron haber tenido dificultades para acceder a los alimentos en los últimos seis meses. Esto es el reflejo de múltiples decisiones complejas: las familias se ven obligadas a gastar sus ahorros, comprar alimentos a crédito o recortar gastos de salud para poder llevar comida a sus mesas.

Según el informe, otro factor han sido los fenómenos meteorológicos extremos. Las condiciones de El Niño provocaron lluvias erráticas y reducidas, temperaturas más altas de lo normal y reducción del rendimiento de los cultivos en Guatemala, Honduras y el Corredor Seco de El Salvador y Nicaragua.

En cuanto a los conflictos, el informe especifica que en Haití, la violencia de las pandillas en las zonas urbanas trastornó los mercados y el movimiento de personas y bienes, obstaculizando la actividad económica y la prestación de servicios básicos. Esto provocó un suministro deficiente en el mercado y escasez de productos esenciales, incluido el combustible, lo que provocó fuertes aumentos en los precios de los alimentos. 2024 encontró a Haití en la peor situación alimentaria de la región, con una crisis peor que la proyectada en agosto de 2023, vinculada a la escalada de violencia de las pandillas.

A nivel global, el documento explica que si bien el porcentaje de personas en inseguridad alimentaria peligrosa en 2023 era un 1,2 por ciento inferior al de 2022, el problema se ha agravado desde la crisis de la covid-19. También identifica tres principales desencadenantes de las crisis de hambre: los conflictos, que devastan 20 países y dejan hambrientos a 135 millones de personas; los fenómenos climáticos extremos, responsables del hambre de unos 57 millones de personas; y los ataques económicos
que causan hambre a 75 millones de personas en 18 países.

Antonio Guterres, secretario general de la ONU, declaró que se trata de una crisis que “exige una respuesta urgente”. “El uso de los datos de este informe será vital para transformar los sistemas alimentarios y abordar las causas subyacentes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición”, afirmó.

El fenómeno, un obstáculo al desarrollo: ONU

Una persona sufre inseguridad alimentaria cuando carece de acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para su crecimiento y desarrollo normales y para llevar una vida activa y saludable. Esto puede deberse a la falta de disponibilidad de alimentos o a la falta de recursos para obtenerlos, y puede experimentarse en diferentes niveles de gravedad.

Las Naciones Unidas destacan que el hambre y la desnutrición extrema siguen siendo un obstáculo para el desarrollo sostenible y crean una trampa de la que a las personas les resulta difícil escapar. “Ambos factores se traducen en personas menos productivas, más propensas a las enfermedades y, a menudo, incapaces de ganar más y mejorar sus medios de vida”, señala la organización.

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