Reforma federal en dirección al desarrollo – .

Reforma federal en dirección al desarrollo – .
Reforma federal en dirección al desarrollo – .

“Es imposible lograr mejores políticas sin comprender primero los mitos subyacentes detrás de las malas políticas y sin tener las ideas necesarias para avanzar”, dice la economista italoestadounidense Mariana Mazzucato, en su libro “Mission Economy. Una guía para cambiar el capitalismo”. .

La sabiduría popular aconseja evitar las comparaciones, calificándolas de “odiosas”. Sin embargo, cuando se trata de economía y bienestar colectivo, las comparaciones son fundamentales para saber si avanzamos o retrocedemos.

Algunos de nuestros economistas ilustrados del último siglo XX han calculado que Salta, para alcanzar el nivel de desarrollo que hoy muestra la provincia de Córdoba, necesita 100 años, siempre y cuando crezca al 6% anual (es decir, el doble de nuestro crecimiento más reciente). actuación). reciente).

Sucede que nuestros niveles seculares de pobreza, precariedad urbana, hacinamiento y mala calidad de los servicios esenciales son tan altos que sólo un esfuerzo titánico en términos de calidad institucional, producción, productividad e inversiones podría acelerar la convergencia de Salta (y por tanto la extensión del Norte). Argentina) con las sociedades más avanzadas del Litoral.

Si las tendencias y formas actuales de producir, recompensar y gobernar continúan, sólo podemos esperar nuevas décadas perdidas.

Seguiremos produciendo gente pobre, asentamientos, malestar y exclusiones. Los oasis que producen ricos y riqueza seguramente seguirán sin lograr conducir a Salta a un nuevo ciclo de esplendor.

Para salir de esta trampa (que ha durado demasiado) se necesitan muchas y profundas reformas. Empezando por las reglas electorales que distorsionan la voluntad general, y siguiendo por las rutinas que privan al Poder Judicial de independencia y calidad científica.

También necesitamos transformar nuestras viejas estadísticas que, a mi juicio, no reflejan la magnitud del declive ni la trayectoria colectiva de Salta y evitan -por “odiosas”- las comparaciones con otras regiones.

En este sentido, es encomiable el aporte de Jorge Paz, que muestra la relación entre educación y pobreza, lo que debe abrir un debate dentro de la comunidad educativa local y de nuestro Consejo Económico y Social.

Pero la reforma más urgente e importante es la que tiene que ver con la forma de inserción de Salta (sus trabajadores, sus productores, sus pensadores) en la Argentina, en la Región y en el mundo.

Si bien muchos salteños a lo largo de la historia lucharon por el federalismo, la autotomía y la integración regional, hoy sufrimos las consecuencias del centralismo unitario vergonzosamente tolerado por quienes nos gobiernan y quienes nos gobernaron en las últimas décadas. Soy de los que piensan que las ideas federales y su lenguaje se han ido degradando, empobreciendo, hasta el punto de confundir federalismo con provincialismo o independentismo.

YNuestras tradiciones, nuestros símbolos, nuestro calendario son buenos para honrar a los héroes del pasado. Está bien viajar a la metrópoli “buscando soluciones” (es decir, subsidios y ayudas que dependan de la buena o mala voluntad de los ocupantes de la Casa Rosada). Podemos, si el tema encuentra un lugar en la agenda nacional, hablar de reparto de impuestos. Incluso podemos, de vez en cuando, escenificar el Gran Norte o recurrir a la bravuconería y la mala educación.

Pero nada de esto es suficiente. YLa ideología federal de Salta exige la integración del Norte argentino como una unidad política y económica, al estilo que intentan los patagones. Es decir, una integración en torno a un programa común de desarrollo e integración que haga realidad la autonomía de la región en términos de economía productiva, trabajo decente, comercio local e internacional y gestión de los recursos naturales. Resulta casi grotesco asistir al Pacto de Mayo sin asegurarse de que el eventual acuerdo contenga garantías de federalismo, integración y desarrollo.

Salta presenta grandes déficits en infraestructura de transporte (ferrocarril, carretera), comunicaciones (conectividad), recursos hídricos y energía. Asumir que estas carencias serán cubiertas por la iniciativa privada en las actuales condiciones económico-financieras de la Región Norte es desconocer las reglas capitalistas que impulsan a las empresas ejecutoras de las obras. A todo ello se suma la notoria falta de transparencia y buena gestión de la que muchos prefieren no hablar para no causar malestar.

La defensa de determinadas normas (por ejemplo, las normas medioambientales –bosques, biodiversidad, aguas– o el empleo decente) no pueden verse únicamente como banderas de ambientalistas, sindicalistas o activistas sindicales. Estos estándares, en virtud del nuevo orden jurídico internacional de Derechos Fundamentales, son y serán de obligado cumplimiento para los países y actores económicos y sociales, y están bajo la supervisión de organismos internacionales que se esfuerzan por imponerlos como condición para el comercio exterior. , como bien lo explica Marcelo Elizondo.

En este sentido, se equivocan los compatriotas y familiares que sueñan con un capitalismo depredador y salvaje regido por el derecho romano.

 
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