Colombia es el país con mayor biodiversidad por kilómetro cuadrado, con 311 tipos de ecosistemas continentales y marinos. Dos océanos, tres cadenas montañosas, una impresionante fuente de agua, selva amazónica, llanuras, desiertos, páramos, bosques, parques naturales, rica fauna y flora y todos los climas del hemisferio. Y de esta abundancia surge una enorme variedad de ingredientes. Somos una despensa y un paraíso para el paladar.
Aquí no existe ningún plato nacional, somos el país de las mil cocinas. Ya sea en las bulliciosas ciudades o en los tranquilos pueblos rurales, la variedad de sabores y preparaciones es infinita. Colombia es un edén para cualquier cocinero y comensal del mundo.
Si bien hoy tenemos importantes reconocimientos gracias al trabajo de destacados chefs colombianos que brillan dentro de la élite culinaria mundial, esto no es suficiente ya que atrae un tipo de turismo que no le interesa conocer más allá de las capitales del país. También debemos dar apoyo, formación y visibilidad a los territorios y sus cocinas, de la misma manera que lo han hecho Perú y México con su cocina popular.
“Aquí no hay plato nacional, somos el país de las mil cocinas”.
Imaginemos un caldero al que sumamos el Estado, la academia, los productores, los proveedores, los agricultores, los cocineros, los pasteleros, los restaurantes, los empresarios, los mercados, las ferias, los portadores de la tradición, los hoteles y en general toda la cadena del sector. Sazonado por los comensales, por los colombianos, quienes deben saborear y sentirse orgullosos de nuestra cocina. Todos somos embajadores naturales de la gastronomía local.
Es necesario que las nuevas generaciones se enamoren de nuestros sabores para que sean también portavoces de nuestra tradición y riqueza culinaria. Disfrutar.
MARGARITA BERNAL
POR EL MOMENTO