Santiago del Estero sigue luchando por el federalismo actual – .

Por Emilio Javier Sialle.

El 27 de abril de 1820 Santiago del Estero declaró su autonomía como país federado de la República Argentina.

Todo relato es necesario para poder reflexionar y comprender los acontecimientos del proceso de autonomía de nuestro territorio.

En 1776, Estados Unidos declaró su independencia y en 1789 se produjo la Revolución Francesa. Estos hechos dejarían una huella en la ideología de muchos estudiosos, historiadores, políticos, soldados, religiosos y pensadores de todo el mundo llamados más tarde héroes.

En el aire de la aldea global se respiraban ideas de independencia, revolucionarias y de libertad.

Argentina estaba atravesando un proceso de cambio que inició un nuevo paradigma. Ante la revolución de 1810 y la independencia de 1816, nuestro país intentó restablecer vínculos con el Reino Unido (con el fin de fortalecer el comercio de forma más fluida) y comenzar a mirar hacia los horizontes franceses. Otro gran desafío fue generar un comercio fresco e independiente con los países centroamericanos.

En el plano político, el centralismo y el federalismo en nuestro país entraban en una etapa de no retorno. José Gervasio Artigas, marcaría un antes y un después, implementando y difundiendo un lineamiento federalista en todo el territorio. Su objetivo y misión era ni más ni menos que la autonomía de las provincias y ciudades de la nueva organización territorial que se estaba conformando.

En esos años nuestra provincia pertenecía a la gobernación de Salta del Tucumán, que dependía del Virreinato del Río de la Plata.

Luego de la revolución de mayo de 1810 se formaron las Provincias Unidas del Río de la Plata y en 1814 se reorganizó todo el territorio.

La gobernación de Salta del Tucumán quedó dividida en dos jurisdicciones. Uno de ellos fue la gobernación del municipio de San Miguel de Tucumán, al que pertenecía Santiago del Estero.

Juan Francisco Borges, seguidor de Artigas, adoptó su ejemplo y doctrina. Desde 1814 hasta su ejecución en 1817, buscó estratégica y perseverantemente la autonomía de Santiago del Estero (a pesar de la falta de recursos militares y alimentos).

Bernabé Aráoz, gobernador de Tucumán, no quería de ninguna manera la independencia de nuestro territorio. Molesto por el levantamiento y levantamiento de Borges, solicitó nuevas sanciones económicas para nuestra provincia y buscó el apoyo de Buenos Aires.

En el plano económico, nuestra región y sus grandes terratenientes sufrieron un aumento constante de impuestos y multas excesivas. La mano de obra era escasa, ya que muchos de los trabajadores del campo se habían marchado para unirse a los patricios y al ejército del norte. Se detuvieron los arados y las plantaciones. El trigo y los telares artesanales no podían llegar a las rutas habituales que se dirigían a los puertos para ser exportados. La presión fue incesante tanto desde Buenos Aires como desde Tucumán.

Demográficamente estábamos alejados de las zonas portuarias, sufríamos desventajas climáticas durante algunas estaciones del año y no disponíamos de medios adecuados para transportar recursos primarios.

Todo este letargo comercial, más las limitaciones impuestas por la nueva jurisdicción de Tucumán, generaron un inevitable caldo de cultivo entre ambas ciudades.

La idea de república de Araoz, a finales de 1819 y principios de 1820, generó una preocupación permanente no sólo en nuestra provincia, sino también en las provincias vecinas de Salta y Santa Fe.

En ese mismo año llegaría una delegación de Tucumán para convocar a elecciones. Estos fueron rechazados por gran parte de las regiones santiagueras que votaron en contra e impugnaron muchos votos.

Araoz quiso imponerse sin importar los resultados, convocando a diputados de su dirección íntima.

Sólo esto provocó la unión total de todo el pueblo santiagueño. Militares, trabajadores, terratenientes, etc. Todos juntos por una misma causa; la ansiada autonomía provincial.

Ya que el conflicto era inevitable y la provincia vecina no cedió con sus reclamos y posiciones. Se da un ultimátum que no tiene respuesta.

En marzo de 1820, Juan Felipe Ibarra fue designado al frente del ejército de Santiago del Estero, para marchar contra las fuerzas tucumanas lideradas por Echauri.

Estanislao López, y sus militares nos apoyarían desde Santa Fe.

El derrotado Araoz retiró sus tropas.

El 27 de abril de 1820 se declaró la autonomía provincial de Santiago del Estero. Un antes y un después en todos los aspectos políticos de la región. Lo ocurrido en nuestra provincia facilitaría y permitiría la autonomía de las provincias de La Rioja, Catamarca, San Luis y San Juan.

Araoz, en 1821, intentaría su última ofensiva, pero fue derrotado por Ibarra en Palmares. El 5 de junio de ese mismo año se firmó el Tratado de Vinara, dejando constancia en acta del alto el fuego total y de Tucumán, reconociendo definitivamente la autonomía de Santiago del Estero.

A 204 años de la declaración de autonomía provincial. Santiago del Estero sigue luchando por el federalismo actual.

“Han pasado 204 años de nuestra autonomía. Santiago de Estero es, sin duda, parte de la rica historia de Argentina.

Conforme pasa el tiempo, entendemos que el federalismo es esencial en una nación desarrollada y equitativa. No se pueden construir las bases sólidas de un país sin fortalecer los vínculos político-económicos que nos permitan seguir pasos correctos y ejemplares.

Ninguna distribución sesgada o impuesta podría mejorar las relaciones entre las provincias y/o ciudades de un estado.

Las generaciones actuales viajan al pasado con la lectura, para aprender de los éxitos y tratar de no cometer los mismos errores. El futuro espera, la vida te espera.

La cultura, las tradiciones y la familia son la esencia de quiénes somos como ciudadanos y seres humanos; y al mismo tiempo nos hace sentir orgullosos de ser santiagueños”.

Emilio Javier Sialle. Analista en Comercio Internacional. Director: Sialle& Asociados

 
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