Este servicio que opera bajo la órbita del Municipio de Victoria aplica montos excesivos que no se corresponden con el servicio prestado, somete a la actividad ganadera a una mayor carga fiscal que se suma a una pesada mochila de tasas e impuestos preexistentes y sólo intenta oxigenar las flacas arcas municipales, producto de malas administraciones donde la política no ha hecho ningún gesto de austeridad.
Debe quedar claro que esta ordenanza, más que definir un aumento de tarifa, termina siendo un impuesto oculto porque para cumplir con el término “tasa”, debería ir acompañado de una contraprestación, hecho que fácticamente no ocurre.
Por todo lo anterior, instamos al Poder Ejecutivo Municipal a vetar total o parcialmente la Ordenanza 4256, ya que, de ser promulgada, las consecuencias negativas impactarán fuertemente una de las principales actividades económicas del departamento.
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