San José Obrero, primer trabajador cristiano – La Senda – .

Sólo el hombre puede trabajar: los animales desarrollan la fuerza bruta, las máquinas dirigidas por el hombre producen ciertos objetos, pero sólo el hombre es capaz de trabajar con inteligencia y voluntad, y por tanto con libertad y amor. Un trabajo así, verdaderamente humano, no es un castigo ni un mal necesario sino un don de Dios. Y si se hace intentando hacerlo lo mejor posible y se lo ofrecemos a Dios adquiere un valor divino.

San José merece ser llamado el primer trabajador cristiano, por ser el primero en trabajar con Jesús y para Jesús.

Rafael, hace muchos años cantó una canción dedicada al trabajo que decía así: “El trabajo nace con la persona y se graba en su piel…”

Con el trabajo colaboramos en la obra creadora de Dios a través de nuestra inteligencia, es testimonio de la dignidad de la persona. Es una oportunidad para desarrollar la propia personalidad. Vínculo de unión con otros seres, fuente de recursos para sostener a la propia familia, medio para contribuir al mejoramiento de la sociedad en la que se vive, y al progreso de toda la humanidad.

Sabemos por nuestra cultura que ha habido y hay personas que, a través de su investigación, trabajo y esfuerzo, han contribuido al progreso de la sociedad en todas las ramas del conocimiento. Las ciencias, la astronomía, la gastronomía, la medicina. Hace relativamente poco tiempo, lleva el nombre del doctor que descubrió la anestesia epidural. Era oscense y se llamaba Pagés Miravé, falleció cuando regresaba de sus vacaciones con su mujer y sus cinco hijos, tenía sólo 37 años. En Huesca le han dedicado una calle y en Madrid también.

Fue destinado a la guerra de Marruecos, donde tuvo que intervenir a tantos soldados que puso en práctica un nuevo tipo de anestesia para acelerar sus efectos, y poder atender a un mayor número de heridos, siendo el reconocido descubridor de la anestesia. alrededor del mundo. anestesia metamérica que se llamó epidural.

En gastronomía, hace unos quince días vi la entrevista que le hicieron al dueño de Casa Lucio, que tiene un Restaurante en Madrid que lleva su nombre. Por él han pasado grandes figuras políticas como el presidente Clinton, los Reyes de España, escritores como Vargas Llosa…

A sus 90 años sigue en el restaurante porque dice tener la cabeza muy despejada. Es una muy buena persona, con un gran sentido del humor. Estaba acompañada de su hija y el entrevistador le pidió que escribiera una frase que dice su padre y ella escribió. Que su padre trabajó para hacer felices a los demás.

Cuando le preguntaron por su esposa, dijo que había muerto en “Covid”, lo cual había sido tremendo como todos sabemos. Que había sido una muy buena mujer que había sabido educar a sus tres hijos, inculcándoles el amor al trabajo, la honestidad y el ser educado y buena gente.

El trabajo para el cristiano, al haber sido asumido por Cristo, quien dedicó 30 años de su vida a realizar el trabajo de carpintero que le enseñó San José, es su medio de santificación al hacerlo lo mejor posible y ofrecerlo a Dios.

Si no somos autónomos y trabajamos en otro lugar y con otros compañeros, debemos ser justos, honestos, responsables, puntuales, educados y amables en nuestro trato, no generar envidias, ni pensar mal de los demás sólo por sospechas infundadas.

No debemos sorprendernos si nos cansamos, porque el trabajo, unos más que otros, requiere esfuerzo. No somos tan ingenuos como aquellos a quienes les dieron una pala y les preguntaron: “¿Dónde se conecta esto?”

Y para aquellos que no tienen empleo, debemos pedirle a Dios que mueva las conciencias de los políticos que son responsables de generar empleos. Porque el problema no es sólo que la persona no trabaja, sino que se expone a caer en el vicio del alcohol, las drogas…

Y para aquellos cuya ocupación no es precisamente el trabajo, ofrecemos a Dios lo que tenemos: limitaciones, sufrimiento físico o moral, a Dios todo lo de nosotros le interesa, lo que debemos hacer para nuestro beneficio es ofrecérselo con amor y con esto. también estamos haciendo lo mismo que con el trabajo, ganándonos el Cielo, que es en definitiva para lo que estamos en esta tierra.

Humor: Un desempleado entra en una agencia de colocación y pregunta: ¿Tienen algún trabajo para mí? ¿Estás interesado en ser jardinero? No, mira, lo que necesito es que me lo des.

Un inspector de sanidad le dice a un pastelero: te voy a denunciar, pero ¿por qué? Por vender armas de gitanos no vacunados.

Antonia Núñez (Valladolid)

 
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