La historia de La Diabla, la artista pionera del reguetón neuquino

La Diabla fue primero una canción. Solo más tarde ella, Melina Salvador, también lo fue. Quizás el orden de las cosas no fuera exactamente así. Quizás Melina ya era La Diabla, simplemente no lo sabía. O si. Quizás necesitaba verse en una carta para saberlo. Una carta suya, por supuesto.

“La Diabla” de La Diabla. ¿El primer reguetón de un artista patagónico? Podría ser. Melina Salvador nace y crece en la ciudad de Neuquén donde aún vive y donde piensa seguir estando el tiempo que sea necesario para (des)mostrar que el género urbano, en el sur, también existe.

Su historia, como casi todas las historias, comenzó en su habitación. Allí, frente a nadie, se grabó cantando temas de Tini, Emilia Mernes y otros artistas del género urbano que había conocido del menor de sus hermanos mayores. Su madre la recuerda cantando ABBA frente al televisor.

Hoy, a sus 24 años, Melina Salvador, La Diabla, tiene casi una veintena de canciones compuestas, de las cuales ya publicó dos con sus respectivos videoclips: “La Diabla”, estrenada hace un mes; y “Fina, mala”, publicado este jueves. El resto de canciones se irán lanzando a lo largo del año.

Se nace artista, pero sólo en parte. La otra parte ya está hecha. Cuando Melina se enteró, su vida cambió. “Siempre tuve pasión y amor por la música, pero era solo un hobby, no me atrevía a dedicarme a esto”, dice La Diabla, durante su encuentro virtual con Periódico RÍO NEGRO.

Su historia, como casi todas las historias de los últimos diez años, comenzó en las redes sociales, ese gran casting del siglo XXI como alguna vez lo definió Sole Macchi a este periódico. Fue entonces cuando se atrevió a darse a conocer. “Me grabé con mi celular, tenía 17 años, me daba vergüenza mostrarlo. Pero siempre me gustó. Me grabó y me escuchó, todos los días así. Hasta que quise que me escucharan. Se los mostré a mi familia hasta que un amigo me dijo por qué no lo publicó en Instagram. Me animé, pero con toda la vergüenza del mundo (risas), a la gente le gustó, comencé a recibir mensajes muy positivos, comencé a subir videos más seguido y así empezó”.

De casa a las redes y de las redes al estudio de grabación. Pero antes. Melina hizo covers, los subió a las redes y comenzó a pensar qué le decían sus seguidores, que cantaba hermoso y por qué no tomaba clases de canto para hacerlo aún mejor porque tenía talento. “Y dije ‘bueno, por qué no’ (risas). “Empecé a tomar clases de canto con Jorgelina Guarnieri y todo cambió”.

De todo lo que escuchó y cantó, Melina eligió “Dios sabe”, de Karol G, para darse a conocer. “No sabía que lo iba a subir, lo grabé, me salió muy natural, me gustó, se lo mandé a un amigo y me dijo que estaba lindo y que lo subiera. Lo subí y dije ¡ya está!

Neuquén está lleno de artistas muy talentosos y quiero demostrar que desde aquí es posible”.

Melina Salvador, El Diablo

A partir de ahí siguió subiendo vídeos a su Instagram mientras iniciaba sus clases de canto que le abrieron todo un mundo nuevo, por ejemplo el de la composición: “Ahí nació La Diabla”, diría después.
“Conocí a un amigo, un artista de la ciudad que componía sus propias canciones y me dijo que veía que yo podía escribir. Algo que nunca había hecho antes. Nos reunimos, me lanzó un par de métricas, algunas ideas y empezamos a escribir. “Yo ya estaba decidido a dedicarme a la música”.

Fue esa portada de Karol G la que definitivamente la convenció. Eso y sentir el cariño de la gente, el empujón que le llegó, el hecho de que tendrías que dedicarte a esto porque cantas muy bonito, eso le llegó fuerte y le dio el empujón definitivo para lanzarse.

La Diabla y el destino de ser artista

“Sentí que no estaba en mi lugar, que no me guiaba por lo que realmente quería”, confiesa Melina. “Terminé la secundaria y comencé a trabajar en la panadería de mi viejo, también era barbero, hacía muchas cosas. Y había algo dentro de mí que me decía ¡música, música, música! Creo que nadie puede escapar de su verdadero yo y el mío fue con la música”.

Melina buscaba su camino en la música, quería dedicarse, pero no sabía qué hacer. “No tenía idea de lo que era dedicarse realmente a la música”, confiesa. “Ella sabía lo que quería, pero no sabía cómo hacerlo. En el 2022 comencé con clases de canto y eso me llevó al máximo exponencial que logré artísticamente, que es el tema de mi carácter artístico, encontrar mi esencia artística y mi propio camino, haciendo mis propias canciones. Creo que ahí empezó todo, cuando comencé a escribir mis canciones”.

Jorgelina Guarnieri era muy importante para Melina. Pero todo cambió cuando encontró a Kandyel, su productor. Fue entonces cuando supo de qué se trataba cuando alguien quería hacer su música. Melina admite que tomar clases de canto fue como descubrir un mundo nuevo. “Tuve que aprender a respirar (risas) Es como nacer de nuevo. El tema del diafragma… No tenía idea, cantaba porque me gustaba y no aplicaba ninguna técnica, pero aprender a cantar me fue abriendo a un mundo nuevo, me encantó”.

Descubrir su potencial vocal fue un gran paso, pero descubrir que también podía escribir sus propias canciones fue un destello en el cielo. “Lo que más me impactó fue cuando comencé a componer. Más que nada porque el reguetón, como todo género urbano, necesita fluidez y es algo de lo que tampoco tenía mucha idea. Lo descubrí cuando conocí a mi productor musical. Ahí siento que nació La Diabla”.

“La Diabla” fue el primer sencillo del artista del mismo nombre grabado en febrero del año pasado.

Un día, hace aproximadamente un año, Melina entró al estudio Good Life Records en Neuquén y no volvió a salir: ese día nació La Diabla. Hasta entonces La Diabla no existía, ni como artista ni como canción. Melina estaba grabando una canción sin nombre. “Soñaba con ser cantante desde muy pequeña, siempre tuve ese sueño de tener un nombre artístico”, confiesa. Ella no quería ser Mel, no quería que la llamaran por ningún nombre real. Entre tantas Becky, Karol, Lali, ser Mel no parecía buena idea. “Cuando iba a grabar esa canción y conocí al productor se me ocurrió ponerle al tema La Diabla, todavía no era el diablo y eso me dio el empujón porque necesitaba decidir ya mismo mi nombre artístico y no No sé por qué ni cómo resultó. El Diablo La diabla es algo muy común en el reggaetón y pensé que ya se usaba, comencé a buscar y no había nadie. Bueno, soy La Diabla”.

Ha pasado un año desde que decidió ser La Diabla y en ese tiempo escribió, produjo y grabó diecisiete canciones, entre ellas “Fina, mala” y la que le dio su nombre artístico. “Estuvimos casi un año encerrados con mi productor haciendo música. Tenía sólo dos canciones, no podía salir solo con eso. Fue un año de producción y composición”, dice La Diabla.

¿Cuándo y cómo ocurrió todo y en tan poco tiempo? “La vida misma me estaba mostrando el camino”, dice reflexivamente. El tiempo me guió poco a poco, un poco de intuición también. Mi familia, que cree en lo que hago y me apoya, eso es fundamental. Con lo que tenía en ese momento me amplié más y crecí cada día un poquito”.

No fue hace mucho que él estaba en su habitación cantando sólo para ella misma. Después de prestar su talento a diferentes bandas que le permitieron cantar en vivo canciones de otros, ahora le toca ser ella cantando su música. “Fue poco a poco y con la gente que conocí”, destaca. “Mi profesora de canto, mi productor, con quien aprendí a grabar. Tenemos una química musical increíble con él, le encanta el reguetón tanto como a mí. Aprendí mucho a trabajar en mis flows, mis letras, a veces escribimos juntos. Él me enseñó a ponerme frente al micrófono”.
Dice estar orgullosa de poder mirar hacia atrás y ver todo lo que ha logrado hasta la fecha. Me encanta esto y quiero ser mejor cada día, me encanta el hecho de que me considero un artista completo”.


Ficha técnica de los videoclips

“El diablo”: Melina Salvador (La Diabla) y segundas voces Jorgelina Guarnieri.
Fue grabado el 2 de febrero de 2023 en Good Life Récords Neuquén. Productor musical: Kandyel. Videoclip: Mariano Dawidson.

“Bien, mal”: Participación Melina Salvador (La Diabla). Letra e Idea Original – Melina Salvador. Productor musical: Kandyel. Fue grabado el 28 de febrero de 2024 en Good Life Récords Neuquén. Videoclip: Mariano Dawidson

 
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