Celia Sánchez Manduley, sencillez, heroísmo y eficacia revolucionaria › Cuba › Granma – .

Celia Sánchez Manduley, sencillez, heroísmo y eficacia revolucionaria › Cuba › Granma – .
Celia Sánchez Manduley, sencillez, heroísmo y eficacia revolucionaria › Cuba › Granma – .
Celia Sánchez fue una de las heroínas de la Revolución y combatiente en la Sierra Maestra. Foto: Archivo Granma

Su nombre ya era leyenda, pero llevó al plano humano el principio martiano de que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz, y hablar con ella le transmitía el sentimiento de confianza de decirle siempre la verdad y el convencimiento de saber que su mirada penetrante rechazaría cualquier mentira.

Quienes conocieron a Celia Sánchez Manduley en sus visitas casi diarias al diario Granma, cuando terminaba sus largas jornadas de trabajo a altas horas de la noche, quedaron impresionados por su sencillez, su trato afable y la rapidez con la que podía verificar cualquier información para poder la exactitud del diario.

Su llegada no sorprendió a los habituales madrugadores del periódico, ya que el espacio para aparcar el pequeño todoterreno, que ella misma conducía sin escolta, siempre estaba vacío esperándola. Saludó alegremente a todos y su imagen sencilla, con alpargatas blancas, transmitía confianza en la victoria.

Por suerte para Cuba, Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley nació hace 104 años en Media Luna, Manzanillo, el 9 de mayo de 1920.

Si no fuera por la red clandestina creada por ella, con campesinos de la Sierra Maestra, desde los días previos al desembarco del Granma en 1956, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz no habría podido llegar a Cinco Palmas y la historia, tal vez, hubiera sido otro.

Fueron los campesinos reclutados por Celia, liderados por Crescencio Pérez y su hermano Mongo, quienes permitieron reagrupar a los expedicionarios del Granma que sobrevivieron a los sucesos de Alegría de Pío.

Mucho antes, si no fuera por su temperamento patriótico y rebelde, aprendido en la cuna por el ejemplo de sus padres, el busto de José Martí no hubiera estado el 21 de mayo de 1953 en la cima del Pico Turquino, donde Celia y su padre, con la escultora Jilma Madera, lo llevaban a lomos de mula.

Si no hubiera sido por su valentía, Celia no habría sobrevivido a la muerte cuando fue sorprendida en una cafetería de Campechuela, donde iba a contactar con otro combatiente, por los soldados de la dictadura de Batista que la buscaban para asesinarla.

Les dijo a sus captores: “Voy a comprar una caja de chicles” y según su propio relato “fui al escaparate y comencé una carrera. Había una acera muy alta y ahí mismo salté y comencé a correr. Luego se arrastraría por un campo lleno de marabú que le dejó el cuerpo lleno de espinas y fiebre alta esa noche, pero sobrevivió.

Con ella, la cubana tuvo a su primera combatiente en el incipiente grupo guerrillero de la Sierra Maestra. Luchó en el Uvero, el 28 de mayo de 1957, con su fusil M-1, como integrante de la Columna 1 José Martí del Ejército Rebelde, y a su ejemplo le debemos, en gran medida, la creación de la Mariana. pelotón de mujeres. Grajales, establecida el 4 de septiembre de 1958, luego de una reunión de siete horas entre Fidel y su Estado Mayor.

Heroína de la Sierra y el Llano, en los momentos más difíciles de la guerrilla liderada por Fidel Castro, en febrero de 1957 Celia marchó a su encuentro en compañía de Frank País, Faustino Pérez y otros miembros de la Dirección Nacional del Movimiento 26. Julio para coordinar el apoyo de las bases y guiar al periodista del New York Times, Herbert Matthews, a entrevistar a Fidel. La publicación de esa entrevista destruiría la propaganda de Batista basada en la supuesta muerte de Fidel. A finales de abril Celia volvería a escalar la Sierra guiando al periodista estadounidense Bob Taber.

Al referirse a la importancia de aquellos hechos, el propio Fidel afirmó: “Celia Sánchez fue la primera que estableció contacto entre nosotros y el Movimiento, la primera que nos envió los primeros recursos, el primer dinero que nos llegó en la Sierra”. . Después de haber cumplido esas y otras misiones, Celia regresó a la Sierra Maestra en octubre de 1957, y permaneció en el Comando Rebelde hasta el triunfo de la Revolución.

Siempre junto a Fidel y bajo su dirección inmediata, asumió la importantísima función de organizar la logística rebelde: armas, proyectiles, alimentos, ropa, medicinas y otros elementos necesarios para el combate y la subsistencia en las duras condiciones de la montaña. Pronto se convirtió en coordinadora y ejecutora de todo el trabajo de retaguardia en el territorio guerrillero. Sin Celia tampoco se habría conservado la historia de aquellos momentos gloriosos, pues su mochila fue el embrión de la Oficina de Asuntos Históricos.

Con la victoria del 1 de enero de 1959, Celia se convirtió en heroína de la paz y, siempre al lado de Fidel, desarrolló una labor silenciosa y crucial, sin escatimar energías hasta su último aliento. El 24 de marzo de 1962 fue nombrada Secretaria de la Presidencia. En octubre de 1965, cuando se estableció el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, ella fue una de sus miembros y permaneció como tal hasta su muerte. En 1976 se convirtió en Secretaria del Consejo de Estado.

La huella de su sensibilidad y pasión por los detalles que caracterizan una obra bien hecha está por toda la Isla, en el Palacio de Convenciones, el Parque Lenin, en la Escuela Lenin, el Palacio Central de Pioneros Ernesto Che Guevara, en la Ciudad de Pioneros de Tarará, el Hospital Ortopédico Frank País, en la heladería Coppelia, el Museo de la Clandestinidad, en la Comandancia General de La Plata y muchos otros lugares.

Celia murió a los 60 años a causa de un cáncer de pulmón. Armando Hart Dávalos en su funeral el 11 de enero de 1980 resumió magistralmente a su gran amiga y compañera cuando dijo: “La dulzura, el cariño, el cariño, la alegría de vivir se integran en el carácter de Celia, con las más rigurosas exigencias”. en los principios y en el trabajo revolucionario. Esta combinación de exigencia y sentido humano al enfrentar cada problema es una lección formidable para nuestro trabajo de hoy y de mañana. Esta es una de las principales lecciones que nos ha dejado y que debemos aplicar. Celia era como la justicia: humana y exigente. Por eso, el recuerdo de ella nos da la imagen de lo justo.

 
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