Susana Bonanata se siente mal. Ella acaba de recibir su medicación. Después de 14 días de tener paralizado su tratamiento contra el cáncer, y la suspensión de los medicamentos le provocó malestares que había superado. Lo peor será manejar su angustia. Porque los recursos llegaron tras la presentación de un amparo judicial, el cual tramitó para que el Instituto Provincial de Seguros Médicos (Ipross) se los entregara. Pero esas pastillas no durarán para siempre. «¿Y el mes que viene? ¿Tendré que volver al juzgado para que me los entreguen nuevamente? se preguntó a sí misma, avergonzada.
Como médica laboral, sabe de lo que habla cuando dice que «Un tratamiento así no es un tratamiento. Sin continuidad es inútil. Además, lo experimenta en carne propia. Porque ninguna de las actividades que intenta mantener, a sus 72 años, resiste la tortura de su leucemia mieloide crónica, que pasa factura.
«Tengo dos hijas, dos nietas y trabajo en la Fundación Médica Cipolletti. Puse todo en él, pero “Este cáncer dolería menos si Ipross cumpliera y garantizara la cobertura”. dijo ella, angustiada.
Hoy integra al grupo de familiares y pacientes de esta obra social (que es lo que reciben todos los que trabajan para el Estado rionegrino). Con ellos decidió hacer públicos los retrasos e incumplimientos sufridos, tanto en la entrega de medicamentos como de insumos. Estos retrasos son de hasta 8 meses, y ponen en riesgo la continuidad de sus terapias, e incluso sus vidas.
«La medicación oncológica es fundamental. Pero hay muchos otros incumplimientos y fallos en la cobertura. Por ejemplo, los porcentajes de los que son responsables. Hay remedios que cubren sólo el 8,5%, y son analgésicos que como paciente crónico hay que tomar. para aliviar las molestias”, explicó.
Vale recordar que hace días Ipross admitió las deficiencias que tiene con sus beneficios. Reconoció que “la mayor parte del desabasto surge por la poca frecuencia de medicamentos, los cuales deben tramitarse a través de un expediente individual. Y el instituto tiene dificultades para obtener cotizaciones, lo que genera retrasos en las entregas por parte de las farmacias, lo que al final puede que no lo tengan en stock».
Mientras tanto Las quejas por incumplimiento están aumentando. «Hoy los diputados que pueden están judicializando sus reclamaciones, o haciéndolas públicas, para ver si hay reacción. Pero es insostenible comportarse así. Tener una cobertura digna es un derecho» finalizó la mujer, avergonzada.
