Los casos de inseguridad siguen ganando terreno en el centro fundador con golpes cada vez más rentables para los delincuentes. Independientemente del tipo de modalidad que se aplique, la Ciudad se ha convertido en un jardín para las pretensiones de motochorros, sinvergüenzas y matones especializados en generar atmósferas de terror durante los atentados que cometen.
Así lo demuestran los casos ocurridos en los últimos días, la mayoría cometidos en un radio no mayor a diez cuadras.
Entre ellos se encuentran el ingreso a un médico en la calle 15 entre 64 y 65, de donde los delincuentes huyeron con 20 mil dólares y 200 mil dólares.
A este episodio se suma lo ocurrido en las últimas horas en un establecimiento gastronómico ubicado en diagonal 74 y 28, del cual fueron sustraídas máquinas y mercancías.
También hay que sumar la situación que vienen padeciendo los vecinos de 25 y 66, y alrededores del Parque Castelli, quienes afirman que se ha incrementado el número de episodios de inseguridad a manos de motochorros.
Esta preocupante situación se ha agravado en las últimas horas con un nuevo episodio delictivo.
En esta ocasión, una docente, cuyo domicilio se ubica a pocas cuadras de la Plaza Yrigoyen, terminó sumida en la desesperación tras descubrir que su casa había sido completamente asaltada.
Para tener una dimensión del robo, basta señalar que se llevaron un tanque de agua caliente. Además de dar una dimensión del botín que se llevaron, este elemento refleja de alguna manera lo bien aceitado que está el método que aplica esta banda a la hora de llevar a cabo un robo.
Estos hechos se caracterizan por cometerse durante el día, cuando las víctimas se encuentran realizando sus ocupaciones diarias o cumpliendo algún compromiso.
Cualquiera de estas actividades requiere al menos dos horas de atención, justo el tiempo promedio que parecen necesitar para ingresar a una propiedad y causar estragos.
Este fue el escenario que se le presentó ayer a un profesional de la educación, quien se sumó a la extensa lista de víctimas de hechos delictivos que vienen sucediendo en la Región.
Según fuentes policiales, ayer por la tarde un grupo de delincuentes ingresó a una casa ubicada en 22 entre 58 y 59, luego de forzar la cerradura de la puerta que da a la calle.
Una vez que tuvieron acceso a las habitaciones, comenzaron a hurgar entre las pertenencias de la educadora. Todo ocurrió mientras la víctima se encontraba afuera de su domicilio, disfrutando de una caminata.
En concreto, se llevaron dos televisores, un ordenador portátil, una cortadora de césped, un termo eléctrico, una bicicleta de 29 ruedas y unas zapatillas.
Alrededor de las 6 de la tarde, cuando la dueña regresó a su casa, se encontró con el desastre. En medio del desorden, avanzó como pudo por el lugar, realizando la difícil tarea de dar cuenta de las pérdidas.
