«Cuando los Hermanos de la Venerable Orden Tercera se hicieron cargo del ilustre muerto, lo llevaron a enterrar al convento de las Trinitarias. No pusieron nombre ni lápida, quizás por humildad, probablemente porque ya no lo necesitaban. Gloria y Fama sostendrían desde aquel momento, y para siempre, mientras exista la lengua española, el nombre de Miguel de Cervantes.
Así concluye El soldado que nos enseñó a hablar, la biografía ficticia escrita por la escritora española María Teresa León, y que fue publicada en Cuba por Editorial Gente Nueva, como homenaje al primer y más grande novelista español de todos los tiempos, autor de El Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, en el 400 aniversario de la aparición, en 1605, de la primera parte de la obra.
El Soldado… recrea la existencia de un ser al que se le debe mucho, tanto por las esencias filantrópicas abordadas en su portentosa novela –a las que siempre debe aspirar el hombre de bien–; así como honrar nuestra lengua, posesión identitaria que nos es inherente. El 23 de abril de 1616 Cervantes, fallecido el día anterior, sería enterrado en Madrid. En su honor, y como para dar fe de que su muerte fue objeto de burla durante la eternidad, en esta fecha se celebra el Día de la Lengua Española.
¿Seremos plenamente conscientes de la responsabilidad que tenemos hacia el idioma que hablamos, en el que pensamos y sentimos? Esta hora te invita a valorarla.
«Cada uno de nosotros tiene que ser consciente de ese patrimonio que nos pertenece individualmente, que es el de la lengua que utilizamos, pero que al mismo tiempo es un patrimonio compartido con los demás. Residimos en la lengua que hablamos, pero gracias a ella podemos convivir con todos los demás y en el caso del español con nada más y nada menos que 500 millones de personas”, explicó Darío Villanueva, director en 2016 de la Real Academia Española. en entrevista con Granma.
En la ocasión, el profesor declaró que se siente triste al ver personas que no saben expresarse “porque están privadas de una de las cosas más hermosas, más útiles y más efectivas que existe, que es el lenguaje”, y insistió en que un individuo que no tiene dominio de su lengua, está desarmado ante las situaciones de la vida; incluso, personalmente, limitado a la hora de comunicar sus sentimientos.
La humanidad vive momentos de desgracia. La necedad, que nunca debería vencer, a menudo se impone. Es necesario un replanteamiento constante para paliar el triste escenario que se impone, tan alejado del amor defendido por Don Quijote, ejemplo de honestidad y valentía. El lenguaje es ese apoyo que nos permite razonar, convencer y convocar para lograrlo.
Lezama resumió que “lo más valioso de la lengua es el destino afortunado de su uso”, y Cervantes recreó, en los códigos castellanos, una de las más altas cualidades: la del sentido de la justicia. Que el Don Quijote que admiramos avive también nuestra integridad. Ser quijotes hoy es conservar la cordura.
